

Una rebaja significativa en las estimaciones iniciales, que se acercaban al centenar, se produjo tras confirmarse que un grupo de 28 turistas de Kerala, reportados como ilocalizables, fueron hallados a salvo, aunque permanecen aislados a la espera de ser evacuados. Con esta actualización, las cifras oficiales más recientes sitúan el número de personas cuyo paradero aún se desconoce en un rango de 50 a 70. Mientras la lucha contra el terreno continúa, la causa del desastre está siendo reevaluada. La teoría inicial de una «explosión de nube» (lluvias torrenciales) ha sido cuestionada por el propio Departamento Meteorológico de la India (IMD), que confirmó precipitaciones mínimas. Ahora, los expertos de la Autoridad Nacional de Gestión de Desastres (NDMA) señalan como hipótesis más probable un Desborde Violento de Lago Glaciar (GLOF), un fenómeno súbito y mucho más destructivo. Esta teoría se ve reforzada por la similitud con un desastre similar ocurrido en 2021 en la misma región y por imágenes satelitales que muestran lagos glaciares de alto riesgo sobre Dharali, la localidad más afectada. Dharali era un punto clave en la ruta de peregrinación hindú de Char Dham, lo que explica la diversa procedencia de las víctimas. Entre los desaparecidos se cuentan 11 militares de un campamento cercano, 16 turistas del estado de Maharashtra y varios trabajadores locales. La crisis para las autoridades de Uttarakhand se agrava por un segundo frente en el distrito de Pauri Garhwal, donde las intensas lluvias del monzón, según las autoridades, han causado inundaciones y deslizamientos con un saldo de dos muertos y otros cinco desaparecidos. Este desastre se enmarca en un patrón de catástrofes recurrentes que evidencian la vulnerabilidad sistémica de Uttarakhand. Expertos han señalado eventos como este, las devastadoras inundaciones de Kedarnath en 2013, que dejaron miles de muertos, y del GLOF de Chamoli en 2021, como evidencia de esa fragilidad.










