Madrid, 18 jun (EFE).- El nuevo galardón del renacido Premio EFE, que en esta edición reconoce la labor informativa de la Delegación de EFE en Valencia en su cobertura de la dana, es obra de la artista María de Frutos, y reúne un simbolismo que conecta con la propia esencia de la agencia.
“Todo su pasado está reunido en esta pieza, desde su logotipo antiguo hasta los teletipos. Creo que es pura sencillez. No hay mucho más”, dice la escultora a EFE.
El Premio EFE es un galardón que estuvo vigente entre 1977 y 1983, instituido por la Agencia durante la presidencia de Luis María Anson, y fue el precursor de los actuales Premios Internacionales Rey de España de Periodismo. Esta tarde se vuelve a entregar junto a esos galardones en un acto que presiden los reyes.
Este año ha reconocido el periodismo de entrega y servicio público de la delegación de EFE en Valencia, cuyo equipo se volcó en la cobertura de la dana ocurrida el pasado 29 de octubre.
La escultura del premio, según explica su creadora, se inspira en un antiguo logotipo de la agencia que representaba cintas de teletipos envolviendo la palabra EFE y simboliza el flujo de noticias diario entre 110 países y 180 ciudades del mundo, «la envergadura -recalca- de una agencia internacional”.
“El desarrollo de toda la cinta era muy importante porque representaba la trayectoria de EFE. Partí de una referencia estética, un logo de los años 70, y mi cerebro rápidamente lo proyectó en 3D”, cuenta.
El diseño es de bronce, un material que le encanta y que también utiliza en el Premio Saliou Traoré -galardón que lleva el nombre del veterano corresponsal senegalés de EFE fallecido el 13 de octubre de 2018 en Dakar-. E incorpora referencias a la planimetría de los teletipos, una elección que enriqueció el proceso artístico.
La artista reconoce que la complejidad técnica ha sido notable y que es el premio «más difícil» que ha elaborado.
“Quiero que la gente rodee la obra para percibirla completamente. Los huecos forman parte de la escultura”, asegura y añade que lo que busca es que el espectador se mueva, observe desde todos los ángulos y descubra cómo cambia con la luz.
Aunque María de Frutos viene del mundo de la joyería, donde tiene una larga trayectoria, la escultura le permite ampliar el juego volumétrico. «Puedes abarcar las cuatro visiones: planta, trasera, laterales e incluso superior e inferior. El recorrido es más dinámico e intenso que el de una joya”, explica.
En su opinión, un collar rara vez se contempla desde atrás, mientras que una escultura necesita ser rodeada para entenderse completamente.
Cuando se le pregunta qué espera que sientan los premiados al recibir su obra, su respuesta es rotunda: “Que piensen en ellos, en todo lo que han trabajado, que por algo se lo llevan y se lo merecen. Sobre todo, mis felicitaciones”, dice.
Pese a ser defensora del trabajo manual, no desdeña la tecnología y de hecho esta obra es la primera en la que incorpora tecnología digital. Así, para no dañar la pieza original, la escaneó en tres dimensiones, lo que le permitió dividirla por partes y soldarla sin comprometer su integridad.
En cuanto al equilibrio entre arte y funcionalidad, afirma que depende de lo que requiera y de lo que le apetezca.
“Como diseñadora, tengo el lujo de crear tendencia. Si creo que un busto merece un cuenco, lo hago”. En este caso concreto, «tuve la suerte de manejar un volumen exquisito, porque el premio lo entrega alguien muy reconocido y debe tener la importancia suficiente”, apunta a EFE.
Formada en artes plásticas, diseño de joyería artística, escultura de piedra, madera y metal, María de Frutos es primer Premio extraordinario a las Artes Plásticas de la Comunidad de Madrid, Premio Nacional de Artes Plásticas y Premio Aurelio Blanco de Joyería.
Tras estudiar escultura, incorporó todos los conocimientos y técnicas de esta disciplina a la joyería. Todas sus obras están diseñadas y fabricadas de forma artesanal y poseen un carácter escultórico que hace de su trabajo algo singular.
Tiene debilidad por los collares, por dos razones: dispone de más espacio (el escote) y puede generar volúmenes más grandes que cobren más importancia que el vestuario que los acompaña.
