Mataró (Barcelona), 7 mar (EFE).- En apenas seis meses, de febrero a agosto de 2024, María de Valdés (Fuengirola -Málaga- 1998) pasó prácticamente del anonimato al subcampeonato mundial de los 10k de aguas abiertas, a clasificarse para los Juegos de París y a traumatizarse con aquella carrera en el Sena en la que acabó decimoséptima, porque, según reconoce, “a nadie le preparan para ganar una medalla olímpica”.
En una entrevista con la Agencia EFE, De Valdés admite que tras su gran Mundial estaba “muy motivada” y la opinión pública “también esperaba” mucho de ella, y que eso acabó jugando en su contra.
La presión de ser una de las favoritas en París 2024
“Ya ir a unos Juegos es muy complicado y ganar medallas es algo fuera de lugar. Como fui subcampeona del Mundo, se puede pensar que vas a estar ahí (en el podio) y eso no significa que vaya a conseguir medallas”, ha reflexionado.
Y claro, tampoco estaba acostumbrada a la exposición mediática que le venía encima. “No nos preparan para conseguir una medalla y que sea el ‘boom’ para ti, es difícil de llevar. De hecho, llegué a un momento en el que no podía hacer entrevistas porque me bajaba la tensión y me desmayaba”, ha insistido.
“Entré en un bucle, en un bucle malo, era una rueda continua que no sabía gestionar y me costó mucho trabajo”, ha explicado De Valdés, quien recuerda que nadar aquella prueba en un río (el Sena) no le benefició en absoluto, pese a la gran preparación que realizó para llegar hasta allí.
El regreso a casa
Tras los Juegos y durante sus vacaciones, la nadadora decidió mover ficha y, después de un periodo de reflexión y de acuerdo con su entrenador Jesús de la Fuentes, abandonó el club en el que se había entrenado en los últimos siete años (el Liceo en A Coruña), para volver a casa, a Málaga, porque “echaba de menos el calorcillo del sur” y también a los suyos.
“Las etapas igual que empiezan, acaban. Y después de todo el tema personal, con el fallecimiento de mi padre (meses antes de su subcampeonato en Doha) y demás, es cuando me planteé irme a Málaga”, recuerda.
Allí se ha integrado en el grupo nacional de Aguas Abiertas que dirige Xavi Casademont y comparte entrenamientos con especialistas como Carlos Garach, Paula Otero y Ángela Martínez.
“¿Qué cuánto me ha cambiado la vida en el último año desde que gané aquella plata en Doha y fui a unos Juegos? Sigo siendo la misma María habiéndome clasificado para los Juegos o teniendo una medalla de plata. Me ha cambiado a nivel personal, obviamente. La pérdida de mi padre para mí fue la prueba más dura de mi vida y lo recuerdo cada día”, ha dicho.
Un intenso trabajo con su terapeuta
Por eso trabaja con una terapeuta, con días mejores y otros no tan buenos. “Poco a poco voy evolucionando y mejorando. Al final con toda la gente, con mi grupo de entrenamiento, mi familia, mis amigos y todo, pues voy saliendo adelante”, ha insistido.
“Aquella carrera de Doha fue la mejor de mi vida, saqué fuerzas de donde no las tenía, fue una carrera que iba con rabia, con coraje y tenía ganas de hacerla porque creo que esa carrera se la tenía que dedicar a alguien, y esa persona estaba ahí arriba”, ha recalcado.
Una carrera que había visualizado antes con su terapeuta y en la que pasó por diferentes fases: “Pude evadirme un poco, canté canciones, pensé en lo que iba a hacer después de la carrera, me centré en situaciones de la carrera… Son pequeñas motivaciones, porque sabes que durante horas aparecen cosas negativas y seguramente en más de la mitad de pruebas he pensado en cosas más negativas que positivas”.
Y en lo negativo, María de Valdés pone de ejemplo las supersticiones que le persiguen. “No son buenas para el deporte, porque como te falle algo, te descuadra un poco”, asegura la malagueña, quien admite que es “súper cuadriculada” y que lo pasa “realmente mal” cuando algo se sale de su norma.
Fuera del agua, la nadadora malagueña comenta que estudió el curso pasado psicología en la UCAM, pero este año lo ha dejado un poco de lado, porque no se veía preparada.
“Estos meses me he dedicado a sacarme el carnet de conducir y hacer inglés, que son dos cosas fundamentales para el futuro y para el día a día. Lo tenía que haber hecho antes, pero lo he ido dejando, porque antes quería probar mi nueva dinámica y no agobiarme con lo que tengo”, ha explicado.
A De Valdés no le gusta leer mucho, pero sí ve series y escuchar mucha música. “Ahora estoy viendo la serie de (la cantante) Aitana (‘Metamorfosis’) y me está llamando mucho la atención, es una serie que recomiendo, porque está hablando el tema tabú de la psicología y está bastante abierta en explicarlo. Los miedos que está teniendo y cómo fue el ‘boom’ de no ser nadie a ser famosa”, ha dicho.
Al respecto admite que se siente “totalmente identificada” con lo que explica Aitana en la docuserie. “Creo que va a servir a que la gente recapacite sobre todo ello”, ha explicado la malagueña, quien admite que, a veces, le viene a la cabeza qué hará cuando deje de nadar.
“Lo he trabajado con la psicóloga porque a los deportistas no nos preparan para salir al mundo laboral”, reflexiona De Valdés, que ve “muy complicado” dejar el deporte en el que te has implicado desde siempre, al que has dedicado tantas horas y que al final te plantea siempre la misma pregunta: “¿Y ahora qué hago?”.
“Es un tema que me da un poco de respeto y me da mucho miedo el afrontar el día a día en un futuro, pero ahora mismo quiero centrarme en este año, a ver cómo salen las cosas”, resume la nadadora andaluza.
Francisco Ávila