Eva Batalla
València, 16 abr (EFE).- El director de orquesta británico Mark Elder abrirá su nueva etapa al frente de la dirección musical del Palau de Les Arts de València con ‘Luisa Miller’ de Verdi, el “gran maestro” por su calidad humana, y lo hace como una “declaración de intenciones” y una “preparación de la partitura” de su proyecto en el coliseo valenciano.
Elder (Hexham, Reino Unido, 1947) se pondrá al frente de la Orquestra de la Comunitat Valenciana (OCV) el próximo 1 de septiembre -como sucesor del neoyorquino James Gaffigan- hasta la temporada 2028-2029, coincidiendo con la vigésima temporada artística de Les Arts, y sus compromisos incluyen dos títulos de ópera y tres programas sinfónicos.
El director británico, que tiene el título de Sir, consolida la relación que inició en 2022 con la OCV, con los exitosos conciertos de obras de Stravinski, Strauss y Mahler, en los que tuvo la sensación de que juntos “podían hacer música hermosa”, según señala en una entrevista con EFE.
Por ello, cuando el director artístico de Les Arts, Jesús Iglesias Noriega, le propuso la dirección musical del coliseo no dudó en aceptar el reto, tras veinticinco años al frente la orquesta Hallé de Manchester. “Pensé que el sol y este hermoso lugar para dirigir dos óperas y tres conciertos al año podía ser hermoso”, asegura.
Seguir “coleccionando” buenos cantantes

Destaca de Les Arts que mantiene una tradición de “atraer siempre a buenos cantantes”. “Es como un coleccionista de grandes cantantes y esto es muy importante para mí, para establecernos como líderes” en dicha atracción, añade.
Elder rehúsa decantarse por una preferencia entre la dirección operística y la sinfónica, sino por encontrar “un equilibrio” entre ambas. Recuerda que en su juventud, cuando empezó a dirigir, se dedicaba mucho a la ópera y a pocas sinfonías, que en las últimas décadas ha ido incluyendo en su repertorio.
“Un año sin dirigir una ópera es una suerte de travesía por el desierto, así que mi sueño es encontrar el equilibrio adecuado”, asevera.
El director británico, el segundo de seis hermanos, recuerda que a su padre, dentista de profesión, “no le interesaban las artes” y le costó entender que su hijo quisiera ser músico.
“Él quería que yo fuera sacerdote”, recuerda. A su madre, sin embargo, “le encantaba el arte y la música” y desde muy joven vio que él “tenía un don, que tenía la música dentro”.
La idea de que se metiera en el coro de la catedral de Canterbury le gustó a su madre por el arte y convenció a su padre por la parte religiosa, pero “a pesar de ello mi padre nunca entendió que yo pudiera ser músico”, señala. Y fue su llegada a la universidad, al Corpus Christi College en Cambridge, la que decidió su futuro.
La música en la escuela
Elder defiende la importancia de “enseñar la música con profundidad desde la niñez”, una materia que debería formar parte de la escuela primaria, con un papel “muy inspirador” para la formación de futuras nuevas generaciones de músicos.
Considera que los políticos deben comprometerse a invertir en que la música “esté presente” en la vida de los más jóvenes y “cuidar” a las nuevas generaciones.
La ausencia de esta apuesta lleva a los músicos profesionales, como es su caso, a cubrir este papel, “enseñando a jóvenes, dirigiéndoles, dando clases magistrales, animándoles”.
El director aboga por despertar la imaginación de un niño “antes de que otras cosas vengan a distraerlos” y concebir la música como la enseñanza “de otro idioma”, ya que una vez se ha aprendido “se queda para siempre”.