Martín Oesterheld: Es muy fácil ser negacionista cuando no perdiste a nadie

El nieto del creador de "El Eternauta", Martín Oesterheld. EFE/ Juan Ignacio Roncoroni

Madrid, 25 jun (EFE).- El nieto del creador de ‘El Eternauta’, Martín Oesterheld, afirma que en Argentina la novela gráfica de su abuelo (Héctor Oesterheld) «se atesora» de padres a hijos, y sobre su secuestro y desaparición en 1977, durante la dictadura militar, envía un mensaje al Gobierno de Milei: «Es muy fácil ser negacionista cuando no perdiste a nadie».

En una entrevista con EFE este miércoles para presentar la última reedición de ‘El Eternauta’, de Planeta Cómic, que recupera la práctica totalidad de los originales gracias a un coleccionista italiano y restaura al menos 30 páginas que faltaban manteniendo la pluma impecable, el diseño y el estilo del original (editado entre 1957 y 1959), Oesterheld también se refiere a la serie, de la que es consultor artístico, con producción de Netflix y que es un éxito a nivel global, también en España.

Y es que ‘El Eternauta’, dice Oesterheld, es «el relato del sobreviviente de una guerra, y eso siempre abre una referencia política y en Argentina la ha tenido durante muchos años, relacionado sobre todo con el mundo de los desaparecidos».

En concreto, sobre las desapariciones en su familia (su abuelo y nueve miembros más), Oesterheld insiste en que «el problema» del actual discurso negacionista del Gobierno es la falta de contacto con lo real y con lo histórico: «Lo que buscan es no tener contacto con la historia y ahí pierde sentido la política y la cultura, y se ven amenazados por la cultura».

La novela gráfica original es una historia clásica de ciencia ficción creada por los argentinos Héctor Oesterheld y Francisco Solano que sitúa la trama en Buenos Aires en 1957. Mientras juegan a las cartas en una típica noche bonaerense, cuatro amigos escuchan una inquietante noticia en la radio: una prueba nuclear en el Océano Pacífico habría dejado material radiactivo en el aire que sería arrastrado por el viento hacia Sudamérica.

Segundos después una nevada fluorescente comienza a caer en la ciudad y sus alrededores, matando todo lo que toca: ¿Es el principio de la anarquía y la violencia o una invasión alienígena?.

Una historia de culto, también en las escuelas

La obra, que ha influenciado a más de cinco generaciones de lectores de todo el mundo, se reedita ahora de manera revisada, corregida y definitiva siguiendo las directrices de los herederos del creador con el fin de optimizar la calidad visual y la continuidad gráfica.

Oesterheld subraya el prestigio de la obra en el mundo de la narrativa y del cómic y cada vez es mayor el interés por esta historia que tiene dos hemisferios: libro y serie, «dos cosas complementarias, pero diferentes».

De hecho y desde hace unos años se lee y se enseña en las escuelas secundarias.

Explica Oesterheld que todas esas ideas de «resistencia colectiva» se fueron extendiendo por el país y «son hoy abrazadas por toda la cultura argentina, es un motivo de orgullo».

Las familias se juntan para ver la serie

El productor y conductor creativo de la serie subraya como ‘El Eternauta’ ha pasado de generación en generación: «Para ver la serie se juntaban familias enteras, necesitaban compartir lo que significaba ese clásico argentino, una de las obras más importantes para el mundo hispanoamericano.

«Esto abre comentarios intrageneraciones y eso es muy importante. ‘El Eternauta’ se atesora en las bibliotecas, pasa de abuelos a nietos, de padres a hijos. Esta obra te acompaña en el tiempo y tienes toda una vida para reinterpretar sus múltiples visiones, por eso es un clásico», señala.

«Lo que sucedió con ‘El Eternauta’ en Argentina excede a lo cultural. Los dos momentos traumáticos de Argentina son la dictadura de los años 70 y la guerra de las Malvinas, y eso en la serie está representado en el personaje de Juan Salvo».

La novela gráfica fue nominada a tres Premios Eisner y ganadora del Premio Eisner a Mejor colección o proyecto de archivo de tiras de prensa. Iniciamente fue editada en Argentina como serie semanal de 106 entregas entre 1957 a 1959, dentro de la revista ‘Hora Cero’.