Más allá del sol y la playa, llega el ecoturismo para dar valor a los espacios protegidos

Imagen de archivo del Parque Natural de Las Tablas de Daimiel, Ciudad Real, ejemplo de ecoturismo en España. EFE/Raúl Casado

Madrid, 13 (EFE).- Los viajeros en búsqueda de destinos auténticos y menos masificados optan cada vez más por el «ecoturismo», un producto turístico que no para de crecer en España y que promueve el conocimiento y la conservación de espacios naturales protegidos, así como el desarrollo local.

Emma Pons, técnica de la Asociación de Ecoturismo en España, destaca a EFE este cambio en la demanda hacia destinos que cumplen esos parámetros de «autenticidad», además de la transformación del modelo de gestión turística nacional.

«Hasta ahora, el foco estaba en el turismo de sol y playa y, desde hace unos años, se está apostando por diversificar la oferta», explica, a la vez que subraya el esfuerzo de las comunidades y del Gobierno por impulsar el atractivo turístico de los espacios protegidos.

España, que aporta la mayor superficie a la Red Natura 2000 —una red ecológica de la Unión Europea (UE) para preservar áreas de alto valor natural—, «puede ser un referente mundial en ecoturismo», señala Pons.

Las experiencias promocionadas bajo la marca ‘Soy Ecoturista’ van desde involucrarse en actividades como la apicultura en el Parque Natural de Redes (Asturias) o el senderismo bajo las estrellas en Sierra Nevada (Granada), aunque este distintivo lo pueden recibir también alojamientos o restaurantes.

Este tipo de turismo ha despertado un creciente interés entre un perfil de viajeros, según datos del Observatorio de Ecoturismo de España de 2024: personas adultas, de entre 35 y 49 años, con estudios superiores, que suelen viajar en pareja o en pequeños grupos. Se trata, además, de un público «fiel», que visita espacios protegidos entre dos y cuatro veces al año.

 

¿Qué es necesario para ser «ecoturístico»?

Pons explica que todas las empresas que forman parte del producto turístico ‘Ecoturismo en España’ deben cumplir una serie de criterios  de sostenibilidad ambiental, calidad, compromiso con la conservación de la naturaleza y apoyo al desarrollo local.

En este proyecto, además, ponen en valor las colaboraciones entre el gestor del espacio protegido y las empresas que, de manera voluntaria, adquieren el compromiso de trabajar bajo esta filosofía.

«Ambos siguen la misma hoja de ruta para que el ecoturismo sea una actividad beneficiosa, tanto para la empresa, sostenible económicamente, como para el territorio y la conservación de la naturaleza», indica la experta.

Esto se traduce, por ejemplo, en proyectos colaborativos entre empresas o con entidades de conservación: algunas donan parte de sus beneficios, otras ceden fincas para ensayos de conservación o simplemente realizan jornadas de limpieza o de sensibilización.

Aunque ambos pueden coincidir en el entorno, el ecoturismo no es lo mismo que el turismo rural. La experta explica que, el primero, implica cumplir unos criterios específicos y se desarrolla en espacios protegidos, mientras que el segundo simplemente tiene lugar en zonas rurales.

 

Enseñanzas y retos

Para fortalecer este modelo, la Asociación de Ecoturismo en España, junto a Rusticae y Medicina TV, ha lanzado la formación ‘Emprende Ecoturismo en España’, cofinanciada por el Fondo Social Europeo Plus a través del Programa Empleaverde+ de la Fundación Biodiversidad del Ministerio de Transición Ecológica (Miteco).

La iniciativa busca mejorar las habilidades y las capacidades de gestión, desarrollo y promoción del producto ‘Ecoturismo en España’ en la red de destinos y empresas que forman parte de ‘Soy Ecoturista’, así como el comportamiento ambiental de las empresas turísticas.

Pons resalta el papel clave en la formación de las herramientas de comunicación y mercadotecnia para «posicionar el producto en la mente del viajero y hacerle entender la importancia de elegir experiencias en empresas comprometidas con la conservación”.

Entre los principales retos a los que se enfrenta el ecoturismo, en alza desde la pandemia, menciona la digitalización, que conlleva adoptar herramientas y estrategias para conectar las experiencias con los viajeros.

También la masificación turística, frente a la que será necesario establecer medidas de control de la capacidad de carga de estos espacios que -repite- «son muy frágiles».