Más de 1.200 especies no nativas están establecidas en la península ibérica

Fotografía de archivo de un cangrejo rojo, que fue introducido por primera vez en la península ibérica en 1973. EFE. Eliseo Trigo

Huelva, 30 sep (EFE).- La península ibérica alberga ya más de 1.200 especies no nativas establecidas, es decir aquellas que tras su introducción son capaces de reproducirse y mantener sus poblaciones sin depender de la intervención humana.

Así lo revela un estudio publicado en la revista Diversity and Distributions que advierte cómo la introducción y expansión de especies no nativas está modificando los ecosistemas locales y representa un riesgo para la biodiversidad autóctona ibérica.

El trabajo, liderado por el doctor Ismael Soto de la University of South Bohemia in Ceské Budejovice en República Checa, ha contado con la participación de equipos científicos de España, Portugal y Andorra, entre los que destaca la contribución de investigadores e investigadoras de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC), entre los que se encuentran Francisco J. Oficialdegui, Sergio Bedmar, Elena Angulo y Margarita Florencio.

El equipo, ha informado la EBD-CSIC en un comunicado, ha analizado la taxonomía no nativa y la variabilidad espacio-temporal de estas especies a lo largo de la península, identificando un total de 1.273 especies establecidas, de las que el 75 % son plantas vasculares e insectos; la mayoría de ellas proceden de la región del Paleártico; es decir, de Europa, las regiones templadas de Asia y el Norte de África, seguida de América del Norte y América del Sur.

«La principal vía de introducción de estas especies corresponde a los escapes desde jardines y viveros, impulsados fundamentalmente por el comercio de plantas ornamentales y la horticultura», ha explicado Soto.

  Mayor concentración en zonas costeras y urbanas

En España, la mayor concentración de primeros registros de especies no nativas se encuentra en áreas costeras y urbanas, especialmente en Cataluña, la Comunidad Valenciana y Andalucía.

Esta distribución, fundamentalmente cerca de capitales y grandes ciudades, refleja su estrecha relación con la actividad humana, en particular con el uso ornamental en jardines urbanos o la intensa dinámica de transporte de los puertos marítimos.

Muchas de estas especies se consideran invasoras, las cuales representan una de las mayores amenazas para la biodiversidad y una de las principales causas de la extinción de especies. Entre los principales impactos identificados se encuentran la alteración de las redes tróficas, la competencia con especies nativas por recursos, la transmisión de enfermedades y la modificación de hábitats.

Como resultado, las especies invasoras están causando cambios irreversibles en los ecosistemas de la península ibérica, afectando a la fauna y flora autóctona.

Algunos ejemplos son el cangrejo rojo, introducido por primera vez en la península ibérica en 1973 y que actualmente «está ocasionando graves daños ecológicos a múltiples taxones nativos acuáticos, así como importantes repercusiones socioeconómicas», según Oficialdegui; o el siluro, cuyo «gran tamaño y elevada abundancia de sus poblaciones, hace que prácticamente ningún individuo de otras especies escape al riesgo de depredación», ha subrayado Sergio Bedmar.

Por su parte, Elena Angulo ha advertido de la necesidad de controlar mejor los puertos de entrada y los viveros, desde los cuales se dispersan y escapan nuevas especies de hormigas; y en cuanto a las especies vegetales, las plantas invasoras también representan una amenaza significativa para la biodiversidad. Por ejemplo, el helecho Azolla filiculoides se ha convertido en un caso especialmente preocupante ya que «puede degradar la calidad del agua», según Margarita Florencio.

Oficialdegui ha subrayado la importancia de un enfoque integrado de gestión y prevención, que incluya la vigilancia continua, el control de especies ya establecidas y la restauración de hábitats degradados.

El estudio también resalta la necesidad de incrementar la conciencia pública sobre los riesgos asociados con la introducción de especies no nativas y de promover medidas preventivas en sectores como la acuicultura, la pesca recreativa, el comercio de mascotas y la horticultura.