Más de cincuenta muertos en un ataque yihadista a un campamento militar en Burkina Faso

Foto archivo. - Soldados de Burquina Faso. EFE/EPA/ASSANE OUEDRAOGO EPA-EFE/ASSANE OUEDRAOGO

Uagadugú, 31 mar (EFE).- Más de cincuenta soldados de Burkina Faso y voluntarios para la defensa de la patria (VDP, civiles que combaten a los grupos terroristas en colaboración con el Ejército), murieron en un ataque yihadista a un campamento miliar en el este del país, confirmaron este lunes a EFE fuentes policiales y médicas.

El ataque ocurrió el pasado viernes en la ciudad de Diapaga, precisó el gendarme Somé, mariscal de logis (responsable de alojamiento) en una comisaría de Fada N’Gourma, capital de la región Oriental, que incluye Diapaga.

“Más de cincuenta personas, entre soldados y miembros de los VDP, murieron en este importante campamento. Los VDP se encontraban en pleno entrenamiento dentro del campamento”, declaró a EFE Somé, quien pidió que no se publicase su nombre completo por motivos de seguridad.

“Los sobrevivientes son quienes lograron salir del campamento a tiempo. La logística fue literalmente saqueada por los atacantes, quienes se marcharon con armas individuales, armas colectivas, drones y municiones”, agregó el gendarme.

El ataque también causó muchos heridos graves, según Mathurin Ouoba, enfermero del Hospital Universitario de Fada N’Gourma, quien explicó a EFE que la sala de urgencias de traumatología está desbordada desde la noche del 29 de marzo.

“El personal sanitario se moviliza para salvar vidas. Pero la plataforma técnica a nuestra disposición está realmente anticuada. Algunos fueron enviados a Uagadugú (capital del país). Hay heridas de bala, fracturas, traumatismos craneoencefálicos”, señaló Ouoba.

La vendedora ambulante Souglimpo Yonli declaró a EFE que los yihadistas irrumpieron en Diapaga en la tarde del 28 de marzo.

“Vendo buñuelos al borde de la carretera. Alrededor de las 15:30 (hora local, igual GMT) llegaron en motocicletas, armados. Rodearon la ciudad y todos huimos a refugiarnos”, contó Souglimpo.

“Por temor a represalias, la gente se refugió en sus casas. Poco después, oímos fuertes disparos hacia el campamento militar. Duró más de dos horas. Quemaron fardos de algodón y hubo muchos civiles heridos y muertos. Mi vecina perdió a su hijo, quien murió por una bala perdida”, añadió la testigo.

En Diapaga, la población sigue conmocionada. “Hay indignación, pero la gente tiene miedo de alzar la voz por temor a ser secuestrada”, señaló Gastón Tapsoba, un maestro de primaria.

Para Amadou Lompo, un funcionario local, este ataque era previsible porque desde hacía varios días los pueblos de los alrededores eran blanco de los yihadistas.

“Hubo tres ataques en Partiaga en dos días. A pesar de las múltiples alertas, no hubo respuesta.”Solicitamos al menos una misión gubernamental a la zona para animar y tranquilizar a la población local”, dijo Amadou, quien afirma apoyar al Gobierno, pero pide que “se nos escuche a la hora de recabar opiniones”.

“Un burócrata siempre dice lo que su superior quiere oír. Es hora de cambiar el paradigma para dar un nuevo impulso a la lucha contra el terrorismo”, añadió el funcionario.

De momento, ni el Gobierno ni el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Burkina Faso se han pronunciado sobre el ataque, aunque este último desmintió en su página de Facebook un comunicado de prensa que se le atribuía y que anunciaba 53 muertos, incluidos una treintena de soldados y veinte VDP, pero que tildó de falso.

Burkina Faso se enfrenta, desde 2015, a grupos yihadistas ligados a Al Qaeda y al Estado Islámico que controlan muchas zonas de este país de la región del Sahel y atacan constantemente a la población.

Miles de personas han muerto en numerosos ataques y más de dos millones se han visto obligadas a abandonar sus hogares.

El país encajó dos golpes de Estado en 2022: uno el 24 de enero, dirigido por el teniente coronel Paul-Henri Sandaogo Damiba, y otro el 30 de septiembre, encabezado por el capitán Ibrahim Traoré, quien dirige actualmente la nación.

Ambos golpes llegaron tras el descontento entre la población y el Ejército por los incesantes ataques yihadistas.