Madrid, 18 may (EFE).- Cerca de 130.000 rumanos residentes en España habían votado ya en los comicios presidenciales de su país en torno a las 13:00 horas (11:00 GMT) de este domingo, más que en toda la primera vuelta de hace dos semanas, cuando fueron poco más de 119.000, según fuentes electorales oficiales.
Con un ambiente político muy polarizado en Rumanía, los que votan en España se acercan a las urnas entre el escepticismo de unos y las ganas de cambio de otros, según testimonios recogidos por EFE.
Los centros electorales abrieron el viernes pasado para que la amplia comunidad rumana que vive en España, una de las más importantes de Europa, pueda ejercer el sufragio durante tres días en alguna de las 147 mesas habilitadas.
Los rumanos establecidos en España son unos 620.000, según datos estadísticos oficiales (2024), solo por detrás de la población marroquí, y la mayor parte están en la Comunidad de Madrid y la Comunidad Valenciana.
Llegaron a ser unos 900.000 inmigrantes en 2012, fundamentalmente por motivos económicos, pero la grave crisis financiera y económica de entonces hizo que muchos salieran de España.
Las elecciones presidenciales se celebran en un contexto de crisis institucional, con un presidente y un gobierno interinos.
El actual proceso electoral es una repetición del intento fallido de noviembre pasado, cuando el Tribunal Constitucional anuló la primera vuelta tras detectar “injerencias” en redes sociales a favor del ganador, Calin Georgescu, un candidato prorruso que después fue inhabilitado.
Ahora se presenta el ultranacionalista George Simion, apoyado por la extrema derecha y favorito en las encuestas, considerado ‘heredero político’ de Georgescu, que ganó la primera vuelta del 4 de mayo. El otro candidato es Nicusor Dan, proeuropeo y alcalde de Bucarest.
Poca esperanza de cambios o confianza en ellos

Pero gane quien gane, estas elecciones resolverán poco porque el presidente de la República no tiene mucho poder, según explica Mihai a EFE a la salida de un colegio electoral de la localidad de Coslada (Madrid), de abundante población rumana.
Aunque la figura presidencial tiene competencias, “en los últimos 20 años, el presidente ha sido casi invisible”, aduce.
Sobre los mensajes polarizados de la campaña electoral, Mihai explica que son “para atraer al pueblo”, pero cree que luego el vencedor hará “poco”.
En cualquier caso le gustaría que ganase “el que va con Europa”, ya que Rumanía pertenece a la UE, si bien reconoce que muchos amigos votarán al “extremista” porque piensan que hará algo positivo por el país. Pero Mihai cree que el poder real lo tiene el Parlamento.
Marius, por su parte, considera un deber votar, aunque no sea obligatorio, para elegir a quien cada uno considere oportuno para que cambien las cosas.
Atribuye el ambiente enrarecido “a los viejos políticos”, que no han hecho las cosas “como tiene que ser”. Y se muestra de acuerdo con que la política y la economía prácticamente no han variado desde que cayó la dictadura comunista, así que es necesario un cambio, argumenta.
También cree que la sociedad rumana no está al margen de tanta polarización política, sino que le afecta.