Adaya González
Madrid, 1 ago (EFE).- La situación actual de Gaza es la más «más perversa y distópica imaginable» que se haya dado en la Franja; frente a otros estados europeos, España ha demostrado «un liderazgo moral y político claro» para aliviarla, pero falta aún que ese compromiso se canalice en acción.
«Esta situación no tiene precedentes en la historia del conflicto entre Israel y Palestina. La violencia es total, persistente. Un día normal en Gaza es de extrema violencia. A la gente se le está infligiendo las heridas más horribles que se pueda imaginar. Y eso se está permitiendo», lamenta a EFE James Smith, médico de urgencias con varias misiones en la zona a sus espaldas.
«En el Reino Unido, los animales tienen más derechos que los palestinos en el mundo», denuncia Ana Jeelani, cirujana ortopédica pediátrica, que también ha vivido el horror de este pueblo.
El hambre como arma de guerra

Junto con el doctor Graeme Groome, integran una delegación británica de médicos que, con el impulso de la ONG Avaaz, llevan un tiempo compartiendo sus experiencias humanitarias en Gaza, y las que ahora les reportan sus colegas desde allí, con gobiernos y altos funcionarios europeos para pedirles que pasen de las palabras a los hechos.
Coinciden en que la situación no es comparable con la que ellos vivieron en sus últimas misiones. De ellas, él lleva a fuego el día que tuvo que elegir en una UCI atestada a quién dar el único vial de morfina del que disponía entre decenas de víctimas de un ataque israelí, incluyendo un niño con una herida interna cerebral por el que no pudo hacer nada.
Ella, que intentó regresar por última vez en febrero de este año, aunque fue detenida, rememora cómo en octubre de 2024, la malnutrición dejaba tales estragos en los huesos infantiles que sus heridas no conseguían curar.
La diferencia con entonces es que ahora se ha colado el hambre como arma de guerra. En Gaza ya no se puede hablar de semanas o meses, hay que hablar en horas. «En lo que dura esta conversación -y apenas ha excedido los 60 minutos-, mucha gente habrá fallecido de hambre», apostilla Smith.
«Un buen amigo con el que trabajé durante dos meses el año pasado, me dijo la semana pasada que preferiría ser asesinado en un ataque aéreo israelí que morir porque no puede encontrar comida y agua». Como él, otros 2,1 millones de palestinos.
La comida y los medicamentos que pueden salvarles la vida permanecen bloqueados en autobuses y camiones de los que les separan apenas 15 kilómetros. «Es la situación más perversa y distópica que uno se puede imaginar», garantiza.
El hambre de Gaza no es como la de las hambrunas de Yemen, Sudán del Sur o Haití, es un hambre inducida que actualmente tiene como objetivo principal los profesionales de la salud. Médicos y enfermeras entrenados a trabajar en las condiciones más extremas pero que ahora se ven convertidos en pacientes, puntualiza Jeelani.
«Hay médicos que están colapsando mientras operan. Es difícil encontrar un saco de harina. Tengo un amigo cuya mujer está embarazada que no han comido en tres días. Esa es la realidad ahora», sentencia.
España, «liderazgo moral» europeo
En su parada en Madrid, se reunieron con la ministra de Juventud, Sira Rego y el diputado de Sumar Carlos Martínez, y este viernes se encontrarán con el coordinador de Acción Exterior del PP, Ildefonso Castro, y la ministra de Sanidad, Mónica García.
Precisamente el jueves se produjo la cuarta operación de evacuación médica organizada por Sanidad, en la que otros 13 niños gazatíes enfermos y heridos llegaron junto a sus familias a Zaragoza para ser tratados en España. En total, 43 menores y cerca de un centenar de allegados han sido acogidos en nuestro país.
Reino Unido sólo ha evacuado a tres. «España ha demostrado un liderazgo moral y político claro entre otros países europeos. Pero falta canalizar aún ese compromiso y esa voluntad política en acción», considera el médico.
«Siento que en España hay ese coraje moral para avanzar. Aquí, el 80 % de la gente piensa que esto es una limpieza étnica, un genocidio, y quieren que su gobierno actúe», asegura la pediatra.
¿Hay esperanza para Gaza? «El tratamiento es, por supuesto, un fin inmediato a la violencia y restablecer el flujo de ayuda humanitaria», pero la franja requerirá de ayuda durante varias décadas para reconstruir sus hospitales, escuelas y viviendas. Sin embargo, los efectos de la barbarie en la salud física y mental de su población son irreversibles.
«Todo lo que se necesita es voluntad política para acabar con la violencia y la barbaridad. En el medio y largo plazo, los palestinos de Gaza requerirán de un apoyo político, financiero y material para poder reconstruirse y recuperarse. Todos los estados, en particular los que han permanecido en silencio, tienen una obligación moral particular para contribuir en ese proceso», zanja Smith.
«La gente está muriendo de hambre en 2025. Yo he estado dentro de Gaza y lucho por dormir cada noche, no sé cómo los políticos pueden dormir sabiendo que, si hicieran un sólo movimiento, podrían mejorar esta situación», concluye Jeelani.