Berlín, 12 jun (EFECOM).- Tras dos años de recesión, los pronósticos de crecimiento económico para Alemania este año y el que viene mejoran, según varios informes presentados este jueves, que, sin embargo, resaltan la necesidad de que el Gobierno actúe para cimentar la recuperación y advirtieron del impacto de la guerra comercial con EE.UU..
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) cuenta con que el producto interior bruto (PIB) de la tercera economía global crezca este año un 0,4 % y un 1,2 % el próximo, gracias a una mejora de la confianza y al aumento del consumo posibilitado por la subida de los salarios reales, según se desprende del informe publicado este jueves por la institución con sede en París.
Por su parte, el instituto Ifo, un prestigioso centro de estudios económicos alemán, corrigió al alza su pronóstico de primavera para Alemania, del 0,2 al 0,3 % para este año y del 0,8 al 1,5 % para 2026 y consideró que, tras tocar fondo en invierno, la economía germana se dispone a salir de la crisis.
Dicho instituto con sede en Múnich cuenta para este año con una inflación del 2,1 % y del 2 % para 2026, así como una estabilización en el mercado laboral, con una bajada del desempleo el año que viene al 6,1 % tras un pico del 6,3 % en 2025.
Por su parte, el Instituto de Kiel para la Economía Mundial (IfW) indicó este jueves en su pronóstico veraniego que la economía germana ve actualmente la «luz al final del túnel» y corrigió al alza sus previsiones.
Dicha organización ha pasado de alertar del estancamiento a prever un crecimiento del PIB del 0,3 % para este año y del 1,5 al 1,6 % para 2026.
Un impulso necesario del Gobierno
No obstante, los informes destacan que la recuperación depende en parte de que el nuevo Gobierno del canciller conservador Friedrich Merz implemente las medidas prometidas para reactivar la economía, entre las que destacan multimillonarias inversiones en infraestructuras y defensa y alivio fiscal para las empresas.
Según los cálculos del Ifo, dar esos pasos podría impulsar el PIB en 10.000 millones de euros este año y en 57.000 millones en 2026.
El secretario general de la OCDE, Mathias Cormann, destacó que el año pasado en Alemania las inversiones estatales sólo ascendieron al 0,2 % del PIB de Alemania, el segundo nivel más bajo de entre los países de la organización.
Según el análisis de la organización, no es necesario sólo invertir en infraestructuras, sino también reducir la burocracia y los obstáculos a nivel regulatorio y emplear de forma más eficiente el gasto público.
Sin embargo, Cormann también señaló la necesidad de encarar otros desafíos prioritarios, como el envejecimiento de la población y la acuciante escasez de mano de obra cualificada, que afecta al 36 % de las empresas alemanas.
En este sentido, instó a retirar gradualmente los incentivos para la jubilación anticipada y a fomentar el alargamiento de la vida laboral, entre otras medidas, como incrementar la ocupación femenina en vista de que el 63 % de mujeres que trabajan lo hacen únicamente a tiempo parcial y de facilitar la inmigración de personal cualificado.
La amenaza de la guerra comercial
Todas las previsiones coinciden en señalar que los aranceles de EE.UU. y la incertidumbre en torno a ellos se harán notar en una economía muy dependiente de las exportaciones.
El Ifo estimó que si los aranceles impuestos por la administración de Donald Trump se mantienen en el nivel previsto, esto podría costarle al PIB alemán un 0,1 % en 2025 y un 0,3 % en 2026, mientras que, si se da una escalada y la situación empeora aún más, Alemania podría verse empujada de nuevo a la recesión.
De acuerdo con el IfW de Kiel, las exportaciones se contraerán en un 0,4 % este año, antes de experimentar una recuperación del 1,2 % en 2026.
El Gobierno se compromete a hacer los «deberes»
«Necesitamos de nuevo crecimiento, tras años de estancamiento», declaró la ministra de Economía de Alemania, Katharina Reiche, en la presentación del informe de la OCDE y prometió que su Gobierno «está haciendo los deberes».
Reiche recordó que la carga fiscal para las empresas es, con el 29,9 % actual, una de las más altas de la OCDE, pero que el plan pasa por bajarla gradualmente hasta el 25 % y reiteró los objetivos de reducir la burocracia, abaratar el coste de la energía y agotar el potencial de mano de obra.
La ministra también se refirió al elevado coste de las contribuciones sociales como un obstáculo para la competitividad y señaló la necesidad de reformas en el sistema de pensiones y de las aseguradoras de salud públicas.
