«Mientras ellos disparen, nosotros estaremos aquí»: los activistas incansables de Kenia

Desde hace semanas, un grupo de jóvenes organizados bajo el nombre Kuna Dawa (Hay medicina, en suajili) visitan en el hospital a las víctimas que sufrieron disparos durante las masivas protestas recientes en Kenia y les llevan desde cepillos de dientes hasta cuadernos para pintar. EFE/ Colectivo Kuna Dawa // SOLO USO EDITORIAL/SOLO DISPONIBLE PARA ILUSTRAR LA NOTICIA QUE ACOMPAÑA (CRÉDITO OBLIGATORIO)

Nairobi, 7 ago (EFE).- El personal de urgencias del Hospital Nacional Kenyatta (KNH, en inglés), el más grande de Nairobi, ya se ha acostumbrado a la presencia obstinada de un pequeño grupo de voluntarios que acompañan a decenas de jóvenes heridos de bala en las recientes protestas en Kenia, fuertemente reprimidas por la Policía.

«La idea inicial era ayudar a estos chicos con sus facturas médicas, algo que se puede hacer desde casa, pero se ha acabado convirtiendo en algo más centrado en traer alegría y recordarles que hay gente que los apoya y que no están solos», explica a EFE Wanjiru, sentada sobre la hierba del recinto hospitalario.

Bajo la luz dorada de la tarde, la bandera keniana que siempre lleva colgada de su mochila -verde, roja, blanca y negra- resplandece de manera desafiante.

Esta joven de 35 años -que, como todas las otras personas entrevistadas, prefiere usar un nombre falso por miedo a represalias- es una de las impulsoras de Kuna Dawa (Hay medicina, en suajili), un grupo informal de jóvenes que, desde hace semanas, visita cada día los pasillos del hospital.

En el KNH se recuperan más de veinte víctimas -la mayoría hombres jóvenes en la veintena y la treintena, aunque también hay mujeres y algún anciano- que sufrieron disparos durante las recientes marchas en el país.

Después de que Wanjiru y sus compañeros coordinaran mediante redes sociales la entrega de medicinas para diferentes puntos de atención médica desplegados durante las protestas y de que acompañaran al médico a un par de manifestantes, una enfermera reconoció a la joven.

«Yo te he visto antes», le dijo. Cuando la activista le explicó el trabajo que estaban haciendo, la respuesta de la enfermera fue inmediata: «Pues tenemos una sala llena de estos jóvenes».

65 muertos y 342 heridos civiles

Desde hace semanas, un grupo de jóvenes organizados bajo el nombre Kuna Dawa (Hay medicina, en suajili) visitan en el hospital a las víctimas que sufrieron disparos durante las masivas protestas recientes en Kenia y les llevan desde cepillos de dientes hasta cuadernos para pintar. EFE/ Colectivo Kuna Dawa // SOLO USO EDITORIAL/SOLO DISPONIBLE PARA ILUSTRAR LA NOTICIA QUE ACOMPAÑA (CRÉDITO OBLIGATORIO)

Es domingo y hace semanas que no hay protestas en Nairobi ni en otras ciudades del país, pero eso no impide que algunos heridos sigan llegando al hospital ni que Kuna Dawa los acompañe.

Reunidos en un círculo, unos cinco voluntarios hablan en voz baja, barajando nombres de centros médicos en los que podría pasar la noche Isaac, que ha sido trasladado hoy al KNH desde la ciudad de Naivasha (centro), después de varios días con una bala alojada en su costado.

Este joven de poco más de veinte años está estable, así que el sobrecargado hospital no le puede ofrecer una cama mientras espera a que lo operen.

Según datos publicados a finales del pasado julio, la Autoridad de Supervisión Policial Independiente (IPOA) documentó las muertes de al menos 65 civiles en las protestas que tuvieron lugar los días 12, 17 y 25 de junio y el 7 de julio.

Además, 342 civiles y 171 policías resultaron heridos en las movilizaciones, en las que las fuerzas de seguridad emplearon gases lacrimógenos, balas de goma y munición real.

En la sala D del sexto piso del KNH, los heridos descansan sobre camastros metálicos con idénticas mantas de color verde pálido. Después de que les extrajeran una, dos o incluso tres balas, muchos lucen ahora estructuras de barras de metal que les atraviesan brazos y piernas.

«Me estoy notando descargas (nerviosas) en la mano», dice a EFE Peter con una media sonrisa. Tras semanas de ingreso, este joven de 22 años empieza a recuperar la sensibilidad en su brazo derecho, donde recibió dos disparos el 25 de junio.

Ese día, miles de kenianos salieron a las calles de Nairobi y otras ciudades para conmemorar las protestas masivas de 2024 contra una subida de impuestos, en las que murieron más de sesenta personas entre junio y agosto.

Desde dinero hasta cepillos de dientes

«Nos muestran amor y nos dan motivación», dice Peter sobre los voluntarios. No solo monitorizan sus casos estando en contacto con los trabajadores del hospital, sino que también les traen cojines, muletas, cepillos de dientes, papel higiénico e incluso cuadernos para colorear y escapar al aburrimiento.

Muchas de las víctimas provienen de zonas humildes, a veces fuera de Nairobi, y sus familias no se pueden permitir el coste del transporte hasta el hospital, así que las visitas de Kuna Dawa son las únicas que reciben.

En sus redes sociales, además, los voluntarios (que son varias decenas en su grupo de WhatsApp, aunque no todos participan de manera activa) comparten regularmente llamamientos para donar sangre y dinero.

Aunque el Gobierno keniano anunció a finales de junio que cubriría los gastos médicos de las víctimas de las protestas, Wanjiru y sus compañeros han pagado tratamientos en centros médicos privados, traslados y gastos funerarios.

Según sus propios datos, han recibido hasta ahora algo más de 1,5 millones de chelines kenianos (unos 10.000 euros) en donaciones, de los que han gastado 917.635 (unos 6.100 euros) para cubrir los gastos de al menos 33 personas en diferentes ciudades del país.

«Mientras ellos sigan disparando a la gente, nosotros seguiremos estando allí para ellos», concluye Wanjiru, antes de salir corriendo porque ya empieza el horario de visitas al hospital.

Lucía Blanco Gracia