Santiago de Chile, 28 jun (EFE).- Mil árboles nativos y endémicos fueron plantados este fin de semana en el Jardín Botánico de Viña del Mar, que fue consumido casi en su totalidad durante el megaincendio de 2024, el más mortífero de la historia chilena.

Especies como peumo, belloto, boldo, maitén, litre, coronilla, molle y quillay, entre otros, fueron plantados en dos zonas estratégicas del jardín, uno de los más grandes de Latinoamérica.
«El incendio afectó prácticamente al 90 % de las 400 hectáreas del jardín. Esta zona, por tener especies que eran más inflamables, se afectó mucho. De hecho, estamos en la zona cero, donde también falleció una de nuestras trabajadoras», dijo a EFE Adriana Arancibia, jefa de Horticultura del jardín.
La actividad contó con la participación voluntarios de Corporación Cultiva, jóvenes scouts y trabajadores de la compañía Zurich.
«Estos ejemplares que hemos plantado tienen la cualidad de ser resistentes a condiciones climáticas extremas como sequías o inundaciones, y son de bajo consumo hídrico», explicó Matías Herceg, director ejecutivo de Corporación Cultiva.
Chile vivió en febrero del año pasado la ola de incendios más mortífera de su historia que dejó 138 fallecidos y destruyó más de 4.500 viviendas.
Las llamas, que se iniciaron en cuatro focos simultáneos en el Parque Natural del Lago Peñuelas, se propagaron rápidamente a los cerros que bordean la ciudad de Viña del Mar, pasando luego a localidades de Quilpué y Villa Alemana, impulsadas por fuertes rachas de vientos y altas temperaturas.
Hasta la fecha han sido detenidas nueve personas por su responsabilidad en el megaincencio, considerado la peor tragedia desde el terremoto de 2010.
Todos los detenidos trabajaban en el momento del fuego en distintas instituciones encargadas de prevenir y combatir incendios: Bomberos, la Corporación Nacional Forestal (Conaf) y el Servicio Nacional de Respuestas de Prevención y Respuestas ante Desastres (Senapred).
Desde el Gobierno han reconocido que el proceso de reconstrucción ha sido lento y las familias afectadas se manifiestan con frecuencia para exigir más ayudas económicas, una petición que también sustentan alcaldes de las localidades destruidas.