Moscú, 7 sep (EFE).- Miles de personas, algunas de las cuales portaban imágenes y estandartes religiosos, participaron este domingo en una gran procesión ortodoxa en Moscú encabezada por el patriarca Kiril, una tradición de siglos, interrumpida durante los tiempos soviéticos.
«Los enemigos de Dios que esclavizaron a nuestro país durante un tiempo interrumpieron esta maravillosa tradición espiritual. Y hoy, en la Rusia renovada, con plena libertad para celebrar servicios religiosos y profesar nuestra fe, estamos restaurando esta antigua costumbre», dijo Kiril en su homilía a los fieles.
El cabeza de la Iglesia ortodoxa rusa se congratuló al dirigirse a los creyentes antes del comienzo del evento religioso de que la capital rusa recupere la tradición de sus grandes procesiones, la última de ellas tuvo lugar en 2015.
«Moscú es una capital verdaderamente ortodoxa de nuestra patria. Por un lado, es una ciudad abierta a nuestros hermanos de otras religiones, reconociendo su contribución a nuestra historia común, pero al mismo tiempo, también es una ciudad que no renunciará a su herencia cristiana», dijo.
La procesión, que comenzó en la Catedral de Cristo Salvador que fue transmitida en directo por la televisión estatal, recorrió unos seis kilómetros por la calles de la capital y concluyó en el convento de Novodévichi.
Según la Iglesia Ortodoxa Rusa, la historia de la procesión se remonta a 1525, cuando se trasladó el Icono de Smolensk de la Santa Madre de Dios desde la Catedral de la Anunciación del Kremlin de Moscú al convento de Novodévichi, fundado por el gran duque Vasili III en honor a la toma en 1514 de Smolensk.
En memoria de ese acontecimiento, se instauró una festividad anual con una procesión del Kremlin al Convento de Novodévichi, cuya tradición se conservó durante cuatro siglos.