Wadi Gaza, 12 sep (EFE).- Miles de palestinos abandonaron este viernes, con todas sus pertenencias a cuestas, la ciudad de Gaza rumbo al sur del enclave, conscientes de que podrían morir en el camino debido a los constantes bombardeos israelíes.
«Los lugares a los que vamos no son seguros. Te dicen, y vemos en las noticias, que bombardean a la gente: a los que van y a los que regresan. Solo porque dicen que hay una personada buscada. Ya sea que haya alguien buscado o no, bombardean igual”, dice a EFE Adib Abderrahman Selim.
Selim, que se desplaza por la carretera Al Rashid junto a muchas otras familias encima de coches o en tractores, asegura que no se van por elección, sino obligados por la continúa destrucción de las tropas, drones y cazas israelíes.
Según datos de los equipos de rescate de la Defensa Civil, unos 53.000 palestinos han perdido la vivienda o tienda en la que se refugiaban en la ciudad de Gaza en menos de una semana, tras la sistemática destrucción de edificios, entre ellos 12 torres residenciales de más de siete plantas.
«No somos gente de peleas ni de problemas, pero estas condiciones nos obligan a marcharnos», lamentó quien asegura que toda su familia está compuesta por 17 personas. «No dejan árboles, ni piedras, ni personas, todo queda totalmente destruido”, insiste.
La ONU ha registrado más de 73.500 desplazamientos del norte al sur de la Franja de Gaza a través de la carretera costera de Al Rashid desde el 14 de agosto, entre ellos unos 25.000 solo desde el 7 de septiembre. Según la metodología, varios desplazamientos pueden corresponder a una misma persona, por lo que no equivale al número total de palestinos desplazados.
Selim lamenta que haya tenido que dejar atrás “tres cuartas partes” de sus pertenencias en la ciudad de Gaza, y lo que le da más miedo, dice, es qué vida van a poder tener una vez lleguen a Al Mawasi, área en el sur apodada como Israel como «zona humanitaria», pese a que en ella también hay bombardeos.
“No habrá electricidad, ni agua, ni alcantarillado, ni nada”, dice este padre de familia sobre unos campamentos ya abarrotados en Al Mawasi.
Hoy mismo, tuvo lugar un ataque israelí en esta zona contra una tienda cerca de una planta desanilizadora. Un total de 27 personas resultaron heridas, según una fuente médica del Hospital Naser y datos del hospital de campaña del Comité de la Cruz Roja.
«O vivimos o morimos juntos»
Mohamed el Qoura, junto a otros 20 miembros de su extensa familia, se desplaza también con todas sus pertenencias: “Que pase lo que Dios quiera. O vivimos o morimos juntos”, asegura este palestino que conoce qué significa abandonar un hogar.
“Ya nos habíamos desplazado antes hacia el sur, pero no sabemos qué cambios pueden haber ocurrido (…) donde tengamos agua, allí viviremos”, dice a EFE.
Además de hacer hincapié en el coste económico del desplazamiento -más de 3.000 séqueles (unos 760 euros) para cruzar en un vehículo el enclave, asegura-, el Qoura le suma el cansancio, la sed y el agotamiento de casi dos años de masacres.
“El sufrimiento ha alcanzado a todo el pueblo. El sufrimiento es duro y la situación es muy difícil”, recalca e insiste en que alguien, como sea, detenga la guerra.
Desde octubre de 2023, más de 64.700 palestinos han muerto, entre ellos 19.000 niños, según datos de Sanidad local, en una ofensiva que tanto ONG, como relatores de la ONU y expertos califican desde hace tiempo de genocidio.
“Que pongan fin a este sufrimiento y a esta destrucción, y al sufrimiento de ir y venir cada tres o cuatro meses. ¡Búsquennos una solución!”, implora el Qoura.
Ahmad Awad

