‘Mirar de frente’, un libro «brújula» sobre el suicidio en primera persona

La periodista Alicia Orriols aborda el suicidio y el abuso sexual en su libro 'Mirar de frente', donde relata su intento de suicidio 24 años después y otros testimonios. Con relatos duros busca romper tabúes, generar diálogo y crear redes de apoyo para quienes enfrentan traumas y problemas de salud mental. EFE / Salvador Sas

Carlos Alberto Fernández

La periodista Alicia Orriols aborda el suicidio y el abuso sexual en su libro 'Mirar de frente', donde relata su intento de suicidio 24 años después y otros testimonios. Con relatos duros busca romper tabúes, generar diálogo y crear redes de apoyo para quienes enfrentan traumas y problemas de salud mental. EFE / Salvador Sas

Vigo, 2 oct (EFE).- Casi un cuarto de siglo después de haber intentado quitarse la vida por un caso de abuso sexual por parte de un superior en el trabajo cuando era becaria, la periodista Alicia Orriols destapa con valentía aquel episodio traumático en ‘Mirar de frente’, un libro que también da voz a otras personas marcadas por el suicidio y que aspira a ser esa ‘brújula’ que ella no encontró a los 21 años.

Fueron la «maternidad y ver las cifras de suicidios» las que le llevaron a desempolvar su testimonio, que había metido «en un cajón» porque incluso su propia familia lo «medio tapó», confiesa en una entrevista con EFE.

Orriols, en su obra, con la que ha estado de promoción en Galicia, habla del suicidio de una manera directa, con relatos cortos y duros, sin tapujos, con la realidad por delante para desterrar «el tabú» sobre un tema que ha sido de complejo abordaje.

Huye de silenciar el suicidio, de la posibilidad del «efecto llamada». «Esto no es un contagio, es un tema que te pasa y que es muy personal. El suicidio tiene que ser un tema transversal de la sociedad, como parte de la salud mental», razona.

Ella lo convierte en «un tema de conversación» porque, piensa, si la gente, «mucha, no quiere seguir estando aquí, es por algo, porque tiene una razón». Detrás puede haber «una depresión, un abuso, un acoso o mil cosas, pero hay que hablar de ello», insiste.

El texto refleja una investigación que le llevó a recoger 40 testimonios y a hacer una posterior selección de los 5 que acompañan al suyo, porque la idea es que fuera un libro «muy liviano», pero con «páginas duras» que intentan que «la gente hable de suicidio» porque «simplemente el hecho de hablar ya es sanar».

Eso es lo que ella habría necesitado a principios de siglo. «Yo me quedé sin herramientas. En una familia de sanitarios, se tapó muchísimo más», admite Orriols, que no encontró entonces esa persona que la orientara.

«Mis padres no le dieron la importancia o creyeron que había algo de exageración (al relatarles la agresión sexual que sufrió) y yo me quedé bastante sola y busqué mucha literatura, porque soy periodista, pero no había casi nada», explica. Tenía «21 añitos», estaba en prácticas, en «un periodismo a tope».

Revivirlo le ha resultado «complicado». Su parte es la que le «ha costado más vomitar» en las páginas del libro. Para escribir, pasó una especie de «autosaboteo», como cuando en terapia se sometió a una EMDR (técnica que ayuda a procesar recuerdos traumáticos con estimulación del cerebro) para recordar aquello que «tu cerebro quiere borrar».

Paro ahora lo ha hecho «bastante acompañada», hablando con gente que ha pasado «cosas incluso peores» que la suya.

En las dedicatorias, al inicio del libro, la autora incluye a su madre, María Victoria, «porque ha respetado y entendido que hay cosas que no se pueden encerrar ni callar». Ahora, su progenitora le agradece que haya escrito «lo que nunca te dejamos decir».

«Con perspectiva, mi madre ha entendido, primero, que lo quiera escribir y, segundo, que quiera generar una comunidad de ayuda, porque hay mucha gente que se está suicidando y no sabemos muy bien qué está fallando. Y, por otro lado, creo que se ha perdonado también a sí misma, porque al final la que intentó suicidarse fui yo y no es culpa de ella tampoco. No puedes echarle la culpa a nadie», afirma la escritora.

Ese epílogo del libro es como decirle al lector, sostiene Orriols, que «si se habla, se sana y se puede superar».

A la Alicia de hace 24 años, la actual le diría que «no tuviera miedo, que realmente no pasaba nada por contar» su intento de suicidio, que no iban a decir que «estaba loca».

En aquel momento, «el miedo» le pudo «más que la coherencia», le paralizó; ahora, la valentía le ha llevado a contarlo sin preocuparse por el qué dirán.

El miedo es el «denominador común», opina, de quien piensa en quitarse la vida. A ellos, ‘Mirar de Frente’ les ofrece, en palabras de su autora, formar parte de «una red de personas que quieren ayudar a otras donde no llegan la Seguridad Social ni los recursos que hay hoy en día».

En definitiva, es «saber que no estás solo» y hallar esa «brújula» capaz de generar «un sentimiento en base a algo que es muy duro» de afrontar.