Isaac J. Martín
El Cairo, 14 abr (EFE).- La misión arqueológica española-egipcia liderada por la argentina Eva Calomino es la primera internacional que ha conseguido volver al norte de la península del Sinaí tras más de una década, después de que las autoridades egipcias cerraran y militarizaran la región desde 2011 por cuestiones de seguridad.
“Pasaron 15 años del último trabajo de campo de la misión y de que cualquier otro equipo fuera de Egipto pisara el norte del Sinaí para trabajar”, afirma a EFE la arqueóloga, que asumió el año pasado las riendas de la misión de Tell el Ghaba, ahora bajo la supervisión de la Universidad de Granada, al sur de España.
Ya en el terreno, Calomino asegura que su llegada a la zona ha sido “muy emotiva” dado que, en gran parte, se ha encontrado con gente con la que trabajó en 2010.
Y ya no sólo los 22 miembros que conforman la misión están emocionados ante esta campaña, que durará un mes, sino también los egipcios que tienen un papel crucial: “Nos abren las puertas, nos ayudan (…) Todo es muy positivo, muy hospitalario y aquí tienen muchos interés en nuestra presencia”, asevera.
Ese trabajo también “supone un impacto directo” para la zona, dado que se podrá solicitar “más empleados” para trabajar en la misión y en otras que puedan ir recibiendo para retomar sus trabajos o buscar concesiones en el área, apunta la arqueóloga.
La región del norte del Sinaí es una zona militarizada en la que durante años estuvo activa una filial del Estado Islámico, que ahora parece erradicada, aunque el área sigue estando vetada para los extranjeros salvo permiso del Gobierno. Igualmente, las autoridades egipcias buscan ir reviviendo poco a poco esta zona mediterránea.

Al rescate de Tell el Ghaba

El gobierno egipcio, conjuntamente con los institutos arqueológicos de investigación en El Cairo, comenzó en 1992 el Proyecto de Rescate Arqueológico del Norte de Sinaí para salvaguardar al menos 40 sitios en peligro, entre ellos Tell el Ghaba.
La misión, que comenzó a trabajar en la zona en 1995 y que había pertenecido a instituciones argentinas hasta el año pasado, tiene como objetivo rescatar y poner en valor el área afectada, que poseía un emplazamiento estratégico que le permitía controlar el tránsito entre el desierto y las tierras cultivables.
Construido y ocupado entre comienzos del Tercer Periodo Intermedio y el periodo Saíta temprano (desde mediados del siglo X a.C. hasta finales del siglo VII a.C.), funcionaba como un puesto de frontera en la ruta que unía Egipto con Palestina y el Levante, conocida como el “Camino de Horus”.
Según Calomino, el propósito de este año es “hacer un nuevo inventario” y ver el estado de conservación de los objetos, así como “una nueva planimetría del sitio de la concesión del área para poder actualizar toda esa información”.
También hay otros estudios que “no se terminaron de hacer in situ en 2010 como, por ejemplo, el estudio del material cerámico obtenido en las excavaciones de ese año”.
Una de las miembros que conforman este equipo es Alicia Flores Martín, ingeniera de tuberías y con máster en Egiptología, que dice a EFE que va a ser “una gran oportunidad para aprender” y familiarizarse con este tipo de trabajo, “un sueño de infancia” para la granadina, dado que es su primera vez trabajando en una campaña.
Su labor en esta misión va a relacionarse con el registro e inventario de materiales, y explica que “muchos de los yacimientos arqueológicos del norte de Egipto se encuentran en peor estado de conservación que los yacimientos en el sur, por lo que todo lo que se pueda aprender de ellos es de gran valor”.
El sitio de Tell el Ghaba, en particular, puede aportar “valiosa información sobre, por ejemplo, arquitectura fuera del ámbito funerario y monumental, así como sobre el tipo de relaciones comerciales, sociales y culturales con los pueblos de alrededor y con países del Levante Mediterráneo”.
La búsqueda de financiación
En la arqueología egipcia, los restos materiales de los asentamientos han recibido comparativamente menos atención que los de los templos y las tumbas.
Esto también lleva a que Calomino tenga que esforzarse aún más para conseguir financiación, ya que ahora lo está cubriendo ella junto a la asociación que creó llamada Antiguo Sinaí Norte para recaudar dinero para esta campaña, que también cuenta con el patrocinio de la Fundación Mehen, señala.
Asimismo, si quiere hacer más acciones en la campaña -como excavaciones- Calomino necesitará más gente y financiación, por lo que a su vuelta a España realizará un dosier y se presentará a potenciales patrocinadores: “No es fácil, pero no imposible”, zanja.