San Sebastián, 17 ago (EFE).- La pianista japonesa de culto Mitsuko Uchida protagoniza este lunes uno de los conciertos más destacados de la Quincena Musical de San Sebastián, un recital en solitario en el Teatro Victoria Eugenia dedicado íntegramente a la última etapa de Beethoven.
Aunque no se prodiga mucho en la Península Ibérica, será la tercera vez que la reputada intérprete nipona actúa en el festival de música clásica donostiarra, quizás conquistada por un público que en 2021 la ovacionó en pie con largas rondas de aplausos y la volvió a reconocer tocando a cuatro manos junto a Jonathan Biss en 2023.
La pianista es una de las instrumentistas más veneradas del panorama internacional, destaca la Quincena en un comunicado, en el que menciona en especial su particular interpretación de obras de Mozart, Schubert, Schumann y Beethoven.
Nacida en Japón hace 76 años, criada en Viena, donde dio su primer recital a los 14 años, y desde joven residente en Reino Unido, Mitsuko Uchida ha colaborado con directores de la talla de Charles Mackerras, Kurt Sanderling o Pierre Boulez, y ha trabajado con otras grandes batutas como Bernard Haitink, Simon Rattle, Riccardo Muti, Esa-Pekka Salonen o Vladimir Jurowski.
Cuenta con numerosos e importantes premios internacionales, incluidos dos Grammy, y tiene relación profesional con las orquestas más destacadas del mundo, como la Filarmónica de Berlín, la Orquesta del Royal Concertgebouw de Ámsterdam, la Sinfónica de Radio Bávara, la Filarmónica y la Sinfónica de Londres o las estadounidenses de Chicago y de Cleveland.
En su actuación de mañana en Donostia, tocará las tres últimas sonatas para piano que escribió Ludwing van Beethoven que, al igual que ocurrió con sus últimos cuartetos de cuerda, pertenecen a esa etapa final en la que el genial compositor alemán estaba inmerso en la búsqueda de nuevos horizontes.
Serán concretamente la Sonata número 30 en mi mayor opus 109, cuya escritura finalizó entre finales de 1820 y principios de 1821; la número 31 en la bemol mayor op 110; y la 32 en do menor op 111, esta última solo con dos movimientos y considerada la gran declaración pianística final de Beethoven, ya que tras ella sólo compuso para este instrumento las ‘Variaciones Diabelli’ y dos colecciones de bagatelas.