Mónica Naranjo y la lucha por su privacidad: “No me gusta que se sepa quién es mi madre”

Mónica Naranjo, que lleva tres décadas de música a la espalda, con un primer tramo especialmente intenso, hace años que decidió "engancharse" más a la familia que al trabajo y decir 'no' a dinámicas de la industria musical que empujan a algunos artistas a ritmos imposibles y a una exposición constante hasta de su vida privada. "Para mí eso no se sostiene, no sé en la vida de otros compañeros, pero yo creo que hay que separar las cosas. A mí es lo que me sienta bien. No me gusta que la gente sepa yo que sé, quién es mi madre", afirma en una entrevista con EFE. EFE/Sergio Pérez

Javier Herrero.

Madrid, 19 mar (EFE).- Con tres décadas de música a la espalda, con un primer tramo especialmente intenso, hace años que Mónica Naranjo decidió “engancharse” más a la familia que al trabajo y decir no a dinámicas de la industria musical que empujan a algunos artistas a ritmos imposibles y a una exposición constante hasta de su vida privada.

“Para mí eso no se sostiene, no sé en la vida de otros compañeros, pero yo creo que hay que separar las cosas. A mí es lo que me sienta bien. No me gusta que la gente sepa yo que sé, quién es mi madre”, subraya la artista en una entrevista con EFE, en la que, como curiosidad, recuerda que solo una vez tuvo la tentación de subirla a un escenario.

No ha sido fácil, pero lo ha convertido en una forma de estar. Rehuyó hacer comentarios por ejemplo ante las cancelaciones de los primeros conciertos de esta gira en México y los posteriores rumores que la señalaban como miembro de una secta, algo que solo ahora ha desmentido, así como tras ser pasto de la prensa rosa.

“Estas cosas me incomodan mucho, porque yo no doy pie a eso. Vengo de una época en la que había una ética. Si una persona vende su vida o no tiene problemas de hablar de su vida personal (…) entiendo que la prensa te persiga, pero los que nos dedicamos simplemente a hacer música y que no queremos hablar ni que nos invadan con preguntas que a mí me incomodan, no me gusta”, señala Naranjo (Figueras, 1974).

Que nadie espere de ella unas memorias (y se lo han propuesto, indica), ni un documental como los que pueblan las plataformas en torno a las grandes estrellas de la música. “Eso ya se hizo con (el disco y gira de) ‘Renaissance’ y ya está”, remacha sin perder ni la sonrisa ni la serenidad que la caracterizan desde hace años.

“Necesito descansar”

Mónica Naranjo, que lleva tres décadas de música a la espalda, con un primer tramo especialmente intenso, hace años que decidió "engancharse" más a la familia que al trabajo y decir 'no' a dinámicas de la industria musical que empujan a algunos artistas a ritmos imposibles y a una exposición constante hasta de su vida privada. "Para mí eso no se sostiene, no sé en la vida de otros compañeros, pero yo creo que hay que separar las cosas. A mí es lo que me sienta bien. No me gusta que la gente sepa yo que sé, quién es mi madre", afirma en una entrevista con EFE. EFE/Sergio Pérez

Atrás queda la “coraza” de “mantis religiosa” que se puso al inicio de su carrera para protegerse, cuando muy joven se marchó a México a construir su carrera musical, alejada durante más de cuatro años de su entorno.

“Cuando empecé no podía pensar en la familia, no había tiempo. Era trabajo 24/7. Hacerlo era flaquear”, rememora sobre una filosofía a la que empezó a darle la vuelta: “De repente una Navidad ves a tus padres enfrente y dices: ‘¡Que tienen 70 años! Vamos a empezar a frenar y a trabajar mejor los tiempos”. 

Por eso, ahora que con 50 años ella se ve en el “ecuador” de su vida, aunque quisiera vivir “120”, se imagina sin problema “completamente” alejada de la vida artística, sin sufrir adicción alguna al aplauso.

“Yo los 7 años que estuve alejada de los escenarios no los extrañé porque estaba intentando recuperar una vida que no había tenido”, comenta sobre la época que coincidió con la inesperada muerte de su hermano y su autoexilio en pleno momento de fama, entre ‘Chicas malas’ (2001) y ‘Tarántula’ (2008).

En ese sentido, ensalza la importancia de regalarse a uno mismo el tiempo, tanto como compartir con otros su arte: “Como cuando vas en un avión y te dicen que hay que ponerse uno la mascarilla antes de colocársela a los niños”.

Y con 30 años de carrera a la espalda, “la ambición es más tranquila, vas ponderada, la velocidad ya no existe”, añade, convencida de que las prisas “y sobre todo la presión” son enemigos de la creatividad, de aquí que baraje un largo descanso de los escenarios cuando en 2026 concluya su actual gira, en la que interpreta sus grandes éxitos con los arreglos originales.

“Necesito descansar, necesito distancia, necesito silencio, porque el mejor disco todavía está por venir”, apunta Naranjo, que de momento tiene comprometidos grandes conciertos en Sevilla (11 de octubre, Cartuja Live Sur), Murcia (18 de octubre, plaza de toros), Málaga (1 de noviembre, Auditorio Cortijo de Torres), Valencia (22 de noviembre, Roig Arena), Madrid (15 de diciembre, Movistar Arena) y Barcelona (19 de diciembre, Palau Sant Jordi).

Mónica Naranjo, que lleva tres décadas de música a la espalda, con un primer tramo especialmente intenso, hace años que decidió "engancharse" más a la familia que al trabajo y decir 'no' a dinámicas de la industria musical que empujan a algunos artistas a ritmos imposibles y a una exposición constante hasta de su vida privada. "Para mí eso no se sostiene, no sé en la vida de otros compañeros, pero yo creo que hay que separar las cosas. A mí es lo que me sienta bien. No me gusta que la gente sepa yo que sé, quién es mi madre", afirma en una entrevista con EFE. EFE/Sergio Pérez