Cristina García Casado
Salamanca, 8 sep (EFE).- Un equipo de 14 ovejas, 6 cabras y 35 gallinas limpia los 365 días del año la maleza del casco urbano y sus alrededores en Morille, un pueblo salmantino de apenas 200 habitantes donde ahora reciben llamadas para emular esta iniciativa como prevención de los incendios forestales.
«Es una iniciativa que lleva tres años en funcionamiento. Yo creo que es simplemente el sentido común el que nos ha llevado a hacerlo, aunque pudimos ver alguna referencia en experiencias de este tipo», explica a EFE el alcalde del pueblo, Manuel Ambrosio Sánchez (PSOE).
Morille está en la comarca del Campo de Salamanca y no tiene propiamente bosque, era un municipio minero, pero sí tiene zonas de dehesa y zonas con hierbas altas que requieren mantenimiento para no ser combustible en un incendio.
«Nosotros utilizamos cabras y ovejas, y en menor medida las gallinas, para el desbroce de los espacios públicos tanto en el casco urbano como en las áreas colindantes con el casco urbano», detalla Ambrosio.
A raíz de los graves incendios en España de este agosto, que llegaron a ser cinco grandes al mismo tiempo en la provincia de Salamanca, Morille ha comenzado a recibir llamadas de personas interesadas por este sistema municipal de mantenimiento con animales autóctonos.
Los vecinos asumen los perjuicios
El alcalde atiende estas llamadas con gusto, pero advierte de que su equipo animal es «modesto», porque no quieren tener ni más ni menos de lo que necesitan, ya que excederse generaría problemas.
«Los vecinos colaboran y entienden lo que significa tener a estos animales y asumen los perjuicios, por ejemplo que en un momento, si se salen de los rediles, puedan comerse un geranio o algún destrozo similar», indica.
A este ganado lo gestionan empleados municipales, lo van vallando y moviendo a las zonas donde se necesita, y también algunos vecinos echan la mano, todos conscientes de la eficiencia que ofrecen los animales: no dejan de comer en todo el año y las cabras comen todo lo que encuentran.
Un reclamo para visitantes con niños
Las cabras, ovejas y gallinas de Morille son de razas autóctonas, para contribuir a su preservación, y se van reponiendo con sus propias crías, de manera que además de ser una patrulla «antiincendios» son también un reclamo turístico.
«Sobre todo es un reclamo para los visitantes con niños, que puedan ver a estos animales por el pueblo. Tenemos un sistema que funciona perfectamente, dentro de que es, como digo, modesto», dice el alcalde.
Este equipo animal de titularidad municipal no sustituye el papel de la ganadería extensiva en la prevención contra los incendios, pero es una iniciativa que a un pueblo como Morille le sirve desde hace tres años y que protege su casco urbano y periurbano de la maleza que es combustible en un fuego.