Mujeres por Doñana, un grupo ecologista femenino para «salvar» el Parque Nacional

Integrantes de Mujeres por Doñana. EFE/Nicole Andrea Vargas

Redacción Medioambiente, 29 jun (EFE).- Prevenir incendios forestales con ayuda de burros, crear empleo verde femenino, proteger la colonia local de chotacabras o limpiar las dunas y orillas de plásticos y basuras son algunas de la actividades del grupo Mujeres por Doñana, organización de voluntarias creada para ayudar a proteger el Parque Nacional de Doñana.

Es «el ecosistema más importante de Europa y también el más dañado», explican las representantes de un «grupo ecologista femenino» que nació para luchar por su flora y fauna, combatir la contaminación y «demostrar que este paraíso podrá salvarse» gracias «al esfuerzo, el trabajo real y el desarrollo de proyectos ilusionantes», según la definición acuñada por sus propias integrantes.

Ubicada en la localidad de Hinojos (Huelva), la labor de esta asociación ha expuesto a sus integrantes a vivir situaciones conflictivas en especial en el onubense Arroyo del Algarve, sitio declarado Lugar de Importancia Comunitaria (LIC), pese a lo cual es víctima de talas irregulares.

Zona amenazada

El burrito feliz apoya a las voluntarias aportando 14 burros de diferentes razas y edades que desempeñan el papel de bomberos. EFE/Nicole Andrea Vargas

Los problemas en la zona se remontan tiempo atrás según confirma a EFE Juan Romero, representante de Ecologistas en Acción, pese a que se trata de un lugar «de dominio público hidráulico y cualquier actuación dentro del cauce de las aguas tiene que tener previamente una autorización por el organismo competente», en este caso la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG).

Sin embargo, la organización detectó hace ya tres años la primera tala en la zona, donde «cortaron todos los sauces, chopos y algunos fresnos. Metieron motosierras y destrozaron parte de la arboleda”, lamenta, lo que motivó una denuncia formal ante la CHG, la Consejería de Sostenibilidad y Medio Ambiente de la Junta de Andalucía y el Consejo de Participación de Doñana.

Fuentes municipales de Hinojos afirmaron que la tala fue «poco significativa» y autorizada verbalmente porque «los árboles se iban a caer a causa de enfermedades que presentaban».

A pesar de ello, hace unos meses la presidenta de Mujeres por Doñana, Cristina Mariño, descubrió una nueva tala y, al llamar la atención a los operarios insistiendo en que la zona era paso de lince protegido por la UE, uno de ellos que conducía una máquina para recoger la madera la amenazó: «Me dijo que me la pasaría por encima (la máquina) si seguía haciendo alguna grabación: me amenazó de muerte… pusimos la denuncia y ya veremos qué es lo que pasa”.

 

Burros muy capacitados

Luis Bejarano, presidente de la asociación El burrito feliz que trabaja junto a Mujeres por Doñana, califica de “triste” la situación que deben enfrentar las voluntarias ante las presiones constantes que reciben por su trabajo, aunque Mariño asegura que continuará con la labor y las amenazas no la echarán para atrás.

El burrito feliz apoya a las voluntarias aportando 14 burros de diferentes razas y edades que desempeñan el papel de bomberos, limpiadores de playas e incluso acompañantes terapéuticos: Platero, Mortadelo y Magallanes son algunos de los nombres de estos animales que fueron rescatados en condiciones de maltrato y que tras un proceso de rehabilitación fueron capacitados para ser bomberos forestales.

“En época de desbroce, los burros  entran a la viña con los gansos para comerse toda la hierba que se produce», explica una de las voluntarias, María Ángeles Barbero, por lo que «todo lo que sale del corte de la viña se lo comen y el estiércol que producen se utiliza de abono”.

Otra de sus tareas es limpiar las playas que están alrededor del Parque Nacional acompañados por las voluntarias, que se encargan de recoger la basura que dejan los visitantes, como latas, colillas de cigarrillos y plásticos.