Ciudad de Panamá, 13 mar (EFE).- El presidente de Panamá, José Raúl Mulino, dijo este jueves que aspira a iniciar la próxima semana conversaciones sobre el futuro de una gran mina de cobre cuya inhabilitación de explotación por orden judicial en 2023 supuso un duro golpe al fisco y al mercado laboral del país, como sostiene el mandatario.
Se trata de la mina a cielo abierto Cobre Panamá, administrada en concesión por Minera Panamá, filial de la canadiense First Quantum Minerals, un yacimiento con 3.000 millones de toneladas de reservas probadas y probables y una capacidad de producir más de 300.000 toneladas del mineral al año junto con oro, plata y molibdeno, según datos de la empresa, que cifra en alrededor de 10.000 millones de dólares la inversión para su diseño de explotación.
“En efecto, el siguiente tema a abordar por mi Gobierno es la mina. Un tema muy amplio, hasta escabroso si se quiere (…) Yo personalmente no he tenido reuniones con ningún emisario de la mina, nunca, así que comenzamos a partir de la próxima semana, si Dios quiere”, declaró Mulino durante su conferencia de prensa semanal.
La mina fue inhabilitada para su explotación por un fallo de noviembre de 2023 de la Corte Suprema de Justicia de Panamá, que determinó que el contrato de concesión violaba 25 artículos constitucionales.
El fallo del Supremo se dio en medio de las mayores protestas sociales en Panamá en décadas, lideradas por ambientalistas y jóvenes que reclamaban que el contrato era lesivo para el Estado y que denunciaban, entonces como ahora, graves daños al medio ambiente, lo que First Quantum siempre ha negado.
Mulino recordó que hay “6 o 7 arbitrajes internacionales contra Panamá que suman decenas de miles de millones de dólares en pretensiones por daños y perjuicios” por el cierre de la mina y que el país “tiene una firma internacional de abogados manejando ese tema, como corresponde”.
El mandatario reiteró que el cese de la actividad de Cobre Panamá, que representaba cerca del 5 % del producto interno bruto (PIB) del país, se “está sintiendo en desempleo, en falta de ingresos al Estado” y el quiebre de muchas empresas que eran contratistas de la mina.
“Ese 5 % del PIB es mucha plata, muchos empleos y, dentro de todo este mar de consideraciones, el Gobierno tiene que manejar este tema con la prudencia, responsabilidad y rapidez que amerita”, agregó el presidente panameño, quien se ha mostrado a favor de reabrir el yacimiento.
Mulino informó que autorizó la exportación del concentrado de cobre que quedó en la mina, unas 120.000 toneladas en total, así como la importación de carbón desde Medellín, Colombia, para reactivar una planta termoeléctrica de 300 megavatios e incorporar su producción al Centro Nacional de Despacho que abastece al país de energía.
Por su parte, First Quantum dijo -en un comunicado este mismo jueves- que recibía “con satisfacción las declaraciones” de Mulino “en torno a las autorizaciones para exportar el concentrado de cobre, importación de carbón y arranque de la planta de generación eléctrica”.
“Reafirmamos nuestra disposición para dialogar y encontrar juntos la mejor solución, siempre con el objetivo de aportar al bienestar del país y de todos los panameños”, añadió la minera.
La mina de cobre, que en 2022 se ubicó como la decimocuarta mina más grande del mundo en producción, de acuerdo con los datos aportados a EFE por el Grupo Internacional de Estudio del Cobre (ICSG, por sus siglas en inglés), se encuentra en fase de mantenimiento y preservación a un costo de 12 millones de dólares, según la información disponible.