Museo de Arte de Cataluña espera que el «riesgo cierto» evite trasladar la obra de Sijena

El director del Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC), Pepe Sierra, durante su primera intervención pública tras darse a conocer la sentencia, en la que ha afirmado que espera que el "riesgo cierto" evite finalmente el traslado de las pinturas del monasterio de Sijena, como exige la sentencia del Tribunal Supremo, y que "el museo ya está preparando el escrito de oposición para cuando el gobierno aragonés previsiblemente presente una ejecución forzosa de sentencia, un escrito que argumentará el riesgo cierto de destrucción de la pinturas en el caso de que se extraigan y trasladen". EFE/Andreu Dalmau

Barcelona, 2 jul (EFE).- El Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) espera que el «riesgo cierto» de que las pinturas del monasterio de Sijena pueden resultar dañadas evite finalmente el traslado a Aragón, como exige la sentencia del Tribunal Supremo, según ha explicado este miércoles el director del MNAC, Pepe Serra.

En su primera intervención pública tras darse a conocer la sentencia, Serra ha explicado en conferencia de prensa que «el museo ya está preparando el escrito de oposición para cuando el Gobierno aragonés, previsiblemente, presente una ejecución forzosa de sentencia».

En su escrito de oposición, el MNAC argumentará «el riesgo cierto de destrucción de la pinturas en el caso de que se extraigan y trasladen».

Partiendo de la base de que «ya no se puede apelar, sino que ahora se debe discutir la ejecución de la sentencia», Serra ha advertido que este es «un caso único y sin precedentes», pero por la fragilidad del bien reclamado «no encaja una devolución en 20 días, como marca la sentencia».

En el período voluntario de ejecución de la sentencia, ha añadido, se ha presentado ante la jueza de Huesca esta incidencia, que son «manifestaciones» sobre el riesgo que implica el traslado de las pinturas.

El turno del MNAC

El director del Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC), Pepe Sierra, durante su primera intervención pública tras darse a conocer la sentencia, en la que ha afirmado que espera que el "riesgo cierto" evite finalmente el traslado de las pinturas del monasterio de Sijena, como exige la sentencia del Tribunal Supremo, y que "el museo ya está preparando el escrito de oposición para cuando el gobierno aragonés previsiblemente presente una ejecución forzosa de sentencia, un escrito que argumentará el riesgo cierto de destrucción de la pinturas en el caso de que se extraigan y trasladen". EFE/Andreu Dalmau

«Cuando Aragón pida la ejecución forzosa, esta acción generará un turno de voz para el museo, en el que podremos aportar más documentación e informes, que ya hemos encargado como museo, así como los que elaboren los técnicos de cada administración».

Serra ha expresado su «esperanza de que esta cuestión técnica se valore y se tenga en cuenta» y ha recordado que hay muchos precedentes de sentencias no ejecutables, entre las que ha mencionado la de la retirada de la grada del anfiteatro romano de Sagunto, que no se ejecutó por que podía destruir los restos romanos».

El director del MNAC tiene claro que «los técnicos de Aragón no se encargarán de retirar las pinturas de Sijena», porque el condenado es el museo barcelonés, y «ellos no asumirán ese riesgo que estamos esgrimiendo», ha apuntado.

Serra ha asegurado que, en ningún caso, le dirán a la jueza que necesitan más tiempo, sino que le pedirán que «sea valorado el riesgo objetivo, y que no se trata de una maniobra dilatoria».

El relato

Dos técnicos analizan las pinturas del monasterio de Sijena en el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC), este miércoles, cuando su director, Pepe Sierra, durante su primera intervención pública tras darse a conocer la sentencia, ha afirmado que espera que el "riesgo cierto" evite finalmente el traslado de , como exige la sentencia del Tribunal Supremo. EFE/Andreu Dalmau

En cuanto a sus argumentos sobre la llegada de las pinturas al MNAC ha afirmado: «Hay una cadena de legitimidad, contundente, que hace que las pinturas estén aquí, y no se puede hablar de expolio ni de nada que se parezca, porque fue un salvamento, un rescate patrimonial  en tiempos de guerra, en circunstancias difíciles y que tiene que ver con el salvamento de un monasterio que estaba en el obispado de Lleida».

En un anexo final de la sentencia se habla de unas pinturas profanas, que no estaban en la sala capitular sino al lado del claustro, que no se quemaron, y por tanto, «estas pinturas se podrán trasladar, porque además son de un tamaño más pequeño, y ya se están preparando los informes favorables», ha comentado Serra.

El director ha subrayado que «las pinturas no han viajado nunca, solo lo hicieron fragmentos que se prestaron en determinadas condiciones y en una época en que no existía la conservación preventiva».

Serra ha negado que ese pueda ser un argumento a favor del traslado de las pinturas porque «lo que se hacía antes no sirve para hoy, al igual que hoy no se pueden tocar las pinturas de Altamira, como pasaba hace unos años».

Ha recordado que el bien del litigio tiene el máximo grado de protección en España, el BIC (Bien de Interés Cultural) y que se trata de «un bien fragilísimo, calcinado»; y la prioridad es «la preservación del bien, aunque sea un depósito».

El riesgo de ejecutar la sentencia

La incidencia de sentencia presentada por el MNAC se traduce, según Serra, en «la incapacidad técnica de cumplir la ejecución sin poner en riesgo muy grande las pinturas, o dicho de otro modo, cumplir la sentencia supondría someter a estos bienes a un riesgo muy grande de daños que serían irreparable».

Ha aseverado el director del MNAC que lo que está expuesto en la sala XVI del museo «no son unas pinturas murales, sino que son vestigios materiales de una obra que se incendió y desapareció en 1936, que fueron arrancados con la técnica del ‘strappo’, montados en una tela de algodón y luego en un bastidor».

La parte más gruesa de esos vestigios tiene un milímetro de anchura, pero la mayor parte tiene micras.

Este «artefacto» es extremadamente frágil y no es comparable a las pinturas murales de la colección propia del MNAC -como las pinturas de Taüll-, que fueron arrancadas en condiciones normales, sin que se quemaran, pues el incendio de 1936 provocó reacciones químicas en las pinturas de Sijena.

El conjunto de la sala capitular ocupa una superficie de 132 metros cuadrados, de los que un 35 % es una reintegración pintada por los hermanos Gudiol, quienes arrancaron las pinturas de Sijena sobre un soporte de escayola, una obra que es hoy un referente de la restauración, que también se debe preservar, ha apuntado Serra.

Además de su sensibilidad a los movimientos, los cortes, la manipulación, el conjunto presenta un «problema enorme» químico: un cambio de temperatura o de humedad relativa que no sea controlada genera la formación de sales que elimina la pintura, como han podido experimentar en el laboratorio con una micromuestra de Sijena, en la que aparecieron cristales.

Consciente de que la responsabilidad del museo no es solo resolver operaciones técnicas sobre la retirada y el traslado de las pinturas, sino también «garantizar su futuro», Serra ha dicho que «el museo no ha recibido acreditación técnica sobre el lugar de destino».

Serra ha elogiado la decisión del patronato del MNAC de mantener viva la comisión de técnicos a pesar de que el Gobierno de Aragón ha retirado los suyos, y ha recordado que estos expertos «no darán opiniones, sino que harán informes que firmarán y de los que se responsabilizarán».