Ni Sorloth ni Julián Álvarez

El delantero argentino Julián Álvarez (i), neutralizado este lunes durante el partido contra Botafogo en Pasadena (California), es apuntado como una de las decepciones de Atlético de Madrid en el Mundial de Clubes. EFE/Angel Colmenares

Madrid, 23 jun (EFE).- Ni Alexander Sorloth ni Julián Álvarez han marcado un gol en el Mundial de Clubes, tampoco en la última jornada contra el Botafogo, cuando la victoria por tres o más tantos, una hazaña tal y como se ha desarrollado este torneo, se hizo imposible sin la pegada ni el remate de sus dos mejores goleadores.

Ni la destreza del campeón del mundo argentino, 29 goles esta campaña antes de la cita de Estados Unidos y el máximo anotador del conjunto rojiblanco en este curso; ni el poderoso remate de los 195 centímetros de altura del atacante noruego, autor de 24 dianas hasta el viaje a Norteamérica.

Sólo acertó el talento y la leyenda de Antoine Griezmann, el goleador más productivo de su historia, estancado en 16 dianas desde hace 18 partidos, hasta que marcó el 1-0 de la victoria insuficiente. Demasiado tarde. Era el minuto 86. No le dio tiempo a más, entre la ofensiva y las ocasiones que manejaron en el segundo acto, en contraste con el primero.

El remate más claro del primer tiempo fue de ‘La Araña’, en el minuto 40, cuando cruzó demasiado un tiro con la derecha, a la media vuelta, dentro del área grande, cerca del área pequeña. Se fue fuera. Después fue objeto de un penalti que reclamó todo el mundo con insistencia, que las imágenes demostraron sin ninguna duda y que el árbitro César Arturo Ramos anuló por una supuesta falta previa de Sorloth en el forcejeo previo.

No fue posible en Pasadena, sin victoria, ni mucho menos en Seattle, a 1.500 kilómetros de distancia del Rose Bowl, cuando sucedió lo esperado: el gol del París Saint Germain, por delante en el marcador en el minuto 35, cuando el Atlético apenas había rematado una vez entre los tres palos, de Pablo Barrios a las manos de John Victor.

El tiro desde fuera del área de Vitinha, más de un metro fuera del marco de Stefan Frei hacia la línea de fondo, rebotó en la espalda de Kvicha Kvaratskhelia, que se quería quitar más que rematar para alojarse en la portería del Seattle Sounders y para confirmar aún más, por si había alguna duda, que el Atlético sólo dependía de sí mismo y sus goles.

Penalti claro a Julián… ‘falta’ de Sorloth

En Pasadena, ni siquiera tuvo suerte Julián Alvarez. En el minuto 41, en la primera aparición acertada de Rodrigo de Paul, ya consumido casi todo el primer tiempo, ‘La Araña’ falló una ocasión que nunca falla, al borde del área pequeña, con un derechazo cruzado y defectuoso, a trompicones fuera de la portería de John Victor. Incredulidad.

Pero el Atlético había subido el ritmo. La ofensiva era más insistente, más clara, más determinada. Julián Alvarez cayó en el área por un pisotón de Gregore. El VAR llamó al árbitro, al mexicano César Arturo Ramos, que vio el penalti. El rebobinado aún más para atrás sorprendió a todos: un forcejeo de Alexander Sorloth excusó el penalti. Por falta.

Un argumento más del Atlético para la queja, con más razón si cabe que las anteriores. Salió indignado de la dirección de Istvan Kovacs en el primer duelo contra el París Saint Germain, por un gol invalidado con 2-0 en el marcador que habría sido el 2-1, y tampoco les gustó la labor del colegiado Yael Falcón, que anuló un penalti a Giuliano Simeone.

La interpretación de la jugada de este lunes a mediodía en Pasadena fue un giro más allá, entre la incomprensión y la agitación del Atlético, sin entender muy bien la decisión tomada, por más explicación pública del árbitro, señalando a una infracción de Sorloth. Era el momento del equipo rojiblanco, cuando más presionaba y mejor se sentía.

“Nunca vi algo igual, la verdad”  

Al pitido del descanso del árbitro respondió Diego Simeone a la carrera desde el banquillo hacia el terreno de juego, directo a charlar con el colegiado, quizá buscando alguna explicación a una situación incomprensible para él y su equipo. Al Atlético le han invalidado dos penaltis y un gol en tres jornadas.

“Nunca vi algo igual, la verdad. Fueron los dos penales (en referencia a otro reclamado antes por Julián). No lo vi de nuevo, capaz que me equivoco, tendría que verlo de nuevo, pero no nos está favoreciendo nada las decisiones en todas las divididas, así que tenemos que jugar contra eso”, expresó, al descanso, el extremo Giuliano Simeone.

Simeone aumentó la apuesta en la segunda parte. Fuera Conor Gallagher, adentro Antoine Griezmann. Un 4-2-3-1, con un frente a ataque, de derecha a izquierda, compuesto por Giuliano, Julián y Griezmann más Sorloth por delante, como punta. Por detrás, Rodrigo de Paul y Pablo Barrios. Más ofensiva. No quedaba otro. Aún necesitaba tres goles, aún no había anotado ninguno, aún había creado sólo dos oportunidades.

El Atlético encerró por momentos al Botafogo. No acertó Antoine Griezmann, que remató en el poste, casi sin ángulo, cuando buscó sorprender al guardameta. Tampoco Sorloth, cuando cabeceó desviado un centro de Marcos Llorente. En Seattle, el PSG anotó el 0-2, por medio de Achraf Hakimi. El club brasileño aún era primero de grupo con el empate.

Ángel Correa se sumó al ataque, en sustitución de Giuliano Simeone. También ingresó Koke Resurrección por Rodrigo de Paul, lejísimos de su nivel esperado en este Mundial. La carrera contrarreloj agotaba su margen. A falta de 25 minutos, el 0-0 era un factor estresante para el Atlético. Jan Oblak voló para frustrar el gol de Igor Jesús. Crucial para conservar una mínima esperanza, alimentada por el 1-0 de Antoine Griezmann y consumida con el paso del tiempo, cuando la eliminación ya fue inevitable. Se va del Mundial con seis de nueve puntos posibles.

Iñaki Dufour