Olmedo Quimbita plasma las luces andinas, tropicales y espirituales en exposición en Quito

El pintor ecuatoriano Olmedo Quimbita posa durante una entrevista con EFE este miércoles, donde se inauguró su obra 'Armonías entre la fuerza y la inocencia', en Quito (Ecuador). EFE/ Santiago Fernández

Quito, 5 jun (EFE).- El pintor ecuatoriano, Olmedo Quimbita, presenta su visión de la luz andina, tropical y espiritual en ‘Armonías entre la fuerza y la inocencia’, una exposición que espera sea un «lugar de alivio» para el espectador, que será testigo de sus relatos pictóricos y emocionales sobre la infancia, la familia y los animales salvajes.

El tierno abrazo de una madre y la seguridad de un bebé en los brazos de su progenitora se recrean en los vibrantes y tradicionales colores de las obras de Quimbita, que ha representado también su admiración por los toros en varios lienzos en los que el bravío animal aparece con miradas melancólicas.

Las típicas flores y pájaros de las obras del ecuatoriano de 62 años son también protagonistas en la exposición en la Fundación Pueblos de América, que permanecerá abierta al público hasta el próximo 31 de julio.

Una nueva luz

Personas asisten a la exposición 'Armonías entre la fuerza y la inocencia' del pintor ecuatoriano Olmedo Quimbita, este miércoles en Quito (Ecuador). EFE/ Santiago Fernández

La flamante exposición de Quimbita, conocido como ‘el pintor de la luz’ y caracterizado por sus tonos intensos, introduce nuevos personajes nacidos de la paleta del pintor, como la figura del «toro» o los «niños etéreos», pues -en su opinión- la unión de ese animal con la infancia no es posible «en la vida real», pero sí «en la mente del artista».

«El toro representa la fuerza y la vitalidad; pero no puede estar cerca de un niño. Con mi arte, lo que hago es que el niño le dé un abrazo. Ahora que vivimos unos tiempos difíciles en Ecuador y en todo el mundo, quiero que esta muestra sea un lugar de alivio y algo refrescante para el espectador», dijo en entrevista con EFE.

Al presentar la obra de Quimbita, el presidente de la Fundación Pueblos de América, Enrique Aguilar, destacó la capacidad del artista para combinar la «fuerza» con la «delicadeza» y la «armonía». «Como espectadores, una sola obra pueda cautivarnos y envolvernos en un mundo que desarrolla un discurso», declaró.

La treintena de lienzos, de distintos tamaños, tiene un «hilo conductor» pero cada uno cuenta «una historia» en sí mismo; la mayoría relacionadas con la más tierna juventud, la familia y los animales salvajes.

Originario de la ciudad andina de Latacunga (centro), Quimbita creó las obras expuestas en los dos últimos años en su hotel-galería en la provincia de Santa Elena, a orillas del océano Pacífico.

Y en esta ocasión, conjugó en su paleta tres tipos de luces.

«Cuando me mudé a Caracas en 1998 -dijo- descubrí los tonos tropicales. Me di cuenta de que era algo diferente y pensé que debía trabajarlos; así que salía al balcón todos los días dos o tres horas. Aprendí a pintar la luz andina y la luz tropical, pero ahora he introducido una diferente: la luz espiritual», afirmó el artista.

Más de media vida pintando

Personas asisten a la exposición 'Armonías entre la fuerza y la inocencia' del pintor ecuatoriano Olmedo Quimbita, este miércoles en Quito (Ecuador). EFE/ Santiago Fernández

Con más de 35 años de carrera, Quimbita ha expuesto su peculiar arte en países como Egipto, Jordania, Austria, España, México, Francia, Israel, Brasil, Costa Rica y Puerto Rico, entre otros.

Uno de los más especiales para él fue Rusia. «En Moscú no era solo el pintor ecuatoriano, sino el pintor latinoamericano», explicó, matizando el simbolismo que le supuso ser el encargado temporal de «trasladar la paleta latinoamericana a Europa».

Puerto Rico acogió, en 2022, la más reciente de sus exposiciones internacionales, titulada ‘Transiciones en el tiempo’, en la que presentó su visión artística de un «largo viaje de emociones», que creó durante la pandemia de la covid-19.

Esta vez, en cambio, inaugura en su Ecuador natal, una experiencia que siente como «muy bonita» y «muy cómoda».

A pesar de su larga trayectoria, considera que le queda mucho por pintar. «Me despierto por la mañana, me nacen ideas y tengo que pintarlas. Los artistas no paran de crear hasta el final de sus días», explicó.

Pero todavía hay temas que no ha tenido tiempo de llevar al lienzo: «He tenido sueños que he querido pintar y como no pude hacer los bocetos, ya no pude retornar. Cuando se va el momento, ya es tarde».