La Paz, 14 mar (EFE).- La guerra comercial desatada por las políticas arancelarias del presidente de EE.UU., Donald Trump, puede abrir oportunidades a Bolivia, aunque el país andino debe mejorar pronto su competitividad para aprovecharlas antes de que se empiecen a sentir los efectos adversos de la disputa, según el análisis de expertos.
Trump se ha enfocado por ahora en las naciones con las que Estados Unidos mantiene sus mayores intercambios comerciales, sus vecinos inmediatos, Canadá y México, seguidos por China y la Unión Europea (UE).
Hasta la fecha, han entrado en vigor los aranceles a las importaciones de acero y aluminio, y los aplicados, con distinta intensidad y alcance, a productos procedentes de México, China y Canadá, y Trump amenazó recientemente con gravar el vino y otras bebidas alcohólicas procedentes de la UE.
Bolivia parece no estar aún en el radar de Trump, tal vez porque la relación bilateral ha estado en suspenso desde que en 2008 el entonces presidente Evo Morales (2006-2019) expulsó al entonces embajador estadounidense, Philip Goldberg, y a la Administración para el Control de Drogas de ese país (DEA, en inglés), acusándoles de una supuesta conspiración contra su Gobierno.
Con esto, Bolivia también quedó al margen del acuerdo de preferencias arancelarias ATPDEA, que premiaba los esfuerzos antinarcóticos de los países andinos con exportaciones libres de impuestos.
Como consecuencia del “distanciamiento diplomático” y la pérdida del ATPDEA, EE.UU. es actualmente el octavo socio comercial de Bolivia, pues es el decimotercer destino de las exportaciones bolivianas y el quinto proveedor del país andino, explicó a EFE el gerente general del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), Gary Rodríguez.
“Bolivia registró sucesivos superávits comerciales con Estados Unidos hasta el año 2016. De ahí en más, todo ha sido déficits para nuestro país, superando los 500 millones de dólares anuales en las últimas tres gestiones”, apuntó.
Tras alcanzar un pico de 2.011 millones de dólares en 2014, las ventas bolivianas a Estados Unidos “se derrumbaron paulatinamente hasta un mínimo de 224 millones en 2023”, indicó.
Algunas repercusiones
Para Rodríguez, los efectos de la guerra comercial en Bolivia dependerán de “cómo encuentre preparado al país un escenario internacional donde las retaliaciones” por parte de los afectados puedan impactar sobre la economía mundial y el comercio internacional.
Mencionó que una eventual caída de precios por un menor nivel de comercio o un menor crecimiento podrían impactar negativamente sobre las exportaciones bolivianas a las naciones afectadas, pero el país también podría aprovechar “ventanas de oportunidad que se abran” en Estados Unidos.
Esto será posible siempre que Bolivia tenga la capacidad de aprovechar el ‘spread’ o diferencial de precios del 25 % “que implique una sobreprotección del mercado estadounidense”, aunque habrá que competir con los países que tienen tratados de libre comercio con el país norteamericano, agregó.
El economista José Gabriel Espinoza dijo a EFE que en un corto plazo las oportunidades se abren, por ejemplo, para los países que puedan reemplazar las exportaciones estadounidenses hacia los destinos a los que impuso aranceles. Es el caso de granos como la soya boliviana, que podría hallar mercado en China.
No obstante, Espinoza consideró que la magnitud del beneficio depende de factores internos, como “la disponibilidad de combustibles”, la capacidad de mover la producción hasta el mercado de destino, y que haya “ciertos grados de estabilidad y paz social” en el país.
“Si estas condiciones no se dan, independientemente de que el entorno sea muy positivo, va a ser muy difícil que Bolivia aproveche esto”, señaló.
Según Espinoza, en un mediano y largo plazo, todo apunta a un “enfriamiento de la economía”, con una disminución del comercio que tendrá “impactos muy fuertes” en el crecimiento económico, menores niveles de consumo y el encarecimiento de algunos productos.
Y es que una guerra comercial “siempre es pagada por los consumidores finales”, agregó.
El también economista Fernando Romero dijo a EFE que Bolivia podría aprovechar lo positivo de la guerra comercial si su economía “estuviese mejor”.
A su juicio, el impacto será mayormente negativo porque se encarecerá el comercio exterior boliviano, algo que el país ya sufre por la falta de dólares persistente desde 2023.
Gina Baldivieso