San José, 14 jun (EFE).- Varios movimientos y organizaciones de la oposición nicaragüense en el exilio afirmaron este sábado que la expresidenta Violeta Barrios de Chamorro (1990-1997) será recordada como una figura trascendental en la historia de su país por dejar como legado la pacificación y reconciliación de una nación devastada por la guerra civil de la década de 1980.
Barrios de Chamorro, la primera jefa de Estado elegida democráticamente en América y la mujer que derrotó en las urnas a Daniel Ortega en 1990, falleció este sábado a los 95 años en San José, Costa Rica, a donde se había trasladado hace casi dos años para estar bajo el cuidado de su familia y especialistas, informaron sus hijos.
«Doña Violeta será recordada como una figura trascendental en la historia de Nicaragua. Asumió la presidencia en un momento crítico, logrando con su compromiso democrático y su visión poner fin a años de conflicto y polarización que habían desangrado a nuestra nación», argumentó la opositora Unión Democrática Renovadora (Unamos) en un mensaje.
«Su memoria y su invaluable contribución a la paz perdurarán por siempre en el corazón de nuestra nación», valoró Unamos, un movimiento integrado por disidentes desnacionalizados, entre otros opositores.
Por su lado, el dirigente opositor nicaragüense desnacionalizado Félix Maradiaga dijo en un mensaje que Chamorro es una «madre ejemplar y símbolo de la transición democrática que condujo a nuestro país de la guerra a la paz».
«Doña Violeta no solo gobernó con dignidad en tiempos difíciles, sino que también dedicó gran parte de su vida a la defensa de la libertad de expresión, entregando su esfuerzo y compromiso a La Prensa, bastión del periodismo independiente en Nicaragua», anotó Maradiaga, para quien la exmandataria sirvió con fe, humildad y firmeza a su país.
«Dirigió un país dividido sin recurrir al autoritarismo»
En tanto, las organizaciones que conforman la Plataforma de Unidad por la Democracia (Pude) lamentaron «con profundo dolor» el fallecimiento de la exmandataria, para quienes «su partida representa una pérdida irreparable para la democracia nicaragüense y continental, marcando el fin de una era donde Nicaragua conoció el verdadero significado de la libertad».
«Doña Violeta no solo fue la primera mujer presidenta electa por voto popular en América, sino que encarnó los más altos valores democráticos. Su gobierno demostró que era posible dirigir un país dividido sin recurrir al autoritarismo ni a la violencia, ofreciendo un modelo de liderazgo basado en la reconciliación», apuntó Pude.
Para ese grupo, «resulta profundamente doloroso que quien proclamó que ‘el alma y la razón de ser Nicaragua es la libertad’ haya tenido que morir en el exilio, víctima de la misma tiranía que ella ayudó a superar en 1990».
Para Pude, el fallecimiento de Chamorro «en el exilio debe servir como llamado urgente a la comunidad internacional sobre la necesidad impostergable de restaurar la democracia en Nicaragua».
Un «símbolo de la lucha»
La ONG Colectivo Nicaragua Nunca Más dijo en un mensaje que Barrios de Chamorro es un «símbolo de la lucha por la libertad, la democracia y el respeto a los derechos humanos».
«Su gran liderazgo lleno de empatía, humanidad y esperanza marcó un antes y un después en la historia de nuestro país, guiando a Nicaragua en un proceso de paz tras años de conflicto y división», destacó ese organismo.
Resaltó que desde su llegada a la presidencia, en 1990, «asumió el desafío de reconstruir una nación devastada por la guerra, apostando por la paz y el diálogo como pilares fundamentales de su Gobierno».
«Su compromiso con la reconciliación nacional permitió que los nicaragüenses encontraran un camino de la ‘noche oscura’ de la década de 1980, definida por el papa Juan Pablo II cuando llegó a Nicaragua, hacia la estabilidad, el desarrollo social y la convivencia democrática», añadió.