Javier Herrero.
Madrid, 7 mar (EFE).- Paul Thin, probablemente el más imprevisible de los exparticipantes de la última edición de ‘Operación Triunfo’, lanza este viernes su disco de debut, ‘Reboot’, que nace de un profundo examen personal y de relanzar una carrera ávida de “romper moldes y marcar a otros” tras la estela de Rosalía o Kendrick Lamar.
En declaraciones a EFE explica que, con ese título, alude “al paso de la infancia a la madurez, a encontrarte que los sueños de niño son ya una realidad”, y llega solo unos meses después de ‘Spawnpoint’ (2024), una mixtape que sirve de “prólogo” narrativo a este trabajo.
En él, Pablo Suárez (Armilla, 2002) se presenta como un robot en plena crisis de funcionamiento que requiere un reinicio, como una metáfora de esa “deshumanización” que a menudo hacemos del otro, sea un desconocido anónimo o un famoso, cuando olvidamos que son personas con emociones reales y propias.
“Lo que quería con este álbum es conseguir esa humanización, también para mí mismo”, explica el granadino, feliz de haberse abierto tanto en estas canciones, no solo para el público, sino para su fuero interno. “Así me di cuenta de que necesitaba terapia”, comenta entre risas.
En el volcado de memorias personales convertidas en canciones, recuerda por ejemplo en ‘Mi corazón’ cómo llegó a “resetear” hasta su sonrisa tras una época en la que sufrió acoso escolar.
“Tuve que cambiarme de instituto y entonces mi forma de mostrarme a los compañeros nuevos era distinta por miedo, inseguridades que se mantienen de por vida”, señala.
En ‘Vértigo’, el primer sencillo que anticipó del álbum, reconoce otro temor, el de perder su identidad a causa de la fama, mientras que en ‘Descanso’ habla de la ansiedad constante y de cómo eso te puede conducir al deseo de “agarrarte a la fe y dejar tu destino a algo superior a ti mismo”.
Concebida como una balada que se rompe al final con un “drum and bass”, “igual que una mente” sometida a presión, se trata de uno de los temas “más especiales” y una clara muestra de cómo Paul Thin, que ha participado activamente en la producción, ha jugado en las catorce canciones a probar los límites de diversos géneros.
Confiesa que han sido muchos los meses en los que sus escuchas musicales han sido no por afición sino como fuente de investigación, especialmente el hip hop experimental y de vanguardia desde mediados de los 2000 en EE.UU., pero también el rock garajero británico de Radiohead o los formatos conceptuales de Pink Floyd.
Igual que esos artistas lo dejaron marcado a él, afirma el granadino que también él aspira “a marcar a otros”, y cita como referente directo a Kendrick Lamar y su capacidad para crear narrativas personales con una carga de crítica social.
“Hace años no habría pensado que Kendrick Lamar habría sido el top 4 en el mundo por su densidad lírica y musical. Estamos llegando a ese punto en el que la gente se está abriendo gracias a artistas que no tuvieron miedo a romper moldes, como Rosalía, C. Tangana o Amaia en España, que convierten en mainstream en algo que antes no lo habría sido”, celebra.
Con un espectáculo “performativo” que irá creciendo, los próximos 13 y 14 de marzo iniciará en La Sala del Movistar Arena una gira que pasará por puntos como Zaragoza (28 de marzo, sala Oasis), Málaga (3 de abril, París 15), Barcelona (30 de abril y 1 de mayo, Apolo 1) o, ya en el cierre, Granada (23 de mayo, Industrial Copera).