Bogotá, 3 may (EFE).- Mario Vargas Llosa fue un intelectual comprometido que entendió a América Latina como pocos y aunque haya fallado en sus pronósticos electorales, el tiempo le ha dado la razón, afirma Pedro Cateriano, autor de la biografía política del fallecido nobel de literatura.
“Creo que vamos a extrañar la voz de Vargas Llosa. Creo que no solo en el Perú, porque tampoco ha dejado de ser un escritor comprometido con la difícil problemática de la política latinoamericana actual”, asegura Cateriano, abogado y escritor peruano, en una entrevista con EFE.
Cateriano (Lima, 1958), presentó en la Feria Internacional del Libro de Bogotá (FilBo) su obra ‘Vargas Llosa, su otra gran pasión’ (Planeta), en el que explora además “el compromiso cívico, ejemplar y valiente” del escritor fallecido el pasado 13 de abril, a los 89 años, y que fue también un referente del pensamiento liberal.
“La capacidad de observación que tuvo Vargas Llosa para apreciar los complejos casos políticos latinoamericanos fue acertada, como cuando estuvo en México en ese diálogo con Octavio Paz y dijo que el PRI (Partido Revolucionario Institucional) era la dictadura perfecta”, o cuando se opuso a “la dictadura” cubana y venezolana explica.
En ese sentido, Cateriano, que fue amigo del nobel durante 40 años, subraya como “uno de los grandes aportes desde el punto de vista de lo que él llamaba la defensa de la cultura y la libertad es su condena a la dictadura como forma de gobierno”.
“En América Latina tenemos partidos de derecha antidemocráticos, sin auténticas convicciones democráticas, que defienden a dictaduras de derecha, y tenemos partidos de izquierda antidemocráticos que defienden a dictaduras de izquierda, y yo creo que ha sido valiente, honesto, Vargas Llosa al condenar a la dictadura como forma de gobierno”, reitera.
Compromiso y acción

Por eso, Cateriano, que en 1990 fue elegido diputado por el Movimiento Libertad, partido fundado por Vargas Llosa, y en años recientes fue presidente del Consejo de Ministros en dos ocasiones, considera “que en ese sentido él tuvo una visión de un intelectual” y además “no solo ha sido un hombre de palabra, ha sido un hombre de acción”.
“Él tuvo, desde que fue influido por (Jean-Paul) Sartre, su pensamiento guía muy claro de que debía ser un escritor comprometido. Y ese compromiso cívico lo mantuvo con el país a lo largo de toda su vida y consecuencia de ello ha sido su participación en la política peruana” como candidato presidencial en 1990, cuando perdió con Alberto Fujimori.
Ese compromiso, agrega, no fue solo con su país sino “con el drama político latinoamericano” con el que siempre fue solidario, algo que, según dice, no ha observado “en otros intelectuales o escritores latinoamericanos”.
“La izquierda se burló de Vargas Llosa respecto de sus últimos pronósticos electorales” cuando criticó candidaturas de izquierda que luego fueron ganadoras en las urnas, como “López Obrador en México, el presidente Petro en Colombia, Lula en Brasil, Boric en Chile”, agrega.
Sin embargo, Cateriano considera que “el tiempo le ha dado la razón a Vargas Llosa” porque, “con la honrosa excepción de Boric, ¿qué han hecho todos estos presidentes en ejercicio a raíz del escandaloso fraude electoral de la dictadura de Maduro?”, se pregunta.
“Han sido muy tímidos, en algunos casos cómplices y han permitido la consolidación de esa dictadura con esa acción diplomática de encubrimiento de un escándalo electoral que está permitiendo, lamentablemente, que el pueblo venezolano siga oprimido”, afirma sobre las elecciones de julio pasado.
Debilitamiento de las democracias

En su libro, Cateriano incluye un capítulo titulado ‘Compromiso con el Perú’, donde apoyado en documentos del archivo del nobel, que reposan en la Universidad de Princeton (EE.UU.), relata los pronunciamientos de Vargas Llosa desde la década del 50 hasta las últimas elecciones.
“Él no se calló en una de las etapas más convulsas de nuestra historia republicana”, afirma el autor y explica que nunca como ahora el Perú había tenido “esta cantidad de presidentes en tan poco tiempo, esta altísima rotación de ministros que uno ya no sabe ni cómo se llaman”, lo que produce “una inestabilidad política tremenda y además una amenaza al orden democrático constitucional”.
Ese fenómeno se repite en otros países latinoamericanos donde además de la polarización ha habido “el debilitamiento de los sistemas democráticos, un irrespeto al orden constitucional, esas tentaciones autoritarias o totalitarias para reelegirse, para hacer las cosas al margen de la Constitución, para cambiar constituciones”.
“Si el cambio de constituciones fuese la solución mágica para los problemas económicos y sociales de América Latina, seríamos un continente ejemplar. Basta revisar la cantidad de constituciones que ha tenido América Latina para probar que esa falsedad lo que ha hecho es socavar el concepto del respeto que se debe tener a la Constitución”, concluye.
Jaime Ortega Carrascal