Madrid, 17 sep (EFE).- Una ciudad que no duerme, en la que la fiesta y el verano provocan el encuentro y el amor es el motor que inspira la colección para la próxima temporada estival de Pedro del Hierro que se rinde al color con los naranjas del atardecer.
Así lo han explicado a EFE este miércoles los diseñadores de la firma Nacho Aguayo -colección femenina- y Álex Miralles -masculina-, minutos antes del desfile, que se ha celebrado en la Galería de Cristal del Palacio de Cibeles.
Bajo el título de ‘La gran metrópoli’ los creadores han querido eludir el nombre de una ciudad concreta para así representar un destino que sea referente de una ciudad moderna, culturalmente activa, «que no duerme», donde los protagonistas, una pareja, recuperan el placer de estar juntos «de reencontrarse, seducirse y volverse a enamorar durante un verano muy divertido», indican.
Un imaginario muy cinematográfico, con vestidos vaporosos, toques ochenteros, y tops de pedrería. Aguayo recuerda que Pedro del Hierro es una firma vinculada a las ocasiones especiales y después de una etapa donde los colores eran más oscuros han derrochado toda la potencia de la paleta.
Una colección con la que refuerzan la conexión entre la moda y el arte contemporáneo al inspirarse en artistas como Mark Rothko y su intensidad cromática, Sho Shibuya y en la instalación solar de Olafur Eliasson en la Tate Modern.
«Creo que es la vez que más color hemos metido y más combinaciones hemos utilizando», señala Nacho Aguayo, que imagina a una mujer nocturna, sensual y segura de sí misma a la que propone vestidos largos y fluidos, en sedas y viscosas donde no faltan las transparencias; además de elegantes esmóquines reinterpretados.
Una colección que como es habitual comparte códigos en sus propuestas femeninas y masculinas, una razón por la que las prendas de hombre nacen coloridas con tonos fuego, naranjas, rojos, amarillos y un azul verdoso muy luminoso.
Una excelente combinación de pantalón azul pavo real con una camisa trasparente de seda en morado da muestra de ello.
«Mucha fantasía. El hombre ha dado un paso adelante y se atreve más», advierte Álex Miralles, que incorpora camisetas de tirantes, volúmenes y una sastrería deconstruída, a partir de tejidos técnicos «maravillosos» y guiños de ante que aportan un lujo relajado y versátil, aunque no faltan punto de lino en chalecos y chaquetas.
Una colección que viene a cerrar un ciclo de celebraciones por el cincuenta aniversario de la firma y los premios conseguidos.
«Estamos felices por lo que hemos vivido y haber sido tan celebrados, teníamos muchos ojos encima y una vez pasado nos enfrentamos con responsabilidad a este nuevo trabajo en el que hemos querido romper los moldes, manteniendo el glamur y la sofisticación que se identifica con la firma», añade Aguayo.
Para ello han apostado por piezas aptas para distintas edades, cuerpos y bellezas, centrados en abrir el abanico a todo tipo de siluetas y estilos.
Un desfile en el que los diseñadores han estado arropados por muchos rostros populares como Tamara Falcó, Tana Rivera, Boris Izaguirre, las actrices Irene Arcos y Nerea Barros, Nicole Kimpel, pareja de Antonio Banderas; o prescriptoras como María Pombo o Melissa Villarreal.