Magdalena Tsanis
Madrid, 2 oct (EFE).- Le ha costado sacarse de encima el éxito de ‘La uruguaya’ y que le confundieran con su protagonista, pero, casi una década después, el escritor argentino Pedro Mairal (Buenos Aires, 1970) regresa a la novela con ‘Los nuevos’ (Destino), un conmovedor retrato a tres voces de la adolescencia y la desconexión con el mundo adulto.
«No me gusta repetirme, me gusta que cada libro sea un experimento nuevo y aprendo a escribir con cada libro», ha dicho a EFE el escritor, que presenta estos días la novela en España, en una gira que le llevará a Madrid, Barcelona, A Coruña, Mallorca y Bilbao.
Desde hace cinco años Mairal vive en Montevideo, aunque cada dos meses viaja a Buenos Aires y asegura que le duele lo que está pasando en su país, donde la gente está sometida a «estas pésimas administraciones» y recalca que se refiere «a este Gobierno y al anterior también».
«Y a pesar de ello, está la cultura argentina como un músculo que no para nunca. La gente está escribiendo, haciendo obras de teatro, haciendo cine a pesar de todo, están pintando. La cultura argentina es una fuerza que no se detiene a pesar del maltrato, el desdén y el abandono por parte de los gobiernos», comenta.
La adolescencia, cuando la brújula enloquece
Con ‘La uruguaya’, todo un fenómeno editorial por el boca oreja, Mairal se ganó a crítica y público. «Era una novela muy íntima, caló en un tema muy personal de la pareja, de lo indecible, lo que no se puede hablar, el dinero, la infidelidad, el miedo a los hijos, ese tipo de cosas», recuerda.
Pero constantemente le confundían con el personaje, Lucas Pereyra, un tipo «no demasiado simpático» y hasta que no se estrenó la película basada en el libro, en 2022, no se liberó del todo. «Fue como que se hizo espacio, algo así», asegura.
‘Los nuevos’ son los recién llegados al mundo, por oposición a «los viejos» y comienza con una voz en primera persona, «en carne viva», de un chico llamado Thiago, que está pasando por el duelo de la muerte reciente de su madre y lo llevan de vacaciones; empieza a escribir en un cuaderno, pero hay algo que no quiere contar.
Fue el primer personaje que apareció en la imaginación de Mairal. Después lo hicieron su amigo Bruno, que estudia en Wisconsin porque su madre quiere que sea empresario, pero a él le gusta la música; y en tercer lugar, Pilar, que vive con su abuela y siente que constantemente está siendo desplazada.
La adolescencia le interesaba al autor porque es un periodo con «mucha carga narrativa» y en el que «la brújula se enloquece».
«Sales al mundo y tu vida se puede disparar para cualquier lado, depende de tu deseo, de a quién te cruzas; depende de los mandatos familiares, de si los esquivas o los seguís; depende de si te entregas a la curiosidad o al prejuicio», reflexiona.
Aunque la trama se sitúa en 2023, el autor de ‘Una noche con Sabrina Love’ -su primera novela-, se ha inspirado más en sus propias vivencias como adolescente que en lo que ha observado en sus hijos, de 24 y 12 años en la actualidad, por lo que le han salido unos personajes «un poco anacrónicos».
«Yo estuve muy perdido antes de descubrir mi vocación literaria, no me calzaba ningún modelo de adultos que veía alrededor, en una familia de profesionales, no existía la figura del artista en mi casa», afirma.
La desconexión con los adultos
En la novela, Mairal explora la desconexión con los adultos, los fallos de comunicación: «Creemos que estamos hablando cara a cara con los hijos o con nuestros padres y en realidad estamos a 30 años de distancia».
En su experiencia, mejorar esa comunicación pasa por dar a entender a los hijos adolescentes «que no les estás juzgando, que no te vas a sentir traicionado, que entiendes que están buscando algo y estás para ayudarles, pero no para hacer las cosas por ellos ni para ahorrarles el dolor».
«A los hijos no les puedes ahorrar el dolor porque es lo que les hace fuertes», afirma. Y a los personajes, tampoco, porque si no no hay historia, agrega, aunque reconoce que le ha costado hacerles sufrir porque se encariñó con ellos.
Mairal vuelve a crear en ‘Los nuevos’ un mundo con una textura real que hace que el lector se sumerja por completo en la lectura. «Lo que hago es una especie de Frankenstein, un texto que suene posible pero que nunca es fiable», señala, «es un truco y para hacerlo tienes que cometer cantidad de traiciones y falsificaciones de la experiencia real».