Pendientes del cielo

El pelotón del Tour de Francia durante la segunda etapa. EFE/EPA/MARTIN DIVISEK

Boulogne-sur-Mer (Francia), 6 jul (EFE).- Solo el clima puede impedir una llegada masiva y un segundo ‘sprint’ en el Tour de Francia, pero la tercera etapa tiene también ingredientes para dejar rastro en la clasificación general si la lluvia y el viento se inmiscuyen en las condiciones de carrera.

Los 178,3 kilómetros entre Valenciennes y Dunkerque presentan un perfil que invita a pensar en una nueva batalla entre los llegadores, que la subida al Mont Casel, la única dificultad montañosa del día, de cuarta categoría situada a 31 kilómetros para meta, no está en disposición de desmentir.

Pero la cercanía del mar, la dirección hacia el oeste y una jornada tormentosa, con lluvias a lo largo del recorrido y un viento del noroeste previsto, ofrecen terreno para introducir nervios en el seno del pelotón, sobre todo en los 35 últimos kilómetros, muy expuestos a las ráfagas.

Quien dice nervios dice tensión y la posibilidad de que el pelotón pueda romperse en mil pedazos, lo que puede tener consecuencias en el resultado de la etapa y, por qué no, en la general.

El director de la carrera, Christian Prudhomme, lo tiene claro, bien será «una feria de abanicos» bien «una llegada masiva» que se juzgaría en un terreno totalmente plano, cinco kilómetros casi sin curvas que prometen poner las bicicletas a su máxima velocidad.

Una hipótesis que buscarán los equipos de los ‘sprinters’, que tras haber visto como los abanicos ya perturbaban su primera batalla en Lille, tratarán de amarrar una de las pocas que les ofrece el libro de ruta.

Si dejan escapar esa oportunidad, enfundarán sus espadas hasta la octava jornada, con final en Laval, para volver a medir sus fuerzas.

– Etapa 3: Valenciennes – Dunkerque, 178,3 km

.Salida: 13.33 horas (11.33 GMT)

.Llegada prevista: 17.28 (15.28 GMT)

.Montaña

Mont Cassel (4a), a 30,9 de meta.