Peregrinar a Santiago, terapia para sanar el trauma de veteranos de guerra estadounidenses

Veteranos de las fuerzas armadas de EEUU posan en Santiago de Compostela  el miércoles 08 de octubre tras completar el Camino de Santiago tras partir desde Astorga. Soldados y veteranos estadounidenses peregrinan cada año a Santiago de Compostela para combatir el estrés postraumático, una experiencia terapéutica que combina ejercicio físico, naturaleza, sentimiento de comunidad y espiritualidad para dejar atrás los fantasmas de la guerra. EFE/Lavandeira jr

Paula Fernández

Santiago de Compostela, 9 oct (EFE).- Soldados y veteranos estadounidenses peregrinan cada año a Santiago de Compostela para combatir el estrés postraumático, una experiencia terapéutica que combina ejercicio físico, naturaleza, experiencias compartidas y espiritualidad para dejar atrás los fantasmas de la guerra.

«Vine aquí con sufrimiento y me voy restaurada». Así resume la experiencia Elaine, ex enfermera de vuelo en la Fuerza Aérea y una de los cinco estadounidenses que han caminado este año de la mano de Warriors on the Way (Guerreros en el Camino), una asociación que ayuda a veteranos de guerra a combatir el estrés postraumático a través de la peregrinación y la psicoterapia.

Este trastorno mental se desarrolla tras experimentar o ver algún evento traumático, como un desastre natural, un accidente o la guerra, y es común entre militares.

Es el caso de Elaine, que tras 25 años de servicio, necesitaba «limpiar su mente, su corazón y su alma» y decidió unirse a los ‘guerreros’ que han recorrido a pie en 10 días los más de 250 kilómetros entre Astorga (León) y Santiago.

«Andamos juntos en grupo, pero a la vez era nuestro camino individual», ha contado a EFE en la plaza del Obradoiro, minutos después de alcanzar la meta tras un viaje «duro» pero que «mereció la pena», incluidas las ampollas en los pies.

«Fue tan poderoso el kilómetro y medio hasta la catedral. Empecé a llorar, me emocioné».

Guiados por un paracaidista

El grupo ha peregrinado guiado por el antiguo paracaidista y ahora sacerdote Steve Rindahl, que realizó el Camino en 2016 y decidió ayudar a otros veteranos a recorrer el mismo proceso de sanación.

Para ello fundó Warriors on the Way, una asociación que cada año sufraga, a través de donaciones, el viaje de un puñado de peregrinos estadounidenses hacia la tumba del apóstol y la reparación.

El éxito del programa -el padre Steve asegura que reduce los síntomas del estrés postraumático en un 70 %- no se basa en los milagros y va más allá de la fe.

Salir al exterior en un entorno tranquilo, hacer ejercicio, estar con otras personas con una experiencia similar o las prácticas espirituales positivas son métodos efectivos para reducir el estrés postraumático, «y la belleza de la peregrinación en el Camino de Santiago es que se juntan todos al mismo tiempo».

Además de la espiritualidad, la asociación trabaja la salud mental a través de la terapia comportamental con una psicóloga clínica.

«Nos gusta decir que somos dos caras de una misma moneda de sanación. Así que lo que más necesite cada peregrino, los dos estamos disponibles», señala Rindahl, que asegura que casi todos necesitan «un poco de ambos».

Pesadillas y cargas emocionales

En las ocho expediciones realizadas hasta ahora han participado unos 90 veteranos, y el religioso recuerda algunos casos especialmente exitosos, como exsoldados que consiguieron dormir del tirón por primera vez tras años atormentados por pesadillas.

Un antiguo médico de los Marines logró quitarse un peso de encima tras dejar unas piedras al pie de la Cruz de Ferro representando a los compañeros que no pudo salvar: «La carga emocional era tan fuerte que andaba doblado, y cuando dejó las piedras empezó a andar derecho», afirma el sacerdote.

En el programa también participan militares en activo como Brian Minietta, que tiene más de 22 años de servicio a sus espaldas, incluidos cuatro años de combate.

«Ha sido muy significativo y gratificante, pero también he visto muchas cosas difíciles y he acompañado a gente en momentos difíciles», relata este estadounidense, que necesitaba un momento para «pensar en las experiencias pasadas y luego dejarlas ir y tratar de encontrar la sanación».

Ese momento lo encontró entre Astorga y Santiago, y ahora se siente «más ligero» y «muy conectado» a cuatro veteranos a los que hace dos semanas no conocía.

«Todo el mundo ha ido haciendo su camino y después tenemos que andar este camino juntos y ser vulnerables y abrirnos para encontrar la sanación. Ha sido una experiencia notable», dice Brian, que tiene claro lo que le va a contar a sus compañeros a la vuelta: «Lo recomiendo».