Personas sordas muestran las barreras que tienen sin la lengua de signos

Madrid.- Imagen de archivo de 2007 en el Senado, donde los representantes de los sordos de todo el país aplauden, con el lenguaje de signos, tras aprobarse el proyecto de ley que reconocía por igual todas las lenguas de signos españolas y que regula los medios de apoyo a la comunicación oral de las personas sordas, sordociegas y de las que tienen discapacidad auditiva. EFE/Fernando Alvarado

Madrid, 14 jun (EFE).- Una cita médica donde nadie te informa, una emergencia sin instrucciones accesibles o un aula donde tu opinión no cuenta, son situaciones reales que ilustran cómo la falta de accesibilidad lingüística, cuando no se tiene acceso a la lengua de signos, afecta a las personas sordas en todos los ámbitos de la vida.

En el Día Nacional de las Lenguas de Signos Españolas, que se celebra este sábado, edificios y monumentos de varias ciudades españolas iluminarán de azul sus fachadas, color que identifica a la comunidad sorda y en apoyo a las lenguas de signos que hay en España, española y catalana.

Con el lema «Las lenguas de signos nos hacen más fuertes», la Confederación Estatal de Personas Sordas (CNSE) denuncia que las lenguas de signos siguen marginadas pese a su reconocimiento legal y recuerda que su enseñanza y uso no es una concesión, sino de un derecho fundamental que debe cumplirse.

«Estás en una reunión de trabajo y no entiendes ni una sola palabra. ¿Te imaginas?», «Hay una emergencia y no te cuentan qué está pasando. ¿Te imaginas?», «Acudes a una cita médica. Te llaman por megafonía, pero no puedes oírlo. ¿Te imaginas?»… «Eso nos pasa a las personas sordas sin la lengua de signos», cuenta el vídeo de la campaña lanzada por la confederación, que muestra las múltiples barreras que enfrentan las personas sordas.

Desde aulas educativas hasta hospitales, pasando por entornos familiares o el transporte público, las imágenes conforman un retrato colectivo de aislamiento, incomunicación y discriminación que muchas personas sordas viven y que, para el conjunto de la sociedad, sigue siendo invisible.

«Para las personas sordas, la lengua de signos es nuestra forma de ser y de estar en el mundo. Nos hacen más fuertes, más iguales, más libres, y no vamos a detenernos hasta que se garantice su uso en cada rincón de la vida pública», recoge el manifiesto.

Por ello, la confederación de personas sordas reclama a las administraciones públicas un compromiso firme y duradero con políticas inclusivas que garanticen el uso y la presencia de la lengua de signos allí donde haya una persona sorda.

«Tenemos derechos, pero no siempre se cumplen. Tenemos soluciones, pero no siempre se aplican. Tenemos talento, pero no siempre se escucha», señala la comunidad sorda.

Sin lengua de signos, no hay igualdad

Para el presidente de la confederación, Roberto Suárez, hablar de inclusión sin asegurar el uso de la lengua de signos es pura retórica. «Necesitamos hechos, no intenciones. La lengua de signos es nuestra forma de estar en el mundo, y su invisibilización nos margina como ciudadanía».

Suárez ha reclamado la adopción de medidas concretas que acaben con la discriminación y la opresión lingüística, cultural e institucional que todavía hoy, sufre la población sorda.

Entre ellas, la contratación de profesionales cualificados en lengua de signos en todos los servicios públicos; la incorporación de esta lengua en el sistema educativo desde las primeras etapas de escolarización, o su presencia en la sanidad, en los medios de comunicación y en los espacios culturales y de ocio.

«En una sociedad plural y conectada, cada lengua cuenta, y la lengua de signos también» , ha argumentado. EFE

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