Pesquisas y aventuras de una experta para aflorar cuadros de Raimundo de Madrazo

Amaya Alzaga, comisaria de la exposición de Raimundo de Madrazo, que puede verse hasta mediados de enero en la Fundación Mapfre, en un recorrido con EFE por la muestra, relata las pesquisas y aventuras que la han llevado a localizar algunos de los cuadros más importantes. Provocativos anuncios ('Se busca'), visitas a casas y palacios han servido a la comisaria y profesora de Historia del Arte de la UNED Amaya Alzaga para aflorar cuadros de Raimundo de Madrazo cuyo paradero se desconocía, y con los que ha completado la investigación para su primera gran retrospectiva. EFE/Daniel González

Cristina Lladó

Amaya Alzaga, comisaria de la exposición de Raimundo de Madrazo, que puede verse hasta mediados de enero en la Fundación Mapfre, en un recorrido con EFE por la muestra, relata las pesquisas y aventuras que la han llevado a localizar algunos de los cuadros más importantes. Provocativos anuncios ('Se busca'), visitas a casas y palacios han servido a la comisaria y profesora de Historia del Arte de la UNED Amaya Alzaga para aflorar cuadros de Raimundo de Madrazo cuyo paradero se desconocía, y con los que ha completado la investigación para su primera gran retrospectiva. EFE/Daniel González

Madrid, 1 oct (EFE).- Provocativos anuncios con un ‘Se busca’, visitas a casas y palacios han servido a la comisaria y profesora de Historia del Arte de la UNED Amaya Alzaga para aflorar cuadros de Raimundo de Madrazo cuyo paradero se desconocía, y con los que ha completado la investigación para su primera gran retrospectiva.

Amaya Alzaga, comisaria de la exposición de Raimundo de Madrazo, que puede verse hasta mediados de enero en la Fundación Mapfre, en un recorrido con EFE por la muestra, relata las pesquisas y aventuras que la han llevado a localizar algunos de los cuadros más importantes. Provocativos anuncios ('Se busca'), visitas a casas y palacios han servido a la comisaria y profesora de Historia del Arte de la UNED Amaya Alzaga para aflorar cuadros de Raimundo de Madrazo cuyo paradero se desconocía, y con los que ha completado la investigación para su primera gran retrospectiva. EFE/Daniel González

En un recorrido con EFE por la exposición, que puede verse hasta mediados de enero en la Fundación Mapfre, Alzaga relata las pesquisas y aventuras que la han llevado a localizar algunos de los cuadros más importantes.

Hace unos cuatro años, la comisaria publicó en redes sociales y revistas académicas el retrato de una señora del siglo XIX pintada por Raimundo de Madrazo, sobre cuyo vestido rosa colocó una banda que le cruzaba el pecho con la frase: “Se busca”.

Raimundo de Madrazo, hijo y nieto de pintores, vendió la mayor parte de su producción -calculada en más de 400 cuadros- a particulares y fue uno de los más exitosos retratistas de la nobleza y la alta burguesía de finales de siglo, tanto en Europa como en Estados Unidos.

“Raimundo pintaba a nuestros bisabuelos, así que pensamos que buena parte de su producción seguía en manos privadas, en colecciones y salones particulares. Y acertamos”, explica Alzaga a EFE.

Gracias a los anuncios han aflorado 10 cuadros autógrafos de los que se sabía su existencia pero se desconocía el paradero, cinco de los cuales forman parte de esta gran exposición retrospectiva sobre Raimundo de Madrazo. Otros están aflorando ahora, tras la inauguración.

El pintor rechazó seguir la estela de su padre y de su abuelo, conocidos por sus grandes cuadros históricos para instituciones, y se marchó a París para especializarse en pintura de género y retratos.

Él sabía que con esa decisión no lograría entrar en la Historia del Arte y, de hecho, los cuadros que se encuentran en instituciones y museos como el del Prado o el Museo d’Orsay, fueron donaciones a su muerte.

Los demás, en colecciones privadas tanto de las familias de los retratados, como en la Casa de Alba, o de algunas grandes colecciones españolas que los han recomprado, como la colección Botín o la de Carmen Thyssen.

Tras publicar los anuncios en busca de sus cuadros, la comisaria y su equipo recibieron “cientos de correos y mensajes”, muchos de los cuales resultaron ser “madrazos” pero no de Raimundo.

La comisaria, una experta apasionada del pintor, y su ayudante Gloria Martínez Leiva, han recorrido innumerables casas y palacios para localizar las obras y conseguir que se las prestaran generosamente para la exposición.

Así, recuerda cómo le llamó una mujer desde Francia, que tras ver el anuncio de “Se busca” la espetó: “tengo un Madrazo y te lo presto; es el retrato de un señor con gola”. Y eso no era bueno, porque las golas se usaban en el siglo XVI y no en el XIX, ríe Alzaga.

Pero resultó ser “un cuadro importantísimo”; el retrato de Benoit Constant Coquelin, la primera figura de la Comedia Francesa caracterizado para su papel en una comedia de Émile Augier, luciendo un sombrero de fieltro y una espléndida gola.

“Es uno de los pocos cuadros que Raimundo presenta en la Exposición Universal de 1878 y se alza con la Medalla de Honor, la primera que se concede a un español”, dice.

Otro “feliz hallazgo” fue el cuadro ‘La Boda’, un estudio preparatorio para “uno de los encargos fallidos” del pintor, quien no aguantaba la presión de los grandes encargos que le hubieran permitido pasar a la historia.

Uno de los hombres más ricos del mundo, Cornelius Vandervilt, le pide para una “gran boda un cuadro muy grande, muy complejo y con muchos personajes, pero no lo hemos encontrado, ni hay rastro de él”, dice.

Un periodista de la época que visita a Raimundo en su estudio cuenta que no avanza en la composición, que hay algún boceto y sólo ha conseguido pintar a su modelo, Aline Masso, vestida de novia dándole un beso a Cocó, hijo de Raimundo y entonces de solo 9 años.

El cuadro se ha localizado en una colección particular. “Los dueños sabían que era un cuadro bellísimo de Raimundo, pero no eran conscientes de su importancia, de que fuera el único trozo de un gran un cuadro inacabado para el hombre más rico del mundo”, dice.

Entre los cuadros reencontrados, también destaca el ‘Retrato de niña con vestido rosa’ que se conservaba en el Museo de la Colección de Juan Pablo II, de Varsovia.

“Sabíamos de su existencia por las noticias de la época. Es un retrato muy peculiar y que no responde a su canon de pintura”, pero una conservadora del museo vio uno de los anuncios y llamó.

“Y menos mal, porque es uno de esos sitios a los que yo no hubiera llegado; no se me ocurre llamar al museo de Juan Pablo II para preguntar si tenían algo de Madrazo”, exclama divertida.

La exposición, que reúne un centenar de cuadros, pretende recuperar toda la carrera y devenir artístico de quien nace en la saga más importante de artistas españoles del XIX. “Merecía una exposición retrospectiva, un catálogo y una investigación científica”, concluye Alzaga satisfecha.