M. Rosa Lorca
Zaragoza, 27 sep (EFE).- La presidenta electa de la Organización Mundial de Médicos de Familia (Wonca), Pilar Astier, subraya la importancia del papel del médico de familia como «factor protector de la salud», pero reconoce la necesidad de hacerla una profesión atractiva y que las organizaciones internacionales no pierdan de vista el papel que juega la Atención Primaria en la salud global.
La médica aragonesa, la primera española en alcanzar este cargo, subraya en una entrevista con EFE que este nombramiento es “un motivo de orgullo colectivo” y un reconocimiento al esfuerzo de la Medicina de Familia en España y resalta la dimensión simbólica de su elección al tratarse de la sexta mujer que presidirá Wonka en sus 53 años de vida, la quinta de manera consecutiva, lo que «también refleja un liderazgo transformador en una profesión muy feminizada”.
La candidatura de Astier contó con el respaldo de instituciones como la Organización Médica Colegial, la Consejería de Sanidad de Aragón, el Ministerio de Sanidad o la Confederación de Asociaciones de Medicina de Familia de Iberoamérica (CIMF), un apoyo que recibió “con mucha gratitud” porque supone reconocer “la labor humilde y continuada de las médicas y médicos de familia en Atención Primaria”.
En su propuesta, la aragonesa planteaba reforzar la Atención Primaria mediante equipos multidisciplinares, fortalecer el liderazgo de los médicos de familia y situar la Medicina Familiar en el centro de las políticas globales de salud, aspectos que cree que prevalecieron frente a los de otras candidaturas como las de Sri Lanka o Turquía.
Astier sostiene que España puede servir de modelo a otros países por la forma en que ha estructurado la Atención Primaria. “Tenemos -explica- una red territorializada que garantiza que ningún punto del territorio se quede sin centro de salud, con equipos que incluyen médicos de familia, enfermeras, trabajadores sociales, matronas o fisioterapeutas”, un modelo que, a su juicio, es exportable y puede inspirar a países con sistemas sanitarios menos desarrollados.
Uno de los puntos fuertes de su proyecto ha sido su carácter inclusivo y realista, con propuestas que integran la Atención Primaria con la Salud Pública y con la propia comunidad, incorporando modelos como la prescripción social o la promoción de la salud planetaria.
Su experiencia acumulada también cree que ha jugado un papel relevante: ha trabajado en entornos rurales y urbanos, en gestión y en cooperación internacional dentro de Wonca desde 2016. Además, durante los últimos dos años ha sido enlace con la Organización Mundial de la Salud, lo que le permitió defender la relevancia de la Medicina de Familia en los programas de cobertura sanitaria universal.
«Desiertos médicos»

Astier no oculta las dificultades que afronta el sector, como la falta de profesionales en zonas rurales, los “desiertos médicos” o la ausencia de incentivos para retener talento. Sin embargo, confía en que el reconocimiento global de la especialidad y el desarrollo de currículos comunes de competencias puedan servir de impulso. También aboga por “aprender de modelos exitosos” y trasladar la experiencia española a otros contextos.
Una de sus prioridades es que la Medicina de Familia se integre en la formación universitaria en todos los países. Considera que dar a conocer esta especialidad desde los primeros cursos de Medicina aumenta el interés de los futuros médicos y mejora la elección en la residencia.
Cita investigaciones recientes que demuestran que mantener durante más de quince años una relación estable con un médico de familia “mejora la supervivencia en un 30 %, reduce hospitalizaciones y disminuye el uso de urgencias”. Para ella, vincular estas evidencias a las políticas públicas es clave para orientar la financiación hacia la Atención Primaria.
En materia de seguridad del paciente, otro de los ejes de su trayectoria, reclama implantar sistemas de notificación y análisis también en los centros de salud, ya que “la mayoría están centrados en hospitales”.
Insiste en la importancia de la identificación correcta de pacientes, el uso seguro de la medicación o el fomento del autocuidado seguro, como medidas para “crear una cultura organizacional en la que hacer las cosas bien a la primera sea lo que importe”.
El vínculo de Wonca con la OMS, al que Astier ha contribuido de forma directa, ha permitido que la voz de la Medicina de Familia esté presente en foros internacionales como la Declaración de Astaná o en los debates sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Gracias a esta colaboración, se han defendido la aportación de la Atención Primaria en crisis sanitarias, en salud mental juvenil o en salud planetaria.
Aunque su mandato no comenzará de manera efectiva hasta 2027, Astier ya trabaja junto a la actual presidenta, Viviana Martínez-Bianchi, en tareas de transición. En este periodo se propone consolidar alianzas con gobiernos y organismos internacionales, además de activar grupos de trabajo sobre salud digital, seguridad del paciente, salud de la mujer y juventud. “Mi meta es llegar a 2027 con una agenda clara y consensuada”, afirma.
Compatibilizar su labor internacional con la asistencia clínica en Zaragoza es, asegura, un elemento esencial de su liderazgo: “Seguir en contacto con mis pacientes me recuerda cada día por qué hacemos lo que hacemos”.
También destaca la docencia como vía para inspirar a nuevas generaciones y la investigación como herramienta para generar evidencias que respalden las decisiones políticas. En este sentido, advierte de que la sostenibilidad del sistema depende de hacer la Medicina de Familia atractiva para los jóvenes, con formación avanzada, posibilidades de conciliación y condiciones laborales dignas.
Subraya la importancia de invertir en recursos tecnológicos y en infraestructuras que permitan ejercer la profesión en entornos rurales, desde una buena conexión a internet hasta proyectos innovadores como los centros de salud móviles que ya se aplican en países como Dinamarca.
