Pogacar enseña las garras y Vingegaard, las costuras

El ciclista esloveno Tadej Pogacar, del UAE Team Emirates XRG, con el maillot amarillo durante la quinta etapa del Tour, una crono de 33 kilómetros en Caen, FranciaEFE/EPA/CHRISTOPHE PETIT TESSON

Caen (Francia), 9 jul (EFE).- La contrarreloj de Caen, 33 kilómetros llanos, una autopista para dejar escapar toda la energía que había en los organismos, puso a cada uno en su lugar y reforzó la condición de favorito de Tadej Pogacar al tiempo que diluyó algo las expectativas de Jonas Vingegaard.

Sin haber comenzado la alta montaña, el esloveno avanza hacia su cuarta victoria en la ronda gala, demostrando que es el más fuerte. Solo se dejó 16 segundos en la lucha contra el crono con el belga Remco Evenepoel, tercero de la pasada edición, un auténtico especialista de la disciplina, campeón del mundo y olímpico.

Pogacar dio un golpe de efecto plantando cara al belga, pero sobre todo fue el derrumbe, inesperado, de Vingegaard lo que sorprendió en la meta de Caen porque resta un poco de suspense a la lucha por la general.

El esloveno, que se ha mostrado muy ofensivo en las primeras etapas con finales escarpados, lo que le había colocado a las puertas del maillot amarillo, acabó por enfundárselo y ahora tiene una renta de 42 segundos sobre Evenepoel, de 59 sobre el francés Kevin Vauquelin, la revelación del año, y 1.13 con Vingegaard.

El propio campeón del mundo en línea reconoció que su principal rival ahora puede ser que se le haga demasiado largo el Tour. «Si lo tenemos que mantener hasta París, puede costarnos mucho trabajo», aseguró el ciclista del UAE, que un día después de sumar su centésima victoria profesional se quedó a solo 16 segundos de la 101.

Su resultado en la crono reforzó su condición de favorito, porque solo fue derrotado por el campeón del mundo y olímpico de la lucha contra el crono y porque se lidera todas las clasificaciones, la general, la de la regularidad y la de la montaña.

La decepción de Vingegaard

Vingegaard fue el gran damnificado del día, poniendo fin a una primera mala semana. El danés, el más ligero de los tres principales favoritos, vio cómo el viento le afectaba más que a los otros dos y acabó dejándose más de un minuto que puede pasarle factura.

El ciclista danés tardó en reaccionar y reconoció que le faltaron fuerzas, aunque no dio por terminado el Tour.

«Ha sido un mal día, no tenía piernas. No hay nada más que decir (…) Afortunadamente, el Tour es largo, todavía creo en mi y en nuestro plan, creo que podemos ganar el Tour. La diferencia puede parecer mucha, pero estos últimos años el Tour se ha ganado por más de eso», dijo.

Más duros se mostraron sus directores. «Sospecho que a Jonas simplemente le faltó fuerza. El viento no es una excusa porque eso es algo que afecta a todos. No esperábamos esto en absoluto, pero sucedió, y tenemos que seguir adelante. Mañana volveremos a luchar», aseguró el técnico Grische Niermann.

Como se esperaba, la crono posicionó a Evenepoel en la lucha en la general, tras haber perdido casi un minuto en un abanico durante la segunda etapa.

El belga mostró un rostro agridulce, porque su victoria de etapa, la segunda que conquista en el Tour, también contra el crono, no le permitió marcar más diferencias con Pogacar en el terreno donde más fácil puede dominar al esloveno.

Fue un triunfo simbólico, que le coloca en buena disposición para volver a subir al cajón final de París.

«Tengo que reconocer que los equipos de Pogacar y Vingegaard son más fuertes que el nuestro. Ahora el objetivo es llegar al podio. Quizá algún día venga a ganar el Tour, pero ahora es demasiado pronto», señaló el corredor de 25 años.

Evenepoel ha enderezado con su buena actuación parte de los errores colectivos de un equipo, el Saudal, que sin embargo presenta un buen balance, puesto que con la de este miércoles atesora ya dos victorias de etapa.

El equipo belga no solo persigue un buena general con Evenepoel. Buena parte de sus ocho componentes están en el Tour para ayudar a que Tim Merlier consiga victorias al esprint, como la que ya se apuntó en Dunkerque.

«Estoy seguro de que ganará dos o tres más, pero yo quiero acabar en el podio», dijo Evenepoel, que tendrá menos apoyo que sus principales rivales.

Por delante, el campeón del mundo y olímpico tiene otra contrarreloj, 10,9 kilómetros en Pirineos, todos ellos de ascenso hasta el aeródromo de Peyragudes, donde sus condiciones marcan menos la diferencia.

Luis Miguel Pascual