Mont-Dore (Francia), 14 jul (EFE).- A un lado del ring, un ciclista omnipotente, que no da el más mínimo signo de debilidad y avanza hacia su cuarto Tour de Francia. Al otro, un equipo bien formado que apuesta por el desgaste constante para poder debilitar al máximo favorito.
El Macizo Central fue el campo de batalla de una guerra de trincheras que no deja espacio para la tregua. Los siete puertos de segunda categoría de la décima etapa del Tour no sirvieron para abrir más hueco entre el esloveno Tadej Pogacar y el danés Jonas Vingegaard, pero marcaron un nuevo capítulo en las escaramuzas entre ellos.
La conclusión: Pogacar no da signos de desgaste mientras el Visma de Vingegaard sigue con sus asaltos permanentes para que el Tour se le haga largo.
La otra enseñanza del día fue que con la retirada de Joao Almeida, el UAE de Pogacar es más débil que el Visma. En el tramo final, cuando más falta le hacen los hombres al jefe de filas, el esloveno apenas pudo contar con escuderos. El ecuatoriano Jhonatan Narvaez aguantó hasta el penúltimo puerto, al igual que el británico Adam Yates y el español Marc Soler, pero ninguno de ellos estaba en el puerto definitivo.
En cambio, Vingegaard contaba con una armada a su lado que le permitieron marcar el ritmo de carrera que deseaba. Sepp Kuus y Matteo Jorgenson aguantaron casi hasta el final, Victor Campenaerts formó parte de la escapada y ayudó en el tramo final, sin contar con que Simon Yates ganó la etapa.
La sensación de poderío, sin embargo, se diluyó porque Pogacar no flaqueó. El esloveno respondió a los ataques de Jorgenson, el segundo hombre del Visma, pero no se cebó con ellos. Controló la carrera y asestó un golpe definitivo en el ascenso al Puy de Sancy, el último de la jornada, al que solo resistió Vingegaard.
Todos ganan
Lectura doble de un final de etapa con ataques entre los favoritos. Pogacar demostró una vez más que tiene más fuerzas que Vingegaard, pero el danés no se ha descolgado del esloveno en ninguno de los puertos ascendidos hasta ahora, cortos y explosivos, más adecuados a las características del defensor del título.
«Sigo detrás de Pogacar, en algún momento tendré que empezar a recuperar tiempo. Pero ni hoy ni ningún día ha logrado soltarme, he estado a su lado, algo que no fui capaz de hacer en la Dauphiné. Eso muestra que estoy a un mejor nivel», analizó el ciclista del Visma.
Por delante queda la alta montaña, Pirineos, el Mont Ventoux y los Alpes, etapas más largas, puertos más duros, altitudes más importantes donde la resistencia prima sobre la explosividad.
Para entonces, el Visma espera que el líder del UAE esté más erosionado y que su jefe de filas pueda demostrar su fuerza.
La referencia es la etapa del Granon de 2022, cuando el equipo entero se lanzó a una táctica de acoso contra Pogacar que acabó por derribar al esloveno, que perseguía entonces su tercer Tour consecutivo.
Vingegaard ganó aquél y el siguiente, que Pogacar corrió físicamente mermado por una lesión de muñeca que le impidió entrenar con normalidad. El esloveno recuperó la hegemonía el año pasado y ahora aparece como el gran favorito, intocable para los demás.
Tendrá que demostrarlo con un equipo más mermado, por la baja de Almeida, que se cayó camino del Muro de Bretaña y se retiró dos días más tarde en camino a Châteauroux.
Narvaez aparece ahora como una pieza clave del UAE, el hombre llamado a respaldar al esloveno en los días de alta montaña. El campeón de Ecuador llegaba como un actor secundario y ahora tendrá un papel preponderante en la guardia personal de Pogacar.
Los próximos días serán claves para ir viendo los resultados del combate entre ambos. Tras la jornada de descanso y una etapa de transición en Toulouse, el Tour entrará en la alta montaña con tres jornadas pirenaicas, una de ellos cronoescalada en Peyragudes.
Será un buen momento para calibrar las fuerzas y ver si el desgaste empieza a hacer mella en Pogacar. El danés tiene una desventaja de 1.17, esencialmente cedida en la contrarreloj de Caen, que para todos los observadores es el único mal día que ha tenido en la carrera.
El Tour cobra altura y la batalla entre los titanes irá ganando en intensidad.
Luis Miguel Pascual