Carlos Caselles Calle

Lisboa, 14 jul (EFE).- La última ola de calor trajo un exceso de 284 muertes y un récord histórico de 46,6 °C en Portugal, que, según los expertos, no está preparado para afrontar las altas temperaturas, debido a la ausencia de aire acondicionado en los edificios y la falta de espacios verdes.
Entre los pasados 28 de junio y el 3 de julio, cuando se produjo el último episodio de calor extremo en la península ibérica y otras partes del sur de Europa, la Dirección General de Salud (DGS) lusa contabilizó 284 fallecimientos más de lo normal, de acuerdo con datos preliminares que se corresponden con los excesos de mortalidad registrados en olas de calor previas.
No está claro si esos decesos, de los que más del 70 % fueron de mayores de 85 años, estuvieron provocados directamente por las altas temperaturas, que alcanzaron la máxima más alta jamás medida en el país en un mes de junio, 46,6 °C, en la localidad de Mora, en la región del Alentejo, fronteriza con Extremadura (España).
La experta del Instituto Nacional de Salud (INSA) Ana Paula Rodrigues reconoció en declaraciones a EFE que uno de los factores que pueden contribuir al exceso de fallecimientos es la pobreza energética, que tiene una especial incidencia en las personas mayores, aunque, recuerda, los principales condicionantes de riesgo son la edad y las enfermedades crónicas.
Un estudio de la Comisión Europea de 2023 indica que el 20 % de los portugueses sufre de pobreza energética, lo que equivale a más de 2 millones de personas y supone el porcentaje más elevado de toda la Unión Europea.
«Está claro que quien tiene pocos ingresos no puede protegerse del calor extremo como quien puede mantener su casa a una temperatura adecuada», apuntó la médico especializada en Salud Pública.
Es el caso de Maria, vecina del barrio lisboeta de Benfica. Su pensión solo alcanza para un pequeño ventilador en el piso que comparte con su marido desde hace cinco décadas.
Preguntada por cómo sobrellevó la última ola de calor, respondió de carrerilla: «Bebo mucha agua, dejo la casa a oscuras y ventilada, y procuro no hacer muchos movimientos», dijo a EFE.
Maria adoptó estas medidas para soportar ese y otro episodio que hicieron de junio el tercer mes más cálido en Portugal desde 1931.
Para el experto en cambio climático Acácio Pires, de la organización ecologista ZERO, la reacción de ciudadanos como Maria al calor extremo pone de relieve la necesidad de que la sociedad se adapte al calentamiento global.
En el caso de Portugal, la situación se agrava por la falta de soluciones estructurales, como la plantación de árboles en los centros urbanos para aliviar el efecto isla de calor, la reducción de las emisiones y la creación de incentivos fiscales y financieros para mejorar la eficiencia energética de los edificios.
Pires criticó, en una conversación con EFE, que el Gobierno del primer ministro de centroderecha Luís Montenegro no tenga entre sus prioridades la emergencia climática e ignore los planes nacionales que ya existían.
«Su responsabilidad es máxima», recalcó el científico, quien al mismo tiempo afeó que los ayuntamientos apenas hayan creado refugios climáticos en las ciudades.
El experto ve fundamental climatizar el envejecido parque inmobiliario portugués.
En esto último coincide con el presidente de la Asociación Nacional de Fabricantes de Ventanas Eficientes (ANFAJE), João Gomes, que considera «indispensable» que se tomen medidas, más allá de que algunas administraciones municipales den ayudas directas para la climatización.
«Tenemos viviendas de 200, 300 años de antigüedad que están igual que cuando fueron construidas», lamentó Gomes, quien defiende incentivos fiscales a la mejora energética de los inmuebles ya construidos, bonificar en el IRPF a quienes acondicionen su vivienda y reducir el IVA de los sistemas de aire acondicionado.
El 1 de julio, en plena ola de calor, el Gobierno aumentó del 6 al 23 % el IVA en esos aparatos de refrigeración, lo que para el diputado del partido ecologista LIVRE Jorge Pinto refleja la falta de ideas del Ejecutivo en materia climática.
«El Gobierno –indicó a EFE el político– no sólo no da respuesta a episodios de calor extremo, sino que tampoco habla de adaptación al cambio climático».