Madrid, 17 jun (EFE).- La Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (ANECPLA) ha presentado un decálogo para prevenir picaduras de garrapatas cuya proliferación, favorecida por las altas temperaturas, se extiende a zonas urbanas y ha disparado el riesgo de contraer enfermedades como la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo o la enfermedad de Lyme.
Aunque se las relaciona tradicionalmente con los ambientes rurales, las garrapatas han colonizado parques, jardines y zonas verdes de ciudades, lo que requiere «un cambio en la percepción del riesgo por parte de la ciudadanía» ,pues «ya no basta con extremar precauciones en el campo, ahora es necesario hacerlo también en la ciudad, en la playa o incluso en la piscina», ha advertido el director general de ANECPLA, Jorge Galván.
Entre las recomendaciones del decálogo figura el uso de ropa clara y de manga larga donde se pueda apreciar la presencia de las garrapatas, llevar gorra, meter los pantalones por debajo de los calcetines o revisar la posible presencia de estos parásitos en personas y mascotas varias veces durante las salidas, con especial atención a sus zonas más propensas de actuación en el cuerpo, donde el flujo sanguíneo suele ser mayor, como las axilas, la parte posterior de las orejas o la cabeza en general.
Otras indicaciones son las de caminar por el centro de los senderos lejos de zonas con hierba alta, evitar tocar el ganado, utilizar un repelente adecuado y, en el caso de las mascotas, asegurarse de que llevan un tratamiento antiparasitario.
Entre las patologías más preocupantes que pueden transmitir, Galván destaca la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo y la enfermedad de Lyme: la primera está asociada con las garrapatas del género ‘Hyalomma’ y, la segunda, con las del género ‘Ixodes’, que además también pueden transmitir el virus de la encefalitis y otros de relevancia clínica y veterinaria.
Desde la organización insisten en la necesidad de que las administraciones públicas refuercen el control de esta plaga y cuenten con profesionales de la sanidad ambiental ya que «son estos profesionales quienes poseen los conocimientos específicos necesarios para emplear unos u otros métodos de control en función del ciclo biológico en el que se encuentre la plaga, las condiciones ambientales o el nivel de infestación», concluye Galván.