Santiago de Chile, 9 jul (EFE).- Por primera vez en sus tres décadas de historia, la Base Escudero, principal estación científica de Chile en la Antártida, mantiene este invierno sus instalaciones abiertas, una decisión con la que el país austral busca contribuir anualmente a la investigación y fortalecer su presencia en el continente blanco.
“Es un paso importante en el desarrollo de la ciencia chilena en Antártica”, asegura a EFE Andrés López, Subdirector del Instituto Antártico Chileno (INACH), organismo dueño de la estación -hasta ahora solo estival- que se ha convertido en la primera instalación del país dedicada a la investigación en mantenerse activa permanentemente, condición que hasta el momento solo tenían tres estaciones de la Armada.
«Forma parte del objetivo nacional de consolidar una posición de liderazgo e influencia a nivel internacional», explica la investigadora del Programa de Estudios Antárticos de la Universidad de Chile, María Jesús Maibe, quien considera que «la mayor relevancia que ha ido adquiriendo la Antártica en términos geopolíticos globales durante los últimos años ha llevado sin duda a Chile a incrementar acciones concretas al respecto».
Como principal puerta de entrada al continente blanco, el compromiso e interés antártico siempre ha sido una prioridad para el país austral, que actualmente cuenta con trece bases y refugios, siendo junto a Argentina y Rusia el que más instalaciones acumula de las más de setenta que hay en el territorio polar, aunque otros, como Estados Unidos, también destacan por la magnitud de sus infraestructuras.
«Todo es nuevo, todo es aprendizaje»

Con alrededor de cinco horas de luz por jornada, temperaturas que oscilan entre los -10°C y -30°C grados centígrados, fuertes ráfagas de viento y la incertidumbre de cuántas semanas quedan hasta el próximo relevo de personal, los dos miembros del INACH, dos investigadores y diez funcionarios de la Armada que viven en Escudero atraviesan estos días el ecuador de la temporada de invierno, que empezó en abril pasado.
«Sabemos que es un sacrificio, pero también somos conscientes del privilegio», dice a EFE desde la Antártida la jefa de la base, Viviana Pérez, que siempre tuvo claro que si se inauguraba una campaña de invierno, quería participar: «Sabía la importancia histórica de lo que venía».
«Como es la primera temporada, para nosotros es todo nuevo, todo es aprendizaje», cuenta Pérez, que se ha dedicado, junto al resto de compañeros, sobre todo al monitoreo y mantenimiento de las instalaciones para «facilitar» el inicio de la próxima expedición de verano, cuando la base aloja a más de sesenta personas y alcanza su máxima actividad.
Ciencia y cooperación
«La investigación durante el invierno en Antártica es bastante compleja de realizar, ya que no están los medios marítimos o aéreos para llegar, entonces la única manera es manteniéndose allá», explica López sobre la oportunidad científica que representa tener una base desde donde tomar datos ininterrumpidamente.
El estudio relativo al cambio climático va a ser uno de los ámbitos más beneficiados por esta oportunidad y es, precisamente, al que se dedican los dos investigadores de la Universidad de Santiago que residen actualmente en la base.
Durante este primer invierno Escudero solo ha acogido su investigación, pero se prevé que en las siguientes temporadas haya más solicitudes ya que «se ha abierto el espectro de proyectos que podrían venir porque hay posibilidad de hacer investigaciones diferentes a las de verano», señala Pérez.
Las puertas de Escudero estarán abiertas a toda la comunidad internacional, siguiendo el espíritu de cooperación que prevalece en Antártida, especialmente en condiciones extremas como las invernales, cuando en el continente, subraya Pérez, «se vive una cordialidad y una fraternidad ajenas a cualquier conflicto que pueda haber en el mundo».
«Subir un escalón» en Antártida
La Antártida se rige desde 1959 por el Tratado Antártico, firmado inicialmente por doce países, entre ellos Chile, que establece que la región no tiene propietarios y que estará dedicada a la paz y la ciencia.
Chile, que ha reclamado históricamente partes de su territorio, ha reforzado durante los últimos años su política antártica, enfocada a “perfeccionar la institucionalidad y a fortalecer la presencia en el territorio y la conciencia e identidad antártica nacional”, detalla Maibe.
A parte de cambiar a anual el carácter de Base Escudero, que también está previsto renovar en los próximos años, el país está priorizando el desarrollo de infraestructuras como el muelle en Bahía Fildes, en la costa antártica.
Este enero, además, Chile inauguró oficialmente un nuevo rompehielos, que por primera viajará al continente blanco en agosto, otra medida que, según López, “va muy de la mano con la decisión de quedarnos ahí en invierno” y que contribuye, como la permanencia de Escudero, a “esta política de Estado de subir un escalón en lo referente a la Antártida”.
Paula Padilla Argelich