Bogotá, 19 jun (EFE).- Han pasado ocho años desde que Margarita Moreno viajó al Himalaya y vio por primera vez el Everest y el Ama Dablam. «Cuando vi estos gigantes me enamoré y decidí continuar de forma profesional», le cuenta a la Agencia EFE la montañista, que acaba de convertirse en la primera colombiana en subir las llamadas siete cumbres.
Moreno alcanzó la cima de la montaña más alta de la Tierra el sábado 24 de mayo y, solo 28 horas después, ascendió al Lhotse «ya que estaba en frente». Así, completó un reto que solo han logrado unas 750 personas en todo el mundo y que consiste en ascender al pico más alto de cada continente.
«Para mí significó que los sueños sí se cumplen si uno realmente cree en ellos; que los límites están solo en la mente. No importa qué tan grande sea el reto o la dificultad por la que estemos pasando, todo tiene solución y siempre hay formas de llegar», afirma.
La deportista bogotana, de 39 años, recuerda que comenzó este desafío en 2018, cuando escaló el Kilimanjaro junto a su padre.
«Fue muy bonito porque lo hicimos juntos. Lo más reconocido del Kilimanjaro es que hace parte de las siete cumbres. Para mí fue natural simplemente tomar la decisión de continuar por ese camino», explica.
Moreno llegó al Himalaya tras haber ascendido el Kilimanjaro (África) en 2018; el Elbrus (Europa), en 2019; el Aconcagua (Suramérica) en 2019; el monte Vinson (Antártida) en 2022 y el Denali (Norteamérica) y la Pirámide de Carstensz (Oceanía) en 2024.
‘La zona de la muerte’

A pesar del éxito, Moreno asegura que la expedición al Everest llevó su capacidad de resistencia al límite: «Tuve dos momentos difíciles en los que pensé que no iba a poder, pero respirando profundo, tomando agua y descansando recuperé energía».
Moreno explica que al descender del monte tuvo bronquitis y sufrió problemas de concentración debido al tiempo que pasó en la denominada ‘zona de la muerte’, un área situada a 7.500 metros de altitud sobre el nivel del mar, donde «la presión atmosférica y la falta de oxígeno empiezan a afectar al cuerpo».
La montañista asegura que, en los días posteriores, la recuperación pasó por «dormir mucho», comer e hidratarse.
El proyecto ‘Vértex’
Moreno ascendió al Everest después de tres años de entrenamiento y otros retos deportivos como maratones o expediciones polares.
«Cada montaña ha sido un reto independiente. En cada una he aprendido cosas que me han marcado y me han llenado de conocimiento para aplicar a la siguiente montaña, pero el Everest es la más difícil de todas», explica.
La deportista comenta que ahora recopila todos sus retos en la web ‘Margarita Moreno Vertex’: «Muchas de las carreras que había corrido o los sitios que había escalado se me estaban empezando a olvidar. Decidí poner todo dentro de un proyecto que tuviera un significado más grande que la meta que tenía en frente, y recordarme a mí misma qué he hecho y qué voy a hacer».
Estudiar la montaña
Moreno explica que todos los retos deportivos le han servido como entrenamiento para lograr el desafío de las siete cumbres, pero también tuvo que seguir un programa progresivo que incluía correr, hacer pesas o subir escaleras «incrementando el peso gradualmente» para evitar una lesión.
«Para el monte Vinson, para el Denali y para el Everest la preparación fue muchísimo más rigurosa. Estas montañas requerían que cargara todo mi equipo yo misma: unos 25 kilos en la espalda y 25 kilos en el trineo», detalla.
Sin embargo, afirma que la preparación no solo fue física, sino también mental: «Leo mucho, veo documentales, hablo con personas que saben sobre el tema, estudio la montaña y el clima (…) Y a nivel interior simplemente me lleno con el conocimiento de que yo puedo. Me rodeo de personas que también creen en mí y me llenan de energía para poder sacar esto adelante».
Por Carlota Mendoza