Salamanca, 25 abr (EFE).- Algunas zonas de la España despoblada reúnen las condiciones para convertirse en emplazamiento de los nuevos centros de datos en expansión, como ya ha ocurrido en Aragón, un desembarco que supone un reto para la gestión de la energía y el agua.
Este ha sido uno de los temas de los que se ha debatido en el XII Congreso Ibérico de Gestión y Planificación del Agua, que se celebra en Salamanca.
“Aragón se ha convertido en destino de los centros de datos porque hay territorio, en primer lugar. Hablamos de zonas despobladas, zonas que no son de las más ricas, que necesitan inversiones y eso lo saben sus promotores”, ha explicado a EFE el doctor ingeniero y profesor titular de ingeniería hidráulica y sistemas de riego de la Universidad de Zaragoza, Ricador Aliod, ponente en la cita que organiza la Fundación Nueva Cultura del Agua.
Unas condiciones que cumplen otros lugares de la España despoblada y que, de hecho, los están convirtiendo ya en destino de macroproyectos de todo tipo, desde las primeras macrogranjas hasta el actual auge de las plantas de biogás, en los que también se cuestiona su impacto en los recursos naturales y el territorio.
Cuando se le pregunta a Aliod por si esos centros de datos, que ahora mismo están en pleno crecimiento por los pronósticos sobre la inteligencia artificial, podrían ver una oportunidad en otros sitios de la España vacía, como Castilla y León, su respuesta es afirmativa.
“Sí, también podría suceder. Donde tengan territorio y alguna posibilidad de generar energía y agua barata, vamos a decirlo así, pues lo pueden hacer perfectamente”, ha indicado.
Estos centros, cuya necesidad no deja de crecer por el almacenamiento de datos en la nube y el avance de la IA, representan un reto en cuanto a la gestión de la energía y del agua, algo en lo que por el momento no hay la transparencia suficiente, según los expertos.
Sólo existen estimaciones sobre el agua que usan
Este asunto ha sido una de las claves de debate en el congreso, donde el relator de Naciones Unidas para el derecho humano al agua potable y al saneamiento, Pedro Arrojo, ha denunciado la falta de transparencia de las empresas.
“Estoy alarmado por la emergencia de los centros de datos: hay una opacidad inaceptable sobre lo que suponen en materia de agua y energía. Una situación impuesta por las grandes corporaciones y aceptada por la mayoría de los gobiernos”, ha dicho.
Arrojo ha lamentado que solo existan estimaciones de uso de agua de los centros de datos y, en este contexto, le preocupa cuál será la prioridad cuando se produzca una situación de sequía, pues los acuerdos firmados por las corporaciones privadas con los respectivos gobiernos “no son públicos”.
Irlanda como advertencia
El relator ha usado el caso de Irlanda como ejemplo: el país abrió las puertas a los centros de datos, subvencionándolos, y para el año que viene espera que la demanda de electricidad de estas instalaciones llegue al 30 por ciento, un porcentaje superior al consumo doméstico del país, algo que ha hecho que ahora les hayan puesto coto.
Aliod ha insistido, por su parte, en que la demanda de estos centros no nace de la inteligencia artificial sino que es previa, a todo el uso de datos en aumento exponencial en los últimos años: “Cada vez tenemos más de nuestra vida en la nube y a veces ni lo sabemos”.
“Con este nuevo boom previsible de la IA necesitan nuevas localizaciones y, ante la negativa de Irlanda, busca otros lugares, pero cuando hay tanto consumo eso es un problema enorme”, ha señalado el experto, que también ha apelado a que como usuarios empleemos todos estos servicios de manera más racional y moderada.
Cristina García Casado