Puerta grande para el largo esfuerzo de Román con una exigente corrida de La Quinta

El diestro, Román, sale a hombros tras la corrida de la Feria de Fallas con toros de La Quinta para el mano a mano que ha compartido con Borja Jiménez. EFE/Ana Escobar

Paco Aguado

Valencia, 19 mar (EFE).- El diestro valenciano Román ha salido hoy a hombros al final de la última corrida de la feria de Fallas, en la que, por el aparatoso percance sufrido por Borja Jiménez, ha tenido que lidiar cinco toros de una exigente y encastada corrida de La Quinta y ante la mirada del rey Felipe VI, que ocupó una barrera tras su visita matinal a Torrent.

Anunciada como homenaje a las víctimas de la dana en la región de Valencia, la corrida se vivió entre fuertes emociones desde el mismo momento en que Borja Jiménez, al entrar a matar al segundo toro, fue prendido por el pecho y luego zarandeado de forma escalofriante, con la sensación de sufrir una, o dos, graves cornadas.

Milagrosamente, al ser examinado en la enfermería no presentó, en principio, más que fuertes contusiones y algún varetazo, por lo que el sevillano expresó su deseo, luego no concretado, de salir a matar sus dos últimos toros de este mano a mano con Román que, finalmente, tuvo que enfrentarse a cinco de los ejemplares del encastado y exigente encierro santacolomeño de La Quinta.

El primero de la tarde, en cambio, no lo fue tanto, sino que, no sin nobleza, se empleó poco en los engaños, de los que salía con la cabeza alta mientras Román, voluntarioso, le alargaba una faena en la que ya sufrió la añadida molestia del fuerte viento que iba a soplar durante toda la corrida.

Tuvo luego que matar también al segundo, una vez que Borja Jiménez fue llevado a la enfermería después de faenar sin gran ajuste y con poca convicción con el astado de más volumen del encierro y que, midiendo un tanto, tampoco terminó de romper con claridad hasta que prendió al sevillano en el primer encuentro con la espada.

Al tercero, ya como único matador en el ruedo, Román lo toreó con asiento y le ligó alguna tanda estimable con la derecha mientras el animal iba perdiendo celo al tiempo que la faena intensidad, sin llegar tampoco a rematarla bien con la espada, que fue su punto débil durante toda la corrida.

Esperando a Jiménez, se corrió turno y en cuarto lugar salió a la arena en último que sorteó el valenciano, un cárdeno vareado que desde el primer momento hasta su muerte se arrancó y embistió con mucha fuerza, obligándole a hacer, ahora sí, el mayor esfuerzo de la tarde.

Sin que el animal llegara a desbordarle, como amenazaba, Román se puso siempre con honestidad, aunque sin llegar a domeñar por completo tan secas y amenazantes arrancadas hasta en una última serie con la derecha que, tras una estocada desprendida, ameritó el primer trofeo que por fin paseó.

La otra oreja, la que la abrió la puerta grande, la iba a obtener del quinto, que fue, con diferencia, el toro de la corrida, por su alegre bravura y su mayor entrega en los engaños. Y lo demostró ya en un tercio de varas espectacular, con su matador poniéndole de largo para que acudiera con alegría a los dos puyazos que Puchano le recetó con maestría.

Con todo, el encastado y serio toro de La Quinta no resultó fácil, pues no consentía las dudas que, por momentos, tuvo el ya fatigado pero entregado Román, que aun así acertó en varias tandas a embarcar esas buenas y hondas embestidas, por mucho que no terminara de apurarlas lo suficiente antes de cerrar el trasteo con circulares invertidos.

De ahí el resultado final del duelo: una oreja para el valenciano y una aclamada vuelta al ruedo para ‘Famoso’, que contrastó mucho con el hermano de camada que salió en último lugar y que se rajó a las primeras de cambio camino de las tablas, en lo que, en realidad, fue un respiro para el matador que había tenido que hacer tan largo esfuerzo.

FICHA DEL FESTEJO

Felipe VI (i) aplaude al diestro, Román, que sale a hombros tras la corrida de la Feria de Fallas con toros de La Quinta para el mano a mano que ha compartido con Borja Jiménez. EFE/Ana Escobar

Seis toros de La Quinta, bien presentados aunque de dispares cuajo y hechuras, y de comportamiento encastado y exigente en su conjunto, salvo el rajado sexto, aunque con desigual entrega y nobleza ante los engaños. Destacó especialmente el juego del quinto, ‘Famoso’, número 35, que propició un vibrante tercio de varas y fue premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre.

Román, de corinto y oro: estocada muy trasera atravesada (ovación); estocada tendida atravesada, en el que mató por Jiménez (silencio tras aviso); estocada trasera contraria y dos descabellos (ovación tras aviso); estocada trasera desprendida (oreja tras aviso); estocada trasera (oreja); tres pinchazos, media estocada trasera atravesada, estocada desprendida y cuatro descabellos (silencio tras aviso).

Borja Jiménez, de burdeos y azabache: un pinchazo y cogido en el único toro al que se enfrentó. Sufre diversas contusiones costales y en el hombro izquierdo, así como un varetazo en la espalda.

Entre las cuadrillas, destacó Puchano picando al bravo quinto, antes de que Juan Sierra saludara en banderillas.

Asistió desde una barrera el rey Felipe VI, acompañado del diestro retirado Luis Francisco Esplá y del ganadero Antonio Bañuelos, presidente de la Real Unión de Criadores de Toros de Lidia.

Al finalizar el paseíllo se guardó un minuto de silencio, con toque de trompeta de El Soro, por las víctimas de la dana en la región valenciana el pasado mes de octubre.

Noveno y último festejo de la feria de Fallas, con casi lleno en los tendidos (unos 10.000 espectadores), en tarde fría y ventosa.

El diestro, Borja Jiménez, sufre una cogida de su primer astado, Farolillo, durante la corrida de la Feria de Fallas con toros de La Quinta para el mano a mano que comparte con Román. EFE/Ana Escobar