Puigdemont: «Si me quieren encerrado e inhabilitado, mi deber es hacer lo contrario»

El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont. EFE/ David Borrat

Barcelona, 8 ago (EFE).- El presidente de Junts, Carles Puigdemont, ha afirmado este viernes que pronto se cumplirán ocho años desde que está «en el exilio, mal que les pese a algunos», y ha añadido: «Si ellos me quieren encerrado e inhabilitado, mi deber es intentar hacer exactamente lo contrario».

Así lo ha expuesto el expresidente de la Generalitat en un mensaje en la red social X, justo en el día en que se cumple un año de su fugaz retorno a Cataluña.

El 8 de agosto de 2024, coincidiendo con el debate de investidura de Salvador Illa en el Parlament, Puigdemont regresó de incógnito, con una orden de detención contra él -pese a estar ya la ley de amnistía en vigor-, e irrumpió en un acto de bienvenida junto al Arco de Triunfo de Barcelona, pero tras un breve discurso volvió a huir, sin que los Mossos d’Esquadra lograran detenerlo.

En su mensaje en X, Puigdemont explica las razones que lo llevaron a ejecutar aquella operación y carga contra la «normalidad» que reivindica el Govern de Salvador Illa.

«Si la propaganda y los propagandistas no pierden ocasión para predicar el evangelio de la mentira más bonita de la ‘normalidad’, nuestro deber es desenmascararlos siempre que tengamos ocasión. Mantener la posición no siempre es cómodo ni agradable. Pero es una actitud fundamental que no deberíamos abandonar nunca, por más enfadados, decepcionados o desanimados que estemos», añade.

Puigdemont justifica su decisión de no intentar acceder ese día al Parlament para asistir al pleno de investidura de Illa, porque habría sido detenido en los accesos al edificio.

La «razón más importante» que lo llevó a volver a Cataluña es «democrática», ya que fue escogido diputado en el Parlament y «tenía el derecho y el deber de estar» en el debate de investidura.

«Por eso yo quería acceder a mi escaño, al margen de lo que después habría podido pasar. Vista la imposibilidad física de acercarme a las vallas del Parque de la Ciutadella sin ser detenido, era evidente que cualquier intento habría equivalido a una entrega voluntaria, cosa que no ha estado nunca en ninguna de mis previsiones ni intenciones», argumenta Puigdemont.

Y añade: «Si el Estado español creía que tenía el deber de impedir mi acceso al Parlament, yo tenía el deber de intentar evitar mi detención».

Además, alega que la ley de amnistía estaba «plenamente en vigor», por lo que «había que poner en evidencia una anomalía democrática grave, una avería en el sistema español que impide que podamos hablar de democracia plena».

«Hoy aún estaría en la cárcel»

También denuncia la «pasividad» que mostraba entonces el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a la hora de «denunciar lo que es literalmente una actitud golpista» del Tribunal Supremo.

Puigdemont era «consciente del enorme riesgo y de la elevada probabilidad» de acabar siendo detenido y enviado a Madrid para ser «encarcelado de manera incondicional».

«Hoy aún estaría en la cárcel, y probablemente a punto de ser juzgado y condenado, porque en España hay cosas y personas que están por encima de la ley y de su misma Constitución», agrega.