Madrid, 14 ago (EFE).- Cuando el monte arde, como lo está haciendo estos días en España, se activa toda una maquinaria humana y técnica en la que cada pieza cumple su función para conseguir la extinción, una labor ardua en la que colaboran profesionales que dependen de distintas administraciones, desde agentes medioambientales y bomberos forestales a militares especializados.
La coordinación y el mando de la extinción de los incendios forestales siempre es profesional y depende de las administraciones públicas, aunque los voluntarios pueden contribuir como apoyo logístico, básicamente en tareas de avituallamiento, como han explicado a EFE expertos en la lucha contra incendios este jueves.
Este mapa humano que hace frente a las llamas responde a veces a siglas o nombres para muchos ciudadanos desconocidos. Estos son algunos de los profesionales que combaten las llamas en el terreno:
Bomberos forestales

Son los primeros en llegar tras ser avisados o bien por el 112 o por la red de vigilantes de incendios de cada comunidad. Llegan en transporte aéreo o terrestre a la zona, donde combaten directamente al fuego.
En invierno hacen labores de desbroce de matorral para reducir lo que se puede convertir en ‘combustible’ para las llamas, y también de mantenimiento de caminos, para facilitar los accesos cuando el fuego se desata.
Integran cuadrillas y son contratados mediante empresas públicas o semipúblicas, como Tragsa, Seaga o Graf. Sus condiciones laborales varían según la comunidad autónoma en la que trabajen.
En el grupo de estos trabajadores también se encuadran los conductores y ‘mangueristas’ de las autobombas forestales, que acuden de forma más inmediata.
Los bomberos forestales dependen de las autonomías, las competentes en materia de montes y medioambiente, aunque hay algunas excepciones, como los que integran las BRIF (Brigadas de Refuerzo en Incendios Forestales), que dependen del Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco) y actúan como un refuerzo.
Las BRIF

Las BRIF son unidades helitransportadas, compuestas por personal especializado, y apoyan a los efectivos autonómicos en cualquier parte del país.
Estos trabajadores, contratados por Tragsa, acuden cuando la magnitud del fuego supera la capacidad de medios autonómicos y suelen activarse en incendios de nivel 2 de gravedad.
Hay diez unidades operativas, integradas por 600 efectivos, distribuidas por el territorio nacional durante la época de mayor riesgo.
Agentes medioambientales
Los conocidos como forestales son funcionarios públicos autonómicos, con rango de autoridad (policía administrativa y judicial), que realizan el primer reconocimiento de un incendio forestal y solicitan los medios necesarios para la extinción.
Se encargan de la coordinación con supervisión del centro provincial de mando, encabezado por los ingenieros de montes.
Una vez controlado el incendio, los agentes investigan su origen y elaboran informes técnicos y estadísticos sobre el mismo.
Se estima que puede haber entre 5.000 y 6.000 agentes forestales en todo el país. Es una aproximación en la que coinciden varios informes y estadísticas de emergencias forestales, ya que la cifra varía dependiendo de las convocatorias de plazas que van saliendo de cada comunidad.
Los militares de la UME
Sus efectivos están formados para luchar contra los incendios en una Escuela Militar de Emergencias.
Cuando el incendio excede la capacidad de extinción de los medios autonómicos se incorporan medios del Estado, que serían, además de las BRIF, esta unidad, cuyos miembros actúan cuando se declara el nivel 2 y las comunidades autónomas requieren su ayuda.
La dirección y coordinación pasa a ser, entonces, conjunta entre mandos de la comunidad, de la Administración Central y del Ejercito.
En estos momentos luchan contra el fuego en distintos puntos de la geografía nacional 1.200 militares. A ellos se suman otros 2.200 efectivos en tareas de apoyo logístico y de mando.
Voluntarios
Hay bomberos voluntarios municipales que actúan en el ámbito rural, pero su papel en la lucha contra incendios forestales es más restringido que en otros países, donde los voluntarios son parte importante del operativo.
Los voluntarios, como tal, no existen en los operativos de primera línea dedicados a la extinción de incendios, pero la población civil si puede colaborar en labores secundarias de apoyo.
Los dos fallecidos al ser rodeados por dos lenguas de fuego en pueblo de León fueron identificados en un primer momento como voluntarios, pero el gobierno autonómico precisó después que se trataba de dos personas que realizaban labores de desbroce por su cuenta.
Fuerzas de seguridad
Hay más de 5.000 agentes de Guardia Civil movilizados y más de 350 efectivos de Policía Nacional desplegados, en coordinación con medios del Ministerio para la Transición Ecológica y la UME.
Su misión no es la extinción de incendios. Los agentes de la Guardia Civil se encargan de controlar el orden público, vigilar los accesos al incendio para evitar que entren personas que no participan en el operativo y también investigar las causas y detener a posibles sospechosos.