Radiografía del resurgir de la vida de un bosque tras un incendio

Fotografía de archivo de la madera quemada en el incendio que arrasó hace dos años el Parque Natural de los Sabinares del Arlanza, al noroeste de España. EFE/Santi Otero

Madrid, 17 sep (EFE).- Desde insectos que se alimentan con madera quemada hasta pájaros que se nutren de insectos para dar paso al regreso temprano de los grandes animales que huyeron de las llamas. Así es la radiografía del resurgir de un bosque calcinado después de que en agosto hayan ardido en España más de 300.000 hectáreas.

«En un bosque quemado la vida sigue», asegura a EFE el ingeniero experto en ecosistemas terrestres Víctor Resco de Dios, catedrático de Ingeniería Forestal y Cambio Global en la Universidad de Lleida.

Las áreas de terreno quemadas brindan oportunidades a especies oportunistas; «el águila perdicera suele dejarse ver por zonas chamuscadas ya desde el día siguiente al incendio, y el cuarto día se queda incluso a dormir», añade el experto.

A los pocos días de un grave incendio muchos animales que han huido de las llamas regresan al hábitat abandonado, según diversos estudios. Las investigaciones sobre grandes carnívoros, por ejemplo el lobo, indican que esa especie en particular es muy abundante en zonas quemadas en alta intensidad; «ven mejor a sus presas», asegura Resco de Dios.

Otros grandes animales como los osos, aun reduciéndose el censo de ejemplares, por ejemplo en Cantabria o Asturias tras los recientes incendios, recuperarán la presencia de individuos en esas zonas en unos pocos años, según el experto.

Grandes incendios e impacto en la vida natural

Según datos recientes facilitados por la ministra para la Transición Ecológica (Miteco), Sara Aagesen, la ola de incendios devastadores de este mes de agosto en el occidente peninsular ha dejado 336.345 hectáreas quemadas.

De acuerdo a sus cifras, se han visto afectadas por esos incendios áreas críticas para la supervivencia de más de 350 especies en peligro de extinción, vulnerables o en régimen de protección especial en el listado de protección LESRPE. Entre otras, el urogallo, el oso pardo, el lince y la cigüeña negra.

«Las islas verdes» del terreno en un incendio

El ingeniero Resco de Dios ha explicado sobre los grandes incendios que devoran miles de hectáreas, que existen espacios naturales aislados que suelen escapar de las llamas. Son las llamadas «islas verdes», que serán «muy importantes» tras la extinción para la regeneración del bosque.

No todas las especies vegetales evolucionan igual tras el impacto del fuego; existen ciertas clases de matorral, por ejemplo el romero y la jara, que no resurgen tras el paso de un incendio pero gracias a los bancos de semillas en el suelo, acaban germinando de nuevo.

En el caso de los pinos, la mayoría no rebrota (salvo el pino canario), ni contiene bancos de semillas en el suelo. Sin embargo el pino carrasco, de la costa mediterránea es capaz de regenerarse a partir de un banco de semillas en las copas de los árboles que libera los piñones tras el calor del incendio; eso le aporta una capacidad regeneradora de la que no dispone el resto.

Las piñas guardan los piñones hasta que el calor del incendio hace que se abran y sean liberados -a las piñas cerradas guardando las semillas hasta el incendio se les llama banco de semillas en las copas.

Claves de la recuperación ambiental

Son varias las prioridades tras un incendio para la recuperación de las plantas. El requisito imprescindible al principio es fijar el suelo; «es fundamental preservar la esa capa más superficial del terreno arrasado donde se concentran los nutrientes, se acumulan en 5 centímetros aproximadamente».

«Si se pierde cuesta mucho recuperarla; se trata de un recurso que tarda miles de años en recuperarse, por eso es la prioridad ahora mismo es el suelo».

La fase de repoblar vendría más adelante aunque primero es fundamental darle una oportunidad a la regeneración natural, al menos con un horizonte de unos tres años; «tras un incendio no siempre habría que empezar repoblando», hay que esperar normalmente un tiempo.

«Si llueve mucho y sobre todo de forma pausada, con muchos días de precipitaciones, eso favorecerá la germinación de las plantas; por el contrario si el otoño es seco o con precipitaciones torrenciales en caso de que llueva, eso dificultará el proceso».

En zonas con riesgo de corrimiento de tierras donde ha desaparecido la vegetación, la repoblación vegetal debería ser urgente, precisa el ingeniero.

Ha explicado además que es fundamental tras un incendio determinar las hectáreas que deben priorizarse a la hora de emprender las primeras actuaciones sobre el terreno y qué obras licitar.

En un primer momento lo básico para cuidar el suelo son «las fajinadas», unas pequeñas terrazas con las propias ramas de los árboles quemados; para evitar la erosión también se recurre al «mulching» o recubrimientos con paja; en ocasiones harán falta además diques y obras más complejas, ha explicado. EFE

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 (Recursos de archivo en www.lafototeca.com. Cód 22228512 y otros)