Dakar, 14 sep. (EFE).- Con su turbante blanco aún cubriéndole la boca, el periodista maliense Ousmane Abdoulaye Touré interrumpe de golpe su discurso para retirar esa prenda. Es un gesto breve, pero revelador: cada palabra cuenta cuando uno ha aprendido a ejercer el periodismo en condiciones extremas.
Touré, director de la radio comunitaria Naata, en Gao (Malí), ha superado enormes obstáculos para trabajar en un Sahel marcado por la violencia y el progresivo cierre de los espacios cívicos.
«Nuestra emisora llega a lugares que no tienen siquiera un centro de salud cercano en varios kilómetros», recuerda a EFE Touré, protagonista del documental ‘Radios comunitarias: su combate por informar en el Sahel’, de la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF), que estos días se proyecta en la capital senegalesa, Dakar, ciudad a la que ha acudido el periodista para el estreno.
La emisora de Touré es uno de los pocos canales de información accesibles para miles de personas, en un país gobernado por una junta militar desde el golpe de Estado de 2020 y que continúa enfrentando una grave crisis institucional y de seguridad.
«(De la mano de organizaciones locales), organizamos debates, concienciamos a jóvenes sobre delincuencia, consumo de drogas y la incorporación a grupos armados. Abordamos cada tema paso a paso, hablando de peligrosidad, solidaridad, el papel de la comunidad y las medidas que el Estado debe tomar para dar empleo a los jóvenes», asegura el informador.
El reto de informar en el Sahel

Junto a Touré, el filme de RSF retrata el día a día de otras figuras emblemáticas de la radio comunitaria en el Sahel, convencidas de que este medio puede ser una herramienta de cohesión social, aunque no sin problemas, en una región sacudida en los últimos años por golpes de Estado y juntas militares.
La clasificación anual de libertad de prensa de RSF, que evalúa la situación en 180 países, constata que en la región del Sahel el deterioro de la seguridad compromete la viabilidad de los medios. En Malí (119º, -5 puestos) y Burkina Faso (105º, -19 puestos), emisoras han visto suspendidas sus actividades y sus trabajadores se han visto forzados a desplazarse internamente o al exilio.
«Las dificultades son enormes», subraya a EFE Fati Amadou Ali, responsable de La Voix de la Tapoa, en el suroeste de Níger, una pequeña radio con apenas cinco trabajadores.
«Desde 2019, en mi región, por ejemplo, ya no tenemos acceso a la circulación en moto. Lo que significa que ya no podemos desplazarnos para ir a ciertas zonas a recoger información», añade.
De igual modo, la periodista recuerda la situación financiera y política de un país gobernado desde julio de 2023 por una junta militar golpista. «Muchos socios que antes invertían se han marchado. Y tampoco es sencillo hacer programas interactivos como antes, porque no sabemos quién llamará, qué dirá, lo que saldrá de su boca. Es realmente arriesgado», destaca.
El pasado año, RSF -junto con más de 500 emisoras locales- lanzó un llamamiento conjunto para exigir medidas de protección al periodismo en la región. Porque sus problemas no son solo en materia de seguridad.
«Hay que reconocer que la tecnología avanza a gran velocidad y, a menudo, no logramos seguir esa evolución. Por eso, muchas veces, hay un desfase entre lo que hacemos y lo que las radios más adineradas, que tienen más recursos, logran hacer con el equipo de última generación que poseen», recuerda a EFE Adama Sougouri, director de La Voix du Paysan, en Ouahigouya (Burkina Faso), otro de los protagonistas del filme y cuyo país también se encuentra dirigido por una junta militar.
Para mostrar precisamente este quehacer diario, los propios protagonistas del documental filmaron escenas de su vida cotidiana. Posteriormente, RSF los reunió en Dakar por primera vez, en marzo de 2025, para recoger sus testimonios. El resultado es un retrato coral de periodistas que, pese a la precariedad, mantienen la convicción de que su trabajo es indispensable. Y, para ellos, un servicio social también con futuro.
«Una vez que todo se estabilice, que vuelva la seguridad, que el Estado funcione, que las crisis desaparezcan, quizá haya esperanza de que los socios regresen y que, en el futuro, tal vez tengamos también una gran radio como las demás», subraya la periodista Amadou Ali.
Eduardo S. Molano
