Irene Dalmases
Barcelona, 14 sep (EFE).- Considerado en España como el maestro de la novela histórica de suspense, Rafael Tarradas Bultó también pertenece a una estirpe, por parte paterna y materna, en la que la fábrica ha sido central. En su nuevo título, ‘La protegida’, lleva al lector hasta una colonia textil de la Cataluña industrial del siglo XIX.
En una entrevista con EFE, el barcelonés ha aseverado que este tipo de poblaciones, al lado del río Llobregat, eran un «microcosmos, donde sucedía todo», habitado por los trabajadores de las fábricas que allí se instalaron durante unas décadas y que funcionaban con energía hidráulica.
Publicada por Espasa, en la obra narra la confrontación entre dos mujeres fuertes, Sara, que ha empezado a trabajar como protegida en la colonia textil de la familia Bofarull, y Lourdes Bofarull, la fría e inteligente propietaria de la colonia, en un momento en el que ha sido asesinado un trabajador y empiezan los sabotajes.
Por otra parte, Sara no olvida la muerte de su padre, quien pereció durante una carga autorizada durante una revuelta obrera en la anterior fábrica textil de la familia.
Autor de novelas como ‘El heredero’, ‘El valle de los arcángeles’ o ‘El hijo del Reich’, ahora traslada la acción a una ficticia colonia textil sin olvidar que el 80 por ciento de los trabajadores eran mujeres, quienes manejaban los telares, mientras los hombres ocupaban solo los puestos de fuerza o la dirección.
«La mecha que prende la llama -descubre- es la historia de mi familia, tanto por la parte de los Tarradas, dedicados a la industria del textil, como de los Bultó, que fabricaban motocicletas».
Considera que la época de esplendor de estos lugares «ha quedado un poco en el olvido, cuando llegó a haber 77 colonias textiles». «Hoy hablo con mucha gente que no saben lo que son, aunque, en su momento, entre la segunda mitad del siglo XIX e inicios del siglo XX, tuvieron su peso», explica.
«Hoy nadie entendería que los trabajadores vivieran prácticamente en la fábrica y que se les dijera cuando debían irse a dormir y cuando les tocaba levantarse, pero eso fue una realidad, con su lado positivo y también otro negativo», argumenta.
Una venganza tambaleante
Como es marca de la casa, en ‘La protegida’ hay secretos, heridas que nunca se cierran y personajes que ante momentos trascendentales deben tomar difíciles decisiones.
En esta ocasión, la protagonista es una mujer que vive un suceso que genera «un acto de venganza y lo único que quiere es acceder a la colonia para destruir a la persona que la lidera, la dueña del lugar».
Sin embargo, allí acabará «descubriendo su vocación, el amor y un oficio que le gusta, lo que hará que sus ansias de venganza se tambaleen».
La obra le permite describir una época en la que una burguesía opulenta comandó la industria textil, con una Barcelona en crecimiento, pero también a unos obreros, en unas condiciones vitales muy diferentes, sin olvidar el Madrid de los palacios aristocráticos.
No obvia tampoco cómo los trabajadores eran conscientes del poder que emanaba de los industriales y cómo las mujeres tenían un mayor talento que los hombres para cuidar la maquinaria.
Documentándose tanto en archivos históricos como con testimonios familiares o de antiguos trabajadores que le han orientado sobre los olores o las sensaciones que tenían en una colonia textil, Rafael Tarradas Bultó cree que el tema «da para más».
Sostiene, en este sentido, que la industria textil empleó a miles de trabajadores en una época de esplendor hasta que «luego se fue abajo, provocando una nostalgia que a nivel novelesco es muy potente».