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Rally del oro sólo puede ser frenado por un IPC controlado, un dólar fuerte y tipos altos

Imagen de archivo de un lingote de oro. EFE/Franck Robichon

Madrid, 13 sep (EFE).- El ascenso imparable del precio del oro, cuya onza ya supera los 3.600 dólares, augurando el consenso de analistas los 4.000 dólares para final de año, sólo podría ser frenado por la conjunción de una serie de factores como una inflación controlada, un dólar fuerte y subidas de tipos de interés.

 El oro ha sido históricamente un activo cobertura frente a la inflación, ya que ayuda a preservar el poder adquisitivo cuando los precios suben, sin embargo su precio ha continuado aumentando a pesar de que en 2024, la inflación se moderó tanto en EE.UU. como en la eurozona, impulsado por otros factores como los recortes de tipos de interés y las crecientes tensiones geopolíticas.

La relación entre el oro y los tipos de interés es inversa. Cuando los tipos bajan, el oro tiende a subir, ya que se vuelve más atractivo al no haber activos de renta fija con rendimientos altos que lo compitan.

En 2024, tanto la Fed como el BCE recortaron los tipos para estimular sus economías, lo que debilitó al dólar y favoreció al oro.

El precio del oro ha alcanzado esta semana un nuevo máximo histórico y se ha llegado a situar por encima de los 3.670 dólares, apuntalado por la creciente debilidad del dólar y las expectativas de una Fed más moderada, con la previsión de que recorte los tipos en la reunión del próximo día 17, tras un dato de IPC que ha subido hasta el 2,9 %.

Además, los bancos centrales mantienen un apetito insaciable por el metal, acumulando reservas que presionan aún más alza el precio.

Un metal atractivo y peligroso que sube ya cerca del 40 % en lo que va de año

El metal dorado se ha convertido en una apuesta rentable en un mundo de incertidumbre, y en el año ya se aprecia cerca del 40 % aupado por la debilidad del dólar, una política monetaria cada vez más moderada y un entorno global marcado por la inestabilidad.

El oro que parece encaminarse hacia los 4.000 dólares a finales de año, según el consenso de analistas, registra una subida desde octubre de 2022 del 120 %, lo que ha hecho olvidar que puede ser un activo peligro, con caídas tendenciales de precio que pueden prolongarse durante dos décadas, tal y como sucedió en los años 1980 y 1990.

El precio del oro tuvo una fortísima subida entre 1971 y 1980, pasando de 35 a 835 dólares por onza, multiplicando por 24 su precio, en buena parte como consecuencia de la decisión de que el oro y el dólar flotaran libremente en el mercado y en parte por los períodos fuertemente inflacionistas de los años 70.

El oro empezó a bajar de precio y, aunque con los habituales altibajos de los mercados, mantuvo esa tendencia decreciente hasta abril de 2001.

En esos veintiún años de bajada tendencial de largo plazo el precio de la onza de oro llegó a caer hasta los 256 dólares, lo que representa una pérdida desde 1980 del 70 %, sin embargo, desde entonces, ha multiplicado su precio por 14.

En este sentido, el analista de mercados Manuel Pinto ha señalado que la cuestión ya no es si el oro alcanza los 4.000 dólares, algo que ya se da por descontado, sino cuando lo hará, y ha puntualizado, que de momento cotiza en su mejor año desde 1979.

Por su parte, el director de Inversiones en Nextep Finance, Víctor Alvargonzález, ha señalado que el oro es tan susceptible de generar una burbuja como cualquier otro activo.

El precio del oro, lejos de ser arbitrario

A la hora de invertir en oro es necesario  conocer que en momentos de prosperidad, los inversores suelen buscar activos que ofrezcan mayor rentabilidad, como acciones o bonos, lo que puede disminuir temporalmente la demanda de oro como inversión, impactando su precio.

Sin embargo, en momentos de crisis económica, conflictos geopolíticos o incertidumbre financiera, los inversores tienden a buscar seguridad, lo que incrementa su demanda y su precio.

Ejemplo de ello es que durante la pandemia de 2020, el precio del oro alcanzó niveles históricos debido a la incertidumbre global. Algo similar ocurre durante períodos de alta inflación, ya que el oro es percibido como una protección contra la pérdida de poder adquisitivo.

 Cuando los mercados bursátiles están en auge y ofrecen altos rendimientos, los inversores suelen vender oro para destinar ese capital a acciones, lo que puede generar una caída en su precio.

Asimismo, las tasas de interés juegan un papel clave, cuando los bancos centrales las suben, los bonos y otros instrumentos de renta fija se vuelven más atractivos, lo que reduce el interés por el oro.

Además, el oro se cotiza mayoritariamente en dólares estadounidenses, por lo que cualquier fluctuación en el valor de esta moneda tiene un impacto directo en su precio, de modo que cuando la moneda se fortalece, el precio tiende a bajar.

Las políticas de los bancos centrales también son determinante. Si un banco central decide aumentar sus reservas de oro, esto puede elevar la demanda y, consecuentemente, el precio.